Indonesia: plantaciones, derechos humanos y REDD

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Antes de que llegaran las plantaciones, los aldeanos de Teluk Kabung, en la provincia Riau de Sumatra, cultivaban coco. Hace algunos años, miles de hectáreas del bosque que rodeaba la aldea fueron cortadas y reemplazadas por monocultivos de acacia, para abastecer las operaciones en gran escala de la empresa de celulosa y papel Asia Pulp and Paper. “Apenas cortaron los árboles del bosque, las plagas avanzaron y se comieron nuestros árboles de coco”, contó un aldeano a Mitra Taj, periodista radial de Living on Earth. Decenas de árboles de coco yacen muertos en suelos cercanos a la aldea. Varios todavía en pie son tan solo troncos pelados, sin hojas ni frutos.

La deforestación industrial destruyó el hábitat del tigre de Sumatra, al punto que quedan tan solo unos 250. Y les queda tan poco bosque que terminan metiéndose en las plantaciones, aldeas y campamentos madereros. Los tigres que solían vivir en el bosque ahora hacen incursiones en la aldea. Este año mataron a por lo menos 10 personas.

 “Me dan ganas de llorar”, dijo uno de los aldeanos a Living on Earth. “La única razón por la que no estoy llorando es porque me contengo. No tenemos más nada. A veces ni siquiera puedo mirar a esta tierra, porque no tengo esperanzas”.

Los aldeanos están tratando de encontrar una solución y enviaron cartas al parlamento, al regente y al gobernador, pero no recibieron respuesta alguna. En primer lugar, los aldeanos quieren compensación. Luego, quieren dinero para comprar plaguicidas. Pero hay otro problema. Las plantaciones dejaron a los aldeanos sin tierra para la próxima generación.

Ahora están estudiando la posibilidad de cultivar palma aceitera, que esperan será resistente a las plagas. Pidieron al periodista de Living on Earth que se pusiera en contacto con APP y les pidiera ayuda para ellos. En Yakarta, Living on Earth se reunió con Aida Greenbury, directora de APP en el área de sustentabilidad y participación. “Sí, por supuesto, siempre nos interesa ayudar a la comunidad”, expresó. Greenbury se refirió a la importancia de dejar corredores de bosque que sirvan de hábitat e impidan la expansión de plagas y enfermedades. Y eso, aparentemente, fue todo.

APRIL es la otra gigante de celulosa y papel de la provincia de Riau. Entre ambas, APP y APRIL  poseen cerca de una cuarta parte del bosque restante de la provincia. Las actividades de APRIL en la Península de Kampar revela otro impacto de las plantaciones industriales de árboles. La madera de APRIL es enviada en grandes barcazas hasta la fábrica de celulosa de la empresa, PT Riau Andalan Pulp and Paper (RAPP).

 “Antes de que la empresa de celulosa y papel RAPP entrara en nuestras tierras, los pescadores trabajábamos en paz, nada nos molestaba mientras pescábamos”, contó Pak Akiat, un pescador de Penyengat, a los cineastas de LifeMosaic. “Ahora se hace muy difícil pescar con redes porque los barcos las rompen. En nuestro grupo muchos han dejado de pescar, porque tenemos miedo”.

La red de pescar de Pak Akiat quedó destruida hace un año. “Todavía quiero que RAPP me dé una compensación; mi red está rota”, expresó. “Quiero pescar otra vez. Esta es mi forma de sustento, mi única esperanza”.

La Península de Kampar es el hogar de los pueblos indígenas Akit y Melayu. Ellos ahora dependen de la ayuda alimentaria del gobierno. “Con tantas empresas a diestra y siniestra ¿por qué el 95 por ciento de nuestro pueblo es pobre?”, pregunta Anjianoro, líder comunitario de Penyengat, en la película de LifeMosaic. “Empresas como RAPP reclutan a miles de trabajadores. Si nos beneficiáramos en algo de todo esto, aquí no habría pobreza”.

En reuniones internacionales, como las recientes negociaciones sobre clima de las Naciones Unidas en Copenhague, se está tratando de “vender” una nueva solución a todos esos problemas: Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación de bosques (REDD). “Hemos estado buscando una oportunidad como ésta durante décadas”, declaró a Living on Earth Joe Leitmann, del Banco Mundial, durante una reunión en Yakarta. “Creemos que REDD puede llegar a cambiar las reglas del juego”. Por supuesto, Leitmann no dice nada del papel que ha desempeñado el Banco Mundial en el financiamiento de la destrucción de los bosques de Indonesia. 

Por cierto, los problemas son graves. Solo en la provincia de Riau es probable que este año se prenda fuego a una superficie de 1,6 millones de hectáreas de turberas y bosques. Pero ¿cómo es que REDD, que supuestamente cambiaría las reglas del juego, va realmente a cambiar algo? APP y APRIL esperan obtener pagos REDD por no cortar el bosque en zonas donde ya tienen permiso para hacerlo. Sin duda APP querrá que le paguen por sus “corredores de bosque”. APRIL planea plantar un anillo de 150.000 hectáreas de plantaciones de acacia en torno a la Península de Kampar y aplicar una moratoria a la tala de 300.000 hectáreas “neurálgicas” de la península. APRIL anticipa que recibirá grandes sumas de dinero provenientes del mercado de carbono. Pero APRIL guarda silencio acerca de los medios de sustento de la población local. La empresa ni siquiera se molestó en contar sus planes a las comunidades locales de la Península de Kampar.

La gente que perdió sus medios de sustento por las plantaciones industriales de árboles tiene una de las huellas de carbono más pequeñas del mundo. APP y APRIL son responsables de enormes emisiones de gases de efecto invernadero por la destrucción de bosques y el desecamiento de pantanos de turbera. Sin embargo REDD recompensaría a APP y APRIL y no haría nada para detener el atropello de los derechos humanos básicos de los aldeanos.

Por Chris Lang, http://chrislang.org

El programa radial de Living on Earth, “Where the Forest Ends”, está disponible en inglés en: http://bit.ly/7hLN0j
La película de LifeMosaic “Eyes on the Kampar Peninsular”, está disponible en inglés en: http://bit.ly/5BWH01