Funciones, derechos y responsabilidades de las mujeres en materia de recursos naturales: algunas reflexiones desde la región del Mekong

Explicar los derechos y el papel que tienen las mujeres del Sudeste Asiático en materia de recursos naturales puede ser complejo. En Tailandia, Laos, Camboya, Vietnam y Myanmar – donde los medios de vida de grupos pertenecientes a la etnia ‘Tai’ y a muchas otras están estrechamente ligados a los recursos naturales y dependen de la agricultura de subsistencia – oímos a menudo que las mujeres tienen un papel clave, por ejemplo en cuanto a la propiedad de la tierra. Eso forma parte de una cultura en la que los hombres, al casarse, pasan a formar parte de la familia de la mujer y ayudan en el arrozal de su familia política hasta que ésta les da alguna tierra. Sigue siendo común hoy en día que la esposa sea la “propietaria” de los arrozales o de los cultivos de arroz de secano, por lo cual son ellas quienes tienen la responsabilidad de mantener dichos recursos para las próximas generaciones.

Sin embargo, más allá de la propiedad de la tierra, hay muchas diferencias en el Sudeste Asiático en cuanto al papel y facultades de la mujer. En dicha región, los recursos naturales siguen siendo la principal fuente de subsistencia. Además de las comunidades basadas en la agricultura, hay otras que viven de la caza y la recolección, y que no dependen directamente o en gran medida de la agricultura. Muchas comunidades establecidas en las orillas del principal río de la región, como es el caso del Mekong, viven de la pesca y de la recolección de alimentos en los bosques naturales cercanos a su aldea. En dichas comunidades, la gente vende pescado y productos no madereros del bosque con el fin de obtener dinero para comprar el arroz que no pueden cultivar.

En 2008, TERRA realizó una investigación sobre los cambios económicos, sociales y ecológicos que habían provocado las plantaciones comerciales de árboles en el sur de Laos. Se encontraron datos importantes sobre lo mucho que el cambio del uso de la tierra y los recursos podía afectar a las mujeres. El informe explicó: “Antes de la llegada de la concesión cauchera, los aldeanos recolectaban productos silvestres, como hongos, bambú, brotes de ratán, vegetales y pequeños animales, insectos, peces, camarones y moluscos, para venderlos o consumirlos. Las áreas ricas en productos silvestres para los habitantes de las seis aldeas estudiadas, antes de que se establecieran las plantaciones de heveas, eran los arrozales en producción o en barbecho, los ríos y sus riberas, los bosques de dipterocarpus caducifolios, los bosques tropicales perennifolios y los bosques. Los productos de dichas zonas, cosechados para la venta, servían para suplementar la economía familiar. Entre los principales cultivos semisilvestres figuraba la paja para escobas, que los aldeanos obtenían de los campos en barbecho una vez por año. Una familia de la aldea de Oudomsouk lograba obtener 588 dólares por año de la venta de hierba seca. Otra familia ganaba hasta 235 dólares por año vendiendo productos silvestres. Esta fuente de ingresos se perdió cuando la compañía cauchera se apoderó de los arrozales en barbecho y de varias zonas boscosas dentro y fuera de las aldeas”. Las actividades descritas en el informe, entre las que figuran la recolección de paja para escobas y la de alimentos y productos en el bosque y en las orillas de los arroyos y ríos de los alrededores, así como su preparación para la venta, correspondían todas a las mujeres.

Hoy en día siguen existiendo situaciones similares en las que las mujeres usaban los recursos naturales y luego los perdieron. En el último trabajo realizado por TERRA en 2013 en seis aldeas del norte de Camboya situadas sobre el Mekong y el Sesan, las entrevistas realizadas al grupo de mujeres de cada aldea muestran claramente que las mujeres perdieron derechos y funciones en cuanto a la propiedad, el uso, la obtención de alimentos y de ingresos para la familia, debido a los cambios en el río y en el bosque. Las mujeres de la aldea de Koh Hep, una isla del Mekong donde viven 106 familias, informan que en los arrozales, los hombres sólo se ocupan de arar, mientras que las mujeres de la familia realizan todas las demás tareas. Además, como participan en la pesca en las orillas del río, las mujeres saben muy bien qué peces encuentran más seguido, y cuáles han desaparecido en los últimos años. Las mujeres que pasan todo el día recolectando alimentos en los bosques próximos de la aldea y cuando vuelven, al atardecer, colocan anzuelos a lo largo de la costa para pescar, encuentran que cada vez consiguen menos, tanto del bosque como del río. Como también se encargan de los huertos a orillas del Mekong, desde el cercado hasta la plantación de sandías, pepinos y otros cultivos para la venta, dicen que los ingresos por este concepto han disminuido debido a las inundaciones y sequías inhabituales que ha tenido el Mekong durante la última década. En diciembre de 2013, algunas familias que plantan sandías perdieron el 100% de su producción debido a una inundación que, en plena estación seca, hizo subir bruscamente dos metros el nivel del agua. Si bien la mayoría de las mujeres no saben bien cuál es la razón de los cambios que perciben en el caudal del Mekong, les despiertan muchas sospechas las grandes represas hidroeléctricas construidas por China río arriba, y también las que se construyeron en Vietnam, en el río Sesan. En el caso particular de la aldea de Koh Hep situada en una isla del Mekong de 8 kilómetros cuadrados, la gente sospecha también que perderá todas sus tierras agrícolas si se construyen todas, o incluso solo algunas de las 13 grandes represas hidroeléctricas que está previsto construir en Laos, en la frontera de Tailandia y Laos y en Camboya.

Para las mujeres, es lo mismo perder la tierra debido a las plantaciones industriales de heveas o perder el río debido a las represas, puesto que ambas cosas implican perder sus medios de subsistencia y el derecho de protegerse a sí mismas y a sus familias. Hoy en día vemos cada vez más rostros femeninos en las reuniones sobre plantaciones industriales y mega represas hidroeléctricas de la región. Esto significa que las funciones, los derechos y las responsabilidades de las mujeres en materia de recursos y medios de vida deberán ampliarse, pasando del nivel familiar al comunitario, nacional y regional, y que las mujeres serán el motor de la campaña que está en marcha y que a todos nos concierne.

Premrudee Daoroung, Towards Ecological Recovery and Regional Alliance (TERRA), correo electrónico: nangeang@hotmail.comhttp://www.terraper.org/mainpage/index.php