La Cuenca del Congo: en la mira del capital

La cuenca del Congo, situada en África Central, contiene el segundo bosque más grande del mundo. Su extenso territorio es parte o un todo compartido por seis países: la República Democrática del Congo, la República del Congo, Gabón, Camerún, República de África Central y Guinea Ecuatorial. Con este boletín buscamos adentrarnos y denunciar la intensa captura de tierras que vienen confrontando y resistiendo los pueblos de esta región; territorios de bosque que albergan y proveen de los medios de vida y sustento de alrededor de 30 millones de personas.

Este boletín es el fruto de la decisión del secretariado del WRM de enfocar a partir de este año algunos de sus boletines en regiones y no en temáticas. Esto fue sugerido por los propios lectores y lectoras del boletín, como una forma de compartir información y profundizar sobre lo que pasa en algunas regiones relevantes por sus bosques. Esperamos además que este boletín enfocado en la Cuenca del Congo, de la mano de las organizaciones y activistas de la región que ayudaron en el esfuerzo colectivo de construir este boletín, contribuya con la difusión de una visión más amplia de lo que pasa en este territorio.

Un boletín enfocado en la Cuenca del Congo es de hecho más que necesario. La región sufre una nueva ola de colonialismo. El acaparamiento de tierras, aunque no es novedoso en la región, se ha visto profundizado luego de la crisis financiera y la abrupta subida de los precios de los alimentos en 2007-2008. Esto, junto a la relativa calma que se vive en varios países de la región luego de años de guerra civil y disturbios, sobretodo en la República Democrática del Congo (RDC), contribuye a un auge de las inversiones extranjeras. El resultado será más deforestación a gran escala y más concentración del control territorial en pocas manos, con nuevas inversiones en plantaciones de monocultivos, energía e infraestructura, afectando sobretodo a todas aquellas poblaciones que viven y dependen de los bosques.

Un artículo en este boletín reflexiona sobre cómo las políticas internacionales y regionales en temas de bosques han fracasado en alcanzar sus propios objetivos debido a que dichos instrumentos no buscan implementar cambios profundos y necesarios. Por otro lado, el problema de la propiedad de la tierra está en el centro del debate en la Cuenca del Congo, por lo que un artículo se centra específicamente en lo que esto significa para las mujeres africanas, responsables del 60% de la producción de alimentos en las comunidades. Otro artículo comparte las reflexiones de una reunión regional en la que se identificaron algunas de las tácticas utilizadas por las empresas palmícolas para expandir sus monocultivos sobre tierras comunitarias frente a las resistencias locales. En esa línea, el artículo que lo sigue explora los procesos de inversión agroindustriales que terminan socavando la agricultura campesina, tales como los mega parques agroindustriales de la RDC. El siguiente artículo cuestiona los verdaderos impactos que conllevan los proyectos de infraestructura, transporte y energía. Finalmente, un artículo de este boletín reflexiona sobre el fracaso de establecer áreas protegidas en la Cuenca del Congo a punta de “armas y guardias”, separando vastas zonas cuyo acceso queda prohibido para las poblaciones locales. En la República del Congo y en la RDC, por ejemplo, se planea la realización de proyectos REDD+ a gran escala que abarcan parcialmente un parque nacional y una reserva respectivamente. Ambos proyectos contienen disposiciones que en realidad podrían terminar despojando aún más a estos pueblos.

En la región han comenzado a proliferar los proyectos de tipo REDD+. La región de la Cuenca del Congo, gracias a las comunidades que tradicionalmente la han ocupado, aún conserva grandes áreas de bosques. Sin embargo, esta proliferación de parques y proyectos de “conservación” como REDD+ no ha impedido que los planes para la expansión de plantaciones de la palma aceitera y otros monocultivos sigan en aumento. Los proyectos REDD+ y otros similares, no solo permiten la continua destrucción y degradación de los bosques, sino que amenazan los derechos de las comunidades de usar, controlar y acceder a sus bosques.

Los efectos de esta nueva ola de colonialismo son claramente visibles en esta región. Al mirar el avance del acaparamiento de tierras – y por ende de bosques, agua, culturas y vida -, se vislumbra un modelo extractivista, industrial, ajeno y depredador, en donde los bosques como la Cuenca del Congo son vistos como “recursos” que se pueden cuantificar, extraer, controlar, comprar y vender.

En suma, este boletín intenta mostrar que la consecuencia de estas actividades extractivas y del acaparamiento de tierras que las posibilita es la expulsión, casi siempre violenta, de familias, comunidades y pueblos; la destrucción de culturas, de tejidos sociales, de tradiciones enraizadas en los bosques e identidades diversas; la pérdida de autonomía y de control sobre sus territorios por parte de las comunidades que convivieron con los bosques de la Cuenca del Congo por incontables generaciones.