Sudáfrica: casi un millón de hectáreas de plantaciones certificadas por el FSC

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Los militantes sudafricanos llevan años haciendo campañas contra la expansión de las plantaciones de árboles exóticos. Wally Menne de Timberwatch Coalition dice que "la certificación de las plantaciones de monocultivos de madera como 'bosques de manejo sustentable' por parte del Consejo de Manejo Forestal (FSC por su sigla en inglés) representa una verdadera burla al concepto de medio ambiente sustentable y de manejo de ecosistemas."

Esta declaración se convierte en un dramático llamado a tomar medidas si tenemos en cuenta que 900.000 hectáreas de plantaciones de monocultivos de árboles (mayoritariamente de especies exóticas de eucaliptos y pinos) ya han recibido el sello de aprobación del FSC y muchas más serán certificadas a menos que se haga algo para impedirlo. ¿Cómo es posible que suceda esto?

En primer lugar, es necesario destacar que la vegetación natural en las zonas donde se establecieron estas plantaciones era bosque o pradera con alto grado de biodiversidad. Después de su conversión a plantaciones, estas áreas tienen muy pocas posibilidades, si es que tienen alguna, de volver a recomponer el tipo de vegetación clímax original.

Pero ése es apenas el punto de partida. A consecuencia de esta actividad, tanto la población como el medio ambiente se ven sometidos a una terrible variedad de impactos negativos, entre los que se encuentran:

* En una primera etapa, la vegetación natural es arrasada con maquinaria o eliminada con herbicidas para impedir que compita con los árboles plantados en las necesidades de agua, luz y nutrientes.

* Los árboles jóvenes son fertilizados en forma artificial para aumentar su ritmo de crecimiento y se agregan al suelo otros productos químicos que absorben la humedad para impedir que las plantas jóvenes se sequen.

* En los ecosistemas vecinos se establecen plantas invasivas exóticas, incluso especies de las plantaciones como eucalipto, pinos y acacias.

* Las aves y animales cuya vida es alterada por las actividades de establecimiento de las plantaciones, abandonan el área o son cazados y atrapados como alimento para los trabajadores contratados en las plantaciones.

* Las aguas superficiales en los alrededores de las nuevas plantaciones se agotan rápidamente y los pobladores se ven forzados a recurrir a pozos y excavaciones que a menudo proporcionan aguas salinas o contaminadas.

* El establecimiento de plantaciones de monocultivos de árboles destinados a la producción de madera distorsiona el equilibrio natural de las especies. Estas plantaciones crean barreras que obstaculizan la migración y los patrones de crecimiento normales de aves, animales e insectos.

* La población local que hubiera tenido acceso a la zona si no se hubieran establecido plantaciones, podría haber utilizado el área para pastorear su ganado ovino y vacuno, cosechar juncos para techar sus hogares, o recolectar alimentos y plantas medicinales para su propio uso limitado. Ahora carecen de esos recursos y se ven forzados a mudarse a zonas previamente intocadas en busca de lo que les falta. Esto a menudo provoca conflictos con el manejo de áreas naturales protegidas.

* Los trabajadores contratados están mal pagados y no tienen muchas opciones aparte de construir sus hogares provisorios en zonas de bosque natural cerca de las plantaciones donde trabajan, ocasionando de esta forma daños ecológicos importantes durante el proceso.

* La seguridad alimentaria de la comunidad es uno de los primeros elementos que se resiente. Las áreas que tradicionalmente se dedicaban al cultivo de árboles frutales y vegetales, se secan en el proceso o se ven privadas de luz al establecerse las plantaciones demasiado cerca de las zonas fértiles a las orillas de ríos y arroyos. Los residentes que no emigran quedan en una situación en la que se ven forzados a utilizar sus limitados recursos económicos para comprar comida procesada en los comercios.

* Los sistemas de transporte, en particular los caminos, son sometidos a altos niveles de uso que no corresponden a aquellos para los que fueron diseñados. El costo de mejorar o mantener la caminería rural a menudo es asumido por el estado, lo que significa que la industria maderera se beneficia de esta forma de un subsidio indirecto.

Las plantaciones madereras a gran escala destruyen economías rurales y ecosistemas enteros. Por alguna extraña razón, esta calamidad es prácticamente ignorada por los gobiernos y los institutos de investigación. Una organización como el FSC debe preocuparse de insistir en que se lleve adelante una investigación exhaustiva e imparcial antes de considerar la certificación.

No hay duda de que un artículo básico de consumo como el papel o el cartón, es de gran valor en la sociedad moderna. Lo que no es aceptable es que el ritmo de consumo de productos de papel aumente, y que al mismo tiempo el nivel de vida de las comunidades pobres donde se produce la madera no mejore. El crecimiento de la cultura de lo descartable de los denominados países desarrollados está directamente relacionado con la erosión del medio ambiente natural y del nivel de vida de los países colonizados por las plantaciones de monocultivos de árboles de las empresas multinacionales involucradas. En el caso de Sudáfrica, el FSC debe asumir una gran cuota de responsabilidad por esta injusticia ambiental y social.

Artículo basado en información obtenida de: South Africa: Quo vadis FSC? por Wally Menne, miembro de TIMBERWATCH Coalition, correo electrónico: plantnet@iafrica.com