Honduras: empapada en sangre también por la palma de aceite – 3 nuevas víctimas

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Honduras, que fue uno de los principales productores de granos básicos de Centroamérica, ha pasado a producir la mitad de sus necesidades. 2,8 millones de hondureños del área rural viven con un nivel de ingreso inferior a la línea de pobreza. Este grupo representa más del 75 por ciento de la población rural y más del 70 por ciento de los pobres de todo el país.
Cada año hay un déficit de más de 10 millones de quintales de maíz, y hay que importar 200 mil quintales de frijoles y 500 mil quintales de arroz. Esta pérdida de soberanía alimentaria para gran parte de la población se ha agravado por la implementación del monocultivo de la palma africana, cuyo destino es abastecer el desmedido consumo de los países industrializados del Norte.

En el municipio de Trujillo, en la zona del Bajo Aguán, algunos terratenientes lograron adueñarse ilegalmente de 5.724 hectáreas de tierras que estaban destinadas a la reforma agraria. Allí comenzaron a impulsar el proyecto de la palma africana para industrialización nacional y también para exportación (está dentro de los 10 principales rubros exportadores), destinada a abastecer el enorme consumo de los países industrializados del Norte.

Las familias campesinas del Bajo Aguán, para las cuales lo común es la lucha por una vida digna y por el acceso a la tierra, comenzaron a luchar para recuperar esos predios. Finalmente, el 14 de mayo de 2000, unas 600 familias campesinas recuperaron las 5.724 hectáreas. La reacción de los terratenientes no se hizo esperar y se desató una brutal represión contra los campesinos e integrantes del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA), en especial por parte de los guardias de seguridad del terrateniente y productor palmero Miguel Facussé Barjum, con el apoyo de tropas del Ejército y de la Policía.

El empresario Miguel Facussé, conocido como “el palmero de la muerte”, integra la Corporación Dinant, la cual se inició con el proyecto de siembra de palma en los valles de los ríos Leán y Aguán. Hace unos pocos meses, la organización conservacionista Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF, por su sigla en inglés) contribuyó a blanquear la imagen del palmero de la muerte firmando con su empresa un acuerdo para la “implementación de mejores prácticas agrícolas en el cultivo de la palma africana”. La empresa de Facussé se está posicionando para acceder más tarde al sello de la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible (RSPO), con el que espera aumentar su competitividad en los mercados internacionales. Que para eso están sirviendo finalmente los “sellos verdes”.

El intento de criminalizar la lucha social y pacífica de los campesinos de Bajo Aguán, cuyo propósito explícito es hacer respetar sus derechos sobre las tierras que les fueron robadas, ha dejado un gran saldo de heridos y muertos y se suma a la escalada represiva que vive Honduras desde el golpe de Estado de junio de 2009. En esa represión se asienta la producción extensiva de palma africana, que en los últimos veinte años se adueñó de gran parte del territorio norteño de Honduras.

No obstante, como resultado de la dura lucha campesina, en mayo de este año el Instituto Nacional Agrario (INA) firmó con el MUCA un convenio por el cual éste debe recibir 11 mil hectáreas. Si bien eso ha permitido la reubicación de más de 2.500 familias campesinas en seis fincas, la campaña mediática lanzada por los medios corporativos de comunicación en contra del MUCA se ha intensificado, así como se agudizó la persecución sistemática en contra sus integrantes.

Según el MUCA, la brutal represión desatada a partir del año pasado ha dejado un saldo de diez víctimas entre los miembros de esta organización campesina. A ese amargo saldo se suman tres miembros más de la organización campesina, de 40, 18 y 14 años. El 17 de agosto pasado Víctor Manuel Mata, Sergio Magdiel Amaya y Rodving Omar Villegas, miembros de la comunidad de San Esteban, se trasladaban en un vehículo hacia la comunidad del Paso Aguán, en Tocoa, Colón, cuando fueron interceptados por desconocidos y acribillados con armas de grueso calibre.

Las tierras sembradas con palma africana en el norte de Honduras se empaparon nuevamente de la sangre campesina.

Artículo elaborado en base al artículo “Brutal asesinato a miembros del MUCA”, y numerosos artículos relacionados, publicados por REL-UITA, http://www.rel-uita.org/agricultura/palma_africana/brutal_asesinato_a_3_miembros_de_muca.htm