De la pérdida de peces al cambio climático: una mirada al reciente movimiento anti-represas de la región del Mekong

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Mekong Region

“Las represas construidas en el curso principal del Mekong y en otros ríos de la región han provocado serios cambios en los ecosistemas del Mekong, poniendo en riesgo la vida, los medios de sustento y la economía de toda la región. Los pueblos indígenas, las mujeres y los niños son los más afectados por estos cambios. Las represas también han agravado los impactos del cambio climático que ya estamos enfrentando”.

“Hemos presenciado y sufrido en carne propia la destrucción causada por las represas. Para nosotros, que vivimos junto al río y experimentamos cada uno de los cambios en los sistemas de agua, no hay duda de que este tipo de represas trae consigo impactos muy negativos para las generaciones presentes y futuras; por tanto, no deben construirse.”

“Gobiernos del Mekong: ¡escuchen al pueblo!”
Declaración de poblaciones locales sobre las represas del Mekong,
25 de septiembre de 2015

Esta declaración, redactada por representantes de las comunidades locales de Camboya, Tailandia y Vietnam, contó con la adhesión de más de 8.200 personas, principalmente de las comunidades que viven a lo largo del río Mekong, del lago Tonle Sap [Gran Lago] en Camboya y del delta del Mekong en Vietnam.La declaración fue leída públicamente el 11 de noviembre de 2015, durante el Foro Público regional denominado “Las voces de los pueblos locales del Mekong: mensaje a los gobiernos del Mekong sobre la represa del Mekong”, realizado en la Universidad An Giang del Delta del Mekong, Vietnam. El Foro fue organizado por representantes de las comunidades locales de los tres países y ONGs aliadas. En la parte final del foro, la señora Huynh Thi Kim Duyen, representante de la Provincia Ga Mau del delta del Mekong, en Vietnam, se puso de pie para pronunciar su declaración final: “Las poblaciones locales vietnamitas desean pedir que se suspenda la represa Don Sahong”. Una declaración pública de ese tipo, pronunciada a viva voz y solicitando que se suspenda la construcción de la represa fue algo realmente nuevo en Vietnam. Igualmente activo en el Foro fue el representante del lago Tonle Sap, en Camboya. Sam At, un pescador del lago Tonle Sap, fue claro al opinar: “La pesca en Camboya se verá severamente afectada por las represas del Mekong, especialmente la represa Don Sahong. Queremos saber por qué se sigue impulsando la represa Don Sahong así como otras represas, y por qué ninguno de los gobiernos nos escucha”.

En los casi treinta años de campaña contra las represas con la sociedad civil y la población local del Mekong, uno de los mayores obstáculos que ha impedido la participación de muchas ONGs y, en especial, de las comunidades locales del Mekong, ha sido la paralizante relación política entre el pueblo y su propio gobierno. La falta de democracia dentro de los sistemas socialistas de Vietnam y de Laos siempre ha afectado el margen de influencia de la población local y de las organizaciones de la sociedad civil en los asuntos de planificación energética y represas hidroeléctricas. Tailandia y Camboya, por su parte, con ámbitos más democráticos en principio pero con gobiernos de poder centralizados que favorecen al mundo empresarial, han obtenido resultados muy similares: falta de acceso a la información e incluso riesgo de vida para la población local y los integrantes de las organizaciones de la sociedad civil que forman parte del movimiento.

A pesar de todo eso, la situación actual en relación a las represas hidroeléctricas ha fortalecido al movimiento popular, que ha superado los obstáculos puestos tanto por los gobiernos del Mekong como por otros grupos influyentes de la región. Ahora las poblaciones locales cuestionan los obstáculos políticos y piden que haya un diálogo directo entre los gobiernos y el pueblo del Mekong. Quieren hablar de los intolerables impactos de los proyectos hidroeléctricos que han debido sufrir desde que China comenzó a construir la primera represa Manwan, en la parte superior de la corriente principal del Mekong, en 1986. La cronología de los impactos de las represas hidroeléctricas en la cuenca del río Mekong continúa con la represa Pak Mun, que fue construida en el mayor afluente del Mekong en Tailandia y se terminó en 1994. En 1997, Vietnam construyó la represa Yali Falls en la parte superior del Río Sesan, el río principal de la cuenca del Mekong. Por último, desde 2012, después de que China terminara cinco represas en la parte superior del Mekong, el gobierno de Laos comenzó a construir una serie de represas en la corriente principal inferior del Mekong, empezando por la represa Xayaburi. Actualmente Laos sigue impulsando la construcción de la represa Don Sahong, sin escuchar las expresiones de preocupación de toda la región.

Las voces más fuertes en la región del Mekong son las de las comunidades locales, que son quienes se enfrentan a los problemas directamente. En Camboya, cada vez más personas y comunidades sufren la drástica pérdida de peces en la corriente principal del Mekong, los afluentes del Mekong y todo el Gran Lago. Los estudios publicados por la Comisión del Río Mekong y el experto en peces desde 2011 señalaron que “si para 2030 se construyen once represas en la cuenca baja de la corriente principal del Mekong, la pérdida total de peces prevista ascendería a 550.000 y hasta 880.000 toneladas, en comparación con el año de referencia 2000 (una disminución de entre 26 y 42 por ciento). Esto representa una pérdida de aproximadamente 340.000 toneladas si se lo compara con una situación en 2030 sin represas en el curso principal del río Mekong. Las estimaciones del costo de la pérdida de producción pesquera oscila entre 200 millones y 476 millones de dólares al año”. La merma creciente de peces la sufre no sólo la “nación de los peces”, Camboya, sino también las comunidades pesqueras de toda la región, entre ellas numerosas comunidades indígenas cuyo sustento depende casi totalmente de la pesca.

Junto con la pesca perdida, el hecho de que las represas en la región del Mekong hayan empeorado los efectos del cambio climático, especialmente en Vietnam, se ha convertido en una de las principales razones para que la población local de Vietnam reclame mayor participación en lo referente a la construcción de represas hidroeléctricas. La falta del agua dulce que aporta el río Mekong al delta, así como la falta de buenos sedimentos para la agricultura, afecta un área donde se cultiva el 70 por ciento de los productos agrícolas de Vietnam. El 78 por ciento de los 40.000 kilómetros cuadrados de tierra del delta del río Mekong se destina a la producción de arroz, y la mayor parte se encuentra apenas a poco más de dos metros sobre el nivel del mar. Que esta tierra corra el riesgo de quedar sepultada por el mar como consecuencia del cambio climático, exacerbado por las represas hidroeléctricas aguas arriba, obviamente se ha convertido en una preocupación para un millón de personas en el país, a las que también les preocupa la falta de agua para consumo diario.

Más allá de las limitaciones en el espacio político y de la propaganda que los impulsores de las represas hidroeléctricas continúan presentando a los gobiernos del Mekong, están los verdaderos impactos y el sufrimiento real del pueblo del Mekong. Los impactos actuales y previsibles de las represas hidroeléctricas a gran escala en la región del Mekong son muy evidentes. Por tanto, es imposible convencer a la población local de que la energía hidroeléctrica a gran escala es una fuente de energía “limpia”. Del mismo modo, la población local no puede tomar en serio la propaganda que muestra a las represas a gran escala de la cuenca del Mekong como “sostenibles”, teniendo en cuenta los graves impactos que las represas existentes les han traído a sus vidas y economías a nivel local, nacional y regional. Lo único que vale la pena anhelar es de hecho lo que los pueblos del Mekong manifiestan en su reciente declaración: “Es hora de que nuestros gobiernos escuchen nuestras voces y respeten nuestro derecho a tomar una decisión sobre el futuro de nuestros ríos y nuestras vidas”.

Premrudee Daoroung, premrudee@sevanasea.org
Proyecto SEVANA South-East Asia