“Dragones del papel”: empresas forestales y organismos financiadores en Indonesia

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La aparición de los “dragones del papel”

En el lenguaje de los negocios de Indonesia, la palabra “dragón” es símbolo de éxito y grandeza de un negocio familiar o de un grupo de negocios. El término fue muy popular durante el régimen del presidente Suharto, que contribuyó a la aparición de algunos magnates vinculados a la explotación de los recursos naturales, como los grupos Sinar Mas, Radja Garuda Mas, Barito Pacific, Kalimanis, Astra, Salim, Lippo por citar algunos. Casi todos esos grupos tenían negocios basados en la tierra, como las plantaciones de árboles para la extracción de madera que, en indonesio, son comúnmente llamadas Hutan Tanaman Industri (HTI).

Cuando en la década de 1980 se introdujeron las HTI o las plantaciones de árboles como modelo de manejo forestal, se decía que eran un tipo de negocio que rehabilitaría los bosques degradados por las concesiones de explotación forestal (HPH). Los hechos, sin embargo, muestran que se otorgaron permisos de plantación en zonas que habían sido HPH y aún tenían un enorme volumen de madera, que entonces estuvo disponible para su extracción dentro del nuevo programa. Así, los “dragones” se aprovecharon de un sistema mal diseñado desde el inicio,. Con el paso de los años, la extensión promedio de las plantaciones realizadas nunca pasó del 50% de lo que hubiera alcanzado en función de los permisos de plantación otorgados.

Sólo algunos de los “dragones” se ocupan del negocio de plantación para madera: el grupo Sinar Mas, el grupo Radja Garuda Mas, Kiani Kertas, Barito Pacific y el grupo Kalimanis. Otros grupos no son tan grandes. Los grupos Sinar Mas y Radja Garuda Mas establecieron una división especial para dirigir el negocio. El grupo Sinar Mas tiene a Sinar Mas Forestry (SMF) para manejar las tierras y a Asia Pulp & Paper (APP) para manejar las fábricas. El grupo Radja Garuda Mas es famoso por sus filiales APRIL y RAPP. El grupo Barito Pacific también es muy conocido por sus concesiones para plantación de madera, PT IFA y PT Tanjung Enim Lestari (PT TEL), que son el resultado de una colaboración con la corporación Marubeni y la compañía Nippon Paper para el negocio papelero en la provincia de Sumatra del Sur.

Además de obtener el respaldo del régimen de Suharto, especialmente gracias a la facilitación de permisos, al Fondo de Reforestación y al otorgamiento de concesiones forestales, el negocio de los dragones en el sector de la plantación de árboles para madera tuvo el respaldo de decenas de financiadores europeos, como Nordea (Dinamarca/Suecia), Bankgesellschaft Berlin, Bayerissche Landesbank, IKB Deutsche Industriebank, Norddeutsche Landesbank (todos alemanes), Crédit Suisse (Suiza), ING, Fortis, Rabobank, ABN Amro (todos de los Países Bajos) and Barclays (Reino Unido). También contribuyeron agencias de crédito a la exportación (ECA) como Hermess Germany. El Banco Mundial, por intermedio de su agencia MIGA (Multilateral Investment Guarantee Agency) también mostró interés, a principios de los años 2000, en el negocio de la celulosa y el papel. Su intención era otorgar seguros a United Fibre System (UFS), la cual planeaba establecer una fábrica gigante de celulosa y papel en la provincia de Kalimantan Sur. Sin embargo, el proyecto no se ha concretado debido a la fuerte oposición de organizaciones de la sociedad civil.

La derrota aparente de los “dragones del papel”

A pesar de su poderío y de todos los privilegios de los que gozaban, los dragones no siempre sobrevivieron en el negocio. En 1997, cuando Indonesia se encontraba arrinconada por la crisis económica mundial, los dragones también sufrieron las consecuencias. El grupo Radja Garuda Mas estuvo en grandes dificultades, con una deuda de 1.400 millones de dólares, mientras que Asia Pulp & Paper (APP) hacía lo imposible por pagar su deuda de 1.200 millones de dólares. Pero eran demasiado grandes en el sector maderero como para caer.

La mayoría de los dragones habían creado bancos bajo su control. El grupo Sinar Mas formó el Bank International Indonesia (BII), el grupo Radja Garuda Mas controlaba el Uni Bank, y el grupo Kalimanis era dueño del Bank Umum Nasional (BUN). Todos estos bancos quedaron en bancarrota y agravaron la recesión económica del país. Para resolver esto, el gobierno de Indonesia creó una institución bancaria llamada Bank Indonesia Liquidity Support (BLBI), la cual desembolsó 144,54 billones de rupias indonesias (IDR).

Sin embargo, la institución no pudo hacer nada para salvar los bancos de los dragones, e incluso dio lugar a enormes préstamos fallidos cuando esas corporaciones gigantescas canalizaron la ayuda hacia sus propias compañías. Dichos préstamos fallidos totalizaron cerca de 28 billones de rupias indonesias.

Esta situación no duró mucho tiempo: unos tres años después, los dragones volvieron a levantarse con un poder económico aún mayor. La Bolsa de Valores de Yakarta (BEJ) mostró que, antes de la crisis económica, esos colosos de la economía controlaban aproximadamente el 38% de los capitales nacionales, y que después de la crisis sus activos eran aún mayores y representaban el 52%. La crisis económica que ocurrió al mismo tiempo que la transición política resultaró no ser lo bastante fuerte como para liquidar el poder económico de los dragones del papel. No sólo sus capitales aumentaban sino que, además, el Ministerio de Silvicultura estaba convencido de que el sector de plantación de árboles era el más prometedor. Esto estimuló a su vez al gobierno a tomar medidas para incentivar la expansión de la industria de plantación de árboles después de la crisis económica.

Los poderosos entre los antiguos “dragones del papel”, y la aparición de nuevos “dragones”

Las crisis económicas de 1997-1998, que también golpearon al sector forestal, convencieron a los burócratas forestales de que el sector de las HTI (plantaciones para madera) era sólido, fuerte y de gran futuro. Desde comienzos de los años 2000, el Ministerio de Silvicultura está decidido a acelerar el crecimiento del sector promoviendo la plantación de especies vegetales de mayor calidad y concesiones más grandes, fomentando la inversión en las industrias derivadas y aumentando la capacidad de las fábricas. Las antiguas concesiones para explotación forestal (HPH) han sido transformadas en concesiones para la plantación de árboles (HTI) por medio de subastas o de transferencias de dirección. Se prevé la construcción de nuevas fábricas y el aumento de la capacidad de producción de las antiguas a medida que el sector se desarrolle.

El grupo Sinar Mas (SMG), por intermedio de su división forestal Sinar Mas Forestry (SMF), se ha expandido masivamente. En la provincia de Jambi, SMF aumentó en 60.000 hectáreas la concesión de su compañía local PT Wira Karya Sakti (PT WKS). También se asoció con PT Rimba Hutani Mas (PT RHM) y PT Tebo Multi Agro (PT TMA), con lo cual SMF obtuvo el control de toda la concesión de 360.000 hectáreas en la provincia de Jambi.

Además, SMF amplió sus concesiones en las provincias de Kalimantan Occidental y Oriental. En Kalimantan Occidental, retomó la plantación de árboles de PT Finnantara Intiga, y en Kalimantan Oriental las de PT Surya Hutani Jaya, PT ITCI y Balikpapan Forest Industry (PT BFI). En la provincia de Sumatra del Sur también ha avanzado mucho, y controla actualmente 5 concesiones: PT Bumi Mekar Hijau (PT BMH), PT Sebangun Bumi Andalas (SBA Wood), PT Bumi Andalas Permai (PT BAP) PT Bumi Persada Permai (PT BPP) y PT Rimba Hutani Mas (PT RHM). De este modo, SMF se ha convertido gradualmente en un “dragón” de las plantaciones de árboles que controla concesiones de más de 1 millón de hectáreas.

El grupo Sinar Mas, por medio de su división APP (Asia Pulp & Paper) encargada de la producción de celulosa y papel, provocó agitación a mediados de 2012, cuando anunció que instalaría una fábrica de celulosa y papel en el distrito de Oki, provincia de Sumatra del Sur. Con el nombre de PT OKI Pulp and Paper Mills, la fábrica deberá producir 2 millones de toneladas de celulosa por año. La inversión inicial es de 3.000 millones de dólares. Según el Badan Koordinasi Penanaman Modal Indonesia (Consejo de Coordinación de las Inversiones Indonesias), todo el capital de la compañía proviene de fuentes extranjeras, es decir el 99% de PT Muba Green Indonesia (Singapur) y el 1% de Green Unity Holding Pte Ltd (Singapur).

El grupo Radja Garuda Mas (RGM) no permaneció ocioso; no sólo ha expandido sus concesiones sino que también se ha asociado con algunas compañías locales para asegurarse el aprovisionamiento de materia prima. PT Sumatera Sylva Lestari (PT SSL) es una de las compañías locales asociadas.

Además de esos dos colosos, el sector de plantación de árboles incluye otros “dragones”, tanto resucitados como nuevos. Una filial del grupo Korindo, PT Korintiga Hutani, controla más de 95.000 hectáreas de concesiones en dos distritos de la provincia de Kalimantan Central. En la provincia de Jambi, el grupo Barito Pacific ha reactivado su compañía de plantación de árboles con un nuevo nombre, PT LAJ. El grupo AMS, que no tiene ninguna experiencia en negocios forestales, ha hecho alguna inversión en el sector bajo el nombre de PT AAS (Agronusa Alam Sejahtera). PT AAS no produce celulosa y papel, sino materia prima para la fabricación de muebles para exportación.

En la parte oriental de Indonesia, el grupo Medco, del sector energético, está expandiendo masivamente las plantaciones de árboles. A través del programa nacional denominado Merauke Integrated Food and Energy Estate (MIFEE), coopera con un gigante surcoreano en el desarrollo de una industria basada en una materia prima alternativa para la producción de energía: los “pellets”, hechos con virutas de madera comprimida (de la madera de las plantaciones), se utilizan para reemplazar a los combustibles fósiles (ver Boletín 186 sobre los impactos de utilizar biomasa para la producción de energía).

Hasta ahora, se puede ver que la expansión del sector de plantaciones de árboles y de toda la industria derivada ha sido masiva, gracias a las políticas indonesias, al mercado mundial y a las corporaciones internacionales. El sector de plantación de árboles está integrado no sólo por la industria de la celulosa y el papel sino también por las industrias de la energía no fósil y del carbono. Esta situación abre nuevos negocios a las empresas del al sector de plantación de árboles para responder a la tendencia del consumo mundial, a expensas de la demolición de las aldeas locales.

Rivani Noor, Presidente Ejecutivo de Yayasan CAPPA-Ecological Justice, miembro del consejo directivo de Yayasan SETARA-Jambi y del Grupo de Trabajo Indonesio de la Fundación Siemenpuu – Finlandia, correo electrónico: rivani@cappa.or.id