Honduras: los madereros ofrecen balas

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La vida de Bertha Oliva quedó marcada por el secuestro y desaparición de su esposo, Tomás Nativí, en junio de 1981, a manos de agentes de seguridad. En 1982, fundó el Comité de Familiares de Detenidos-Desaparecidos en Honduras (COFADEH), que aún dirige. Pero hace dos años asumió una nueva causa: la defensa del medio ambiente, tras el asesinato de dos ecologistas en el nororiental departamento de Olancho. Allí libra una batalla contra la deforestación, que se cobra 80 mil hectáreas de bosque por año en Honduras.

La periodista Thelma Mejía, colaboradora de la publicación Tierramérica, entrevistó a Bertha Oliva.

Thelma Mejía: -¿Cuál es el hilo que une la búsqueda de los desaparecidos por causas políticas de los años 80 con la defensa del ambiente ahora?

Bertha Oliva: -La defensa de la vida y el bosque, particularmente cuando asesinan en Olancho a dos fieles defensores del ambiente, Carlos Luna y Carlos Flores. Eso marcó una nueva pauta para mí.

Thelma Mejía: -¿Qué representa la vida para usted?

Bertha Oliva: -Es todo, agua, bosque, aire. La vida se nos ha dado para vivirla, para dar más y no tanto para recibir.

Thelma Mejía: -¿Qué simbolizan Andrés Tamayo y Osmín Flores, dos sacerdotes a punto de ser expulsados de Olancho por organizar a la población en defensa del bosque?

Bertha Oliva: -Dos pilares de resistencia. Sin ellos el oxígeno se habría acabado en Olancho. Desde su púlpito hicieron ver a los pobladores que una naturaleza muerta no es vida. Por eso los apoyo, aunque los madereros me ofrezcan balas por impedir que crezcan sus cuentas bancarias en el extranjero.

Thelma Mejía: -Madereros, bosque y Olancho... ¿a qué le suena?

Bertha Oliva: -¡¡Ah!!... Me suena a muerte, depredación y destrucción.

Extractado de "Los madereros me ofrecen balas", de Thelma Mejía, Tierramérica, http://www.tierramerica.net/2002/1201/preguntas.shtml