El feminismo inserto en las luchas populares

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La Cumbre de los Pueblos, celebrada en la capital de Chile del 25 al 27 de enero, fue un evento en paralelo a la Cumbre de los gobiernos de la Unión Europea y de los países asociados a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Por la justicia social, la solidaridad internacional y la soberanía de los Pueblos fue la convocatoria de las organizaciones sociales, sindicales y políticas que se coordinaron para que, al lado de las reuniones oficiales, se escucharan las demandas y propuestas de los pueblos movilizados en América Latina y la zona europea afectados por las políticas de “austeridad” con las que los sectores que generaron la actual crisis económica y financiera mundial y se enriquecieron con ella, pretenden ahora cobrarla a los pueblos, imponiendo enormes retrocesos sociales y democráticos.

El encuentro fue, además, la búsqueda de un espacio para la articulación y la construcción de alternativas entre las organizaciones sociales, en un momento histórico que “exige una respuesta unitaria de nuestros pueblos y una salida radicalmente alternativa a la reconducción y al fortalecimiento del actual modelo neoliberal”.

Y a la hora de cuestionar las distintas dimensiones de la crisis y el modelo extractivista inequitativo y depredador, de exigir justicia social y un modelo alternativo que garantice plenamente los derechos políticos y democráticos, así como los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, la voz de las mujeres marcó presencia. Así, entre las organizaciones convocantes a la cumbre figuran la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas – ANAMURI, la Marcha Mundial de las Mujeres – Chile y Marcha Mundial de las Mujeres - Internacional, Mujeres Por México y la Plataforma Nacional por los Derechos de las Mujeres Ecuatorianas. Pero también participaron la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas, CONAMURI (Paraguay), la Red Latinoamericana de Mujeres Transformando la Economía, REMTE, la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú, FEMUCARINAP.

En el marco de la Cumbre, se realizó una actividad en la que representantes de movimientos feministas, organizaciones ambientalistas, movimientos campesinos e indígenas debatieron sobre la situación del movimiento feminista frente a los procesos de integración económica, y la construcción de feminismo con identidad. Elisabeth Peredo, de la Red Latinoamericana de Mujeres Transformando la Economía (REMTE), manifestó que una de las preocupaciones centrales es la continuidad de los procesos de resistencia y construcción desde los movimientos sociales. En el caso de las luchas feministas, si bien ha habido avances, las cifras de violencia y discriminación aún son alarmantes, lo que evidencia que hace falta “trabajar más fuertemente a nivel ideológico, cultural y subjetivo”. Reafirmó la necesidad de realizar reflexiones que conduzcan hacia nuevos paradigmas, tomando ideas que son invisibilizadas como la economía del cuidado o la sobrecarga de trabajo a la que se enfrentan las mujeres en todo el continente (ver Radio Mundo Real,http://www.radiomundoreal.fm/Mujeres-al-volante).

La dirigente de ANAMURI y Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC – Vía Campesina), Francisca Rodríguez (más conocida como Pancha), en una entrevista realizada por Radio Real (http://www.radiomundoreal.fm/Por-un-proyecto-popular-en-America), declaró que este nuevo encuentro de los pueblos en Chile “es de mucha esperanza, mucha fortaleza, creemos que los aprendizajes van a ser muy fuertes y eso mismo va a fortalecer la construcción de movimientos”. “Estamos discutiendo los temas centrales, educación, salud, vivienda, trabajo y el Buen Vivir y derechos de la Madre Tierra contra la mercantilización de la naturaleza y de la vida, que pasa por abordar el tema de los pueblos indígenas, sus cosmovisiones, pero también el planteamiento muy fuerte que ha hecho La Vía Campesina, y que hoy día es un planteamiento de muchos y muchas, sobre soberanía alimentaria”, agregó.

Pancha piensa que para avanzar un paso más en el proceso es necesario pasar de la convergencia a alianzas más sólidas y visibles, que abran camino a las propuestas que se están construyendo. “Es necesario hacer una sumatoria de los procesos de cada sector para construir un puente importante que dé paso a un proyecto popular en América Latina, que oriente y dé contenido”, evaluó. En ese sentido, destacó la Alianza por la Soberanía Alimentaria en América Latina y el Caribe, “que tiene que ser por la soberanía alimentaria y la tierra”, proceso que culminará en abril en Colombia, donde se constituirá la Alianza Continental por la Soberanía Alimentaria y la Tierra.

En especial, la dirigente de ANAMURI y de la CLOC destacó cómo avanzan los procesos de alianza y unidad de las mujeres tanto del campo, como de la ciudad e indígenas: “Creo que estamos en un proceso de construcción de un feminismo campesino y popular que arranque desde nuestra identidad y éste también será un paso adelante en el proceso”, concluyó.

Al respecto, en la Declaración final de la Cumbre de los Pueblos (http://cumbrechile2013.org/declaracion-cumbre-de-los-pueblos-santiago-de-chile/) se planteó “la necesidad de construir las bases para un nuevo modelo de sociedad que transforme las actuales lógicas y coordenadas políticas, económicas, sociales y culturales en todas nuestras naciones y pueblos de ambos lados del continente, las luchas de los diferentes actores y organizaciones del campo popular”, y para alcanzar estos objetivos propone, entre otras varias cosas, “posicionar el feminismo con un proyecto político antipatriarcal y anticapitalista”, así como “acompañando la lucha por la soberanía de nuestros territorios en América Latina, es necesario luchar por el respeto de la soberanía de nuestro cuerpo como territorio propio de las mujeres”.

La necesidad de unir las luchas surge como la consigna del momento: “No podemos dividir más las instancias organizativas en las que estamos, conducir hacia un proyecto en la diversidad es el mayor desafío que se nos presenta para la generación de una alternativa real de poder popular. Romper con los sectarismos que fragmentan, dividen e impiden la construcción de unidad del campo popular, es una tarea urgente. Frente al poder del bloque dominante sólo la unidad y la solidaridad entre nuestros pueblos nos darán la fuerza necesaria para alcanzar nuestros más alto objetivos y vencer”.