Indonesia: manglares para la vida

Imagen

Según Los manglares del mundo 1980-2005 (FAO 2007), Indonesia posee la mayor superficie de manglares del mundo con relación a la extensión de la región. Sin embargo, el estado de esos manglares se ha deteriorado año a año, tanto en calidad como en cantidad. En 1982, los bosques de mangles de Indonesia cubrían una superficie de 4,25 millones de hectáreas, mientras que en 2009 se estimaba que no llegaban a 1,99 millones de hectáreas (KIARA, 2010).

Por ejemplo, según el informe Situación del medio ambiente de Indonesia 2009, publicado por el Ministerio del Medio Ambiente, “El manglar de Sumatra del Norte cubría 306.154,20 ha, de las cuales el 9,86% estaban en mal estado”.

La disminución de la calidad y la cantidad de los manglares ha afectado la capacidad de amortiguamiento de los ecosistemas costeros, que es crucial para la supervivencia de las especies de la zona y otras formas de vida marinas, así como para la supervivencia de las comunidades del litoral, debido al aumento de la abrasión, la reducción de la pesca, la penetración del agua de mar, la propagación de la malaria, etc.

En la costa este de Sumatra del Norte, la superficie del manglar se redujo en un 59,68%, pasando de 103.425 ha en 1977 a 41.700 ha en 2006 (Onrizal, 2006). Del mismo modo, datos sobre la región de Sumatra (2010) mencionan que los bosques de mangles del distrito de Langkat cubrían 35.000 ha. Ahora, sólo quedan 10.000 ha en buen estado. La disminución de los manglares en cantidad y calidad está causada por la expansión de las plantaciones de palma aceitera y de granjas camaroneras en las zonas costeras, lo cual, además de deteriorar los ecosistemas locales, incide negativamente en los ingresos de los pescadores tradicionales.

El caso de Sumatra

El manglar es muy importante para las comunidades costeras, como por ejemplo las de la costa este del distrito de Langkat, Sumatra del Norte. En Langkat, 35.000 hectáreas de manglar se extienden a lo largo de 110 kilómetros, bordeadas por la Regencia de Deli Serdang y el distrito de East Aceh, Nanggroe Aceh Darussalam. Sólo quedan aproximadamente unas 5.000 hectáreas en buen estado.

Las comunidades costeras están muy preocupadas por la reducción del manglar, que no sólo afecta los ingresos de los pescadores sino que también deja a las comunidades más vulnerables ante las catástrofes. En lo referente a los ingresos, por ejemplo, los pescadores deben alejarse más del estuario hacia el mar para atrapar peces.

Los daños al ecosistema de manglar comenzaron en 1980, poco después de que el gobierno implementara la expansión de las granjas camaroneras. La propagación de enfermedades afectó la calidad de los camarones, así como la del medio ambiente costero.

La conversión de manglares en plantaciones de palma aceitera ha tenido lugar en casi todas las zonas costeras de Langkat, como Secanggang, Tanjung Pura, Gebang, Babalan, Sei Lepan, Brandan West, Pangkalan Susu, Besitang, y Pematang Jaya, a pesar del rechazo de las comunidades.

Tabla 1: La extensión del daño causado a los manglares de Langkat

No. Sub-distrito Superficie (Ha) Área fuertemente afectada (Ha)
1 Secanggang 9.520 1.125
2 Tanjung Pura 2.750 2.110
3 Gebang 4.959 4.959
4 Babalan 1.700 1.200
5 Sei Lapan 1.200 885
6 Brandan Barat 4.808 4.808
7 Besitang 5.457 5.457
8 Pangkalan Susu 4.876 4.876
9 Pematang Jaya - -
Total 35.000 25.420

Tabla 2. Conversión de manglares

No Resultado de la c onversión Área (Ha)
1 Granjas / plantaciones de palma aceitera 19.750
2 Tala de mangles 980
3 Daños 3.450
4 Otros usos 3.040
Total 25.420

Las compañías que han sido denunciadas por realizar actividades que han convertido manglares en plantaciones son PT Sari Bumi Mangrove (SBB), PT. Pelita Nusantara Sejahtera (PNS), PT Marihot, PT Buana y PT CP, además de representantes individuales del partido que ganó las elecciones en 2009. La Asociación de Pescadores Tradicionales Indonesios (KNTI) calcula que el programa de rehabilitación de bosques y tierras, aplicado entre 2006 y 2008, fracasó porque continúa la conversión a gran escala de manglares.

La conversión de los manglares plantea nuevos problemas a los pescadores y las comunidades costeras del distrito de Langkat, Sumatra del Norte: (1) la erosión de la costa debida a la conversión de ecosistemas de manglar en el sub-distrito de Pesisit y Small Island, distrito de Langkat; (2) la pérdida de lugares que permitían ganarse la vida a la población de las aldeas de Perlis, Kelanta, Lubuk Kasih y Pangkalan Batu; (3) el aumento de los costos para los pescadores que deben adentrarse más en el mar para encontrar peces; (4) el potencial aumento de conflictos; (5) la pérdida de la posibilidad de utilizar la tierra para la agricultura; (6) la pérdida del agua subterránea como fuente de agua potable para 180.000 habitantes de la comunidad de Haru Bay, Langkat, debida a la penetración del agua de mar; (7) el aumento del peligro de las mareas debido a la desaparición del manglar.

La pérdida del manglar

En las dos últimas décadas se ha destruido un tercio de los bosques de mangles del mundo. La Royal Society del Reino Unido, integrada por varios de los más distinguidos científicos del mundo, mencionó que el daño había sido causado por la actividad humana, especialmente por la expansión de los estanques para la cría de camarones.

La Coalición Popular por la Justicia en la Pesca (KIARA) estima que la superficie de los manglares de Indonesia se redujo drásticamente, de 4,25 millones de hectáreas en 1982 a menos de 1,9 millones de hectáreas en 2013. La degradación de esos bosques impidió que controlaran las inundaciones y, por lo tanto, disminuyó la productividad de las zonas pesqueras y otros hábitat costeros, acrecentando la vulnerabilidad de las comunidades a las tormentas y grandes olas. Como resultado, las comunidades perdieron sus medios de subsistencia y aumentó la drogadicción.

El gobierno – especialmente el Ministerio de Asuntos Marinos y Pesca – ve la naturaleza como una simple mercadería para beneficio de un número reducido de personas. Los daños causados a los manglares reflejan el escaso valor que atribuye el gobierno a la función que estos cumplen.

El estudio de la Royal Society reveló que el daño causado a los manglares por la expansión de las granjas camaroneras no es comparable con la pérdida de bienestar de las comunidades costeras y la naturaleza. En Tailandia, por ejemplo, las granjas camaroneras dan un beneficio de US$ 9.632 por hectárea, del que sólo disfruta un puñado de personas. Sin embargo, esas granjas causan grandes daños, que la Royal Society estima en al menos US$ 12.392. Si bien los cálculos sobre el deterioro que conllevan dichas actividades deben ser considerados con prudencia, indican que el público paga un altísimo precio, no sólo financiero, y muy superior a las ganancias de unos pocos.

La experiencia de Tailandia, donde las ganancias son privadas y los costos los paga el público, debería orientar las políticas relacionadas con la protección contra la explotación de ecosistemas importantes y críticos como los manglares, que inciden además en la vida de numerosas personas. Los tres principales factores del deterioro de los manglares indonesios son:

Primero, su conversión para la expansión de la industria acuícola, como sucede en la provincia de Lampung. Segundo, su conversión para la expansión urbana, como sucedió en el Golfo de Yakarta, Padang (Sumatra Occidental), Makassar y Manado (Sulawesi Norte). Tercero, el daño causado por la contaminación ambiental. La actual expansión de las plantaciones de palma aceitera también intensifica el deterioro de los ecosistemas de manglar en Indonesia.

Como resultado de las actividades de vigilancia realizadas por KIARA, en el distrito de Langkat, Sumatra del Norte, se sabe, por ejemplo, que la conversión del manglar para plantaciones de palma aceitera se extiende hasta una distancia de menos de 5 metros de la línea costera, lo cual, obviamente, no corresponde a la protección de los ecosistemas costeros que exige la legislación del país. Si dicha tendencia continúa, ocurrirán más desastres ecológicos masivos en el archipiélago indonesio.

Los manglares como espacio de vida

Indonesia, que posee un quinto de los manglares del mundo, está sufriendo un proceso de destrucción masiva por parte de la acuicultura industrial, principalmente por las granjas camaroneras, que para los pescadores locales implica una pérdida de ingresos.

Una de las principales amenazas a la sustentabilidad de los sitios de pesca es la destrucción de los ecosistemas costeros como los bosques de mangles, exacerbada por el cambio climático. El efecto es un aumento de la temperatura del océano y la acidificación de éste, que acelera el proceso de modificación de los ecosistemas acuáticos. El cambio climático altera la distribución y la productividad de los peces y demás especies de agua dulce y marinas. Esto incide sobre la sustentabilidad de la pesca y la acuicultura, sobre todo para las comunidades costeras cuya subsistencia depende de la pesca.

Lo irónico es que el litoral y las zonas de pesca son ahora tratadas como simples mercaderías. De hecho, la industria perlera está controlada por compañías japonesas; Tailandia y Taiwán ya están planeando expandir las industrias pesqueras y acuícolas; varios empresarios europeos controlan la industria turística marina. Simultáneamente, Estados Unidos, Alemania y Australia promueven la conservación del mar por medio del “carbono azul”, y mencionan el cambio climático como razón de la necesidad de proteger las áreas marinas. Todo esto desemboca en la total privatización de las zonas de pesca tradicionales y/o de las zonas costeras.

En definitiva, es necesario que haya reglas estrictas que protejan la existencia de los manglares como cinturones verdes, que se detenga su destrucción para la cría de camarones o para plantaciones industriales, así las restricciones del turismo privado a los derechos de los pescadores tradicionales y las poblaciones costeras. Organizaciones como la Fraternidad de Pescadores de Indonesia (iniciada por KIARA y la Alianza para una Aldea Próspera) han mostrado que las iniciativas comunitarias, gracias a las cuales los manglares proveen ingresos y garantizan el bienestar de las comunidades costeras, contribuyen a proteger los manglares y deberían ser fomentadas.

Abdul Halim, Secretario General de la Coalición Popular por la Justicia en la Pesca (KIARA), Indonesia, e-mail: sobatliem007@gmail.com