Minería y resistencia

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Es obvio que la actividad minera puede plantear una amenaza a la integridad de los bosques. La limpieza de la vegetación superficial y de los suelos para tener acceso a los minerales subterráneos tiene repercusiones evidentes y con frecuencia la misma es de larga duración. El desgaste provocado en la superficie por las minas mismas, con la erosión y colmatación correspondientes, se ve agravado por los montones de residuos, las balsas de vertidos, los trabajos mineros asociados, las capas freáticas alteradas y los cambios químicos locales. Esto incluye el drenaje minero ácido, la diseminación de metales pesados y la consiguiente contaminación de suelos y cursos de agua. Las actividades mineras consumen enormes cantidades de agua y, con excesiva frecuencia, las contaminan.

Asimismo, las minas pueden ser consumidores masivos de madera para la construcción. Donde los recursos mineros son abundantes, el daño puede afectar a extensos territorios, ya sea mediante la minería a cielo abierto o mediante los impactos combinados de una multitud de pequeñas minas. Cualesquiera comunidades locales anteriormente dependientes de los recursos naturales renovables de estas zonas sufren pérdidas inmediatas como consecuencia de dichas actividades, viendo sus medios de vida socavados, sus organizaciones sociales alteradas y sus culturas transformadas. Las indemnizaciones en efectivo, si se pagan, no pueden compensar estas pérdidas, y la oscura herencia de la minería perdura incluso después de que se abandona una mina.

No obstante, las repercusiones de las minas se extienden con frecuencia mucho más allá de lo mencionado hasta ahora. La minería puede ser muy lucrativa y las operaciones a gran escala y a mediana escala pueden exigir enormes inversiones y generar importantes ingresos. Por ello, la minería en zonas boscosas remotas, implica con frecuencia la creación de importantes infraestructuras – carreteras, puertos, poblados mineros, desviaciones de ríos, construcción de embalses y centrales generadoras de energía –, siendo todo ello necesario para hacer que las minas mismas sean viables y productivas. El tratamiento de las menas de los minerales aguas abajo requiere instalaciones industriales adicionales, que plantean exigencias adicionales de energía, agua y terreno.

Las grandes minas constituyen a menudo la punta de lanza de planes de desarrollo incluso más grandes, que están pensados para transformar regiones enteras. Por ejemplo, el proyecto de Grande Carajás, en Brasil, que se centra en la mina de hierro de la gigante minera Vale forma la pieza central de un enorme complejo de ferrocarriles, puertos, embalses, plantaciones y programas de colonización que está afectando a decenas de millones de hectáreas en la zona oriental de la Amazonía brasileña.

La empresa Vale, que nació y actuó como empresa estatal por 55 años para ser privatizada en 1997, es actualmente la segunda mayor empresa minera del mundo. Opera en 38 países y representa el 15% del total mundial de extracción de hierro. (1)

Ya sean planeadas o imprevistas, las minas y sus infraestructuras asociadas provocan amplios cambios económicos y sociales y transformaciones medioambientales. Las carreteras, y el señuelo de las oportunidades de trabajo en los nuevos distritos mineros, llevan colonizadores a las regiones de bosques, sobrecargando tanto las comunidades locales como la capacidad de las instituciones gubernamentales para regular el acceso a los territorios y a los bosques. Las grandes minas son un asunto de poderosas sociedades anónimas y del capital internacional, y la promoción demasiado entusiasta de la minería provoca, de ese modo, cambios duraderos en el poder, que pasa de manos de los habitantes locales y de la sociedad civil a las sociedades anónimas internacionales y a las elites nacionales (2).

Muchas comunidades afectadas no aceptan el derecho de las empresas mineras a penetrar en sus territorios y rechazan la minería como incompatible con su cultura, sus economías o sus tradiciones.

En ese espíritu fue que el pasado mes de mayo, y luego de años de resistencia en varias partes del mundo, los afectados por las actividades de la  gigante minera Vale,  realizaron su II Encuentro Internacional (3).  Más de 50 delegados de varios países del mundo se reunieron en Belo Horizonte, Brasil, contando con la presencia de delegaciones de Mozambique, Indonesia y Canadá, así como con la representación del Observatorio Minero de Conflictos en América Latina (OCMAL), para discutir la coyuntura económica y política de la empresa, intercambiar experiencias con respecto a sus impactos en el mundo y elaborar estrategias de resistencia contra los impactos sociales y ambientales de la minera así como afinar métodos y actividades futuras en el corto y mediano plazo.

La primera reunión había tenido lugar el año pasado y en el correr del año se realizaron varias actividades: participación en varias asambleas de accionistas de Vale expresando las críticas de las comunidades, publicación de un informe sobre impactos y perjuicios de Vale en todo el mundo, una acción penal a dos directores de la empresa siderúrgica CSA en Rio de Janeiro, de propiedad de Vale y la empresa alemana Thyssenkrupp.

En esta oportunidad se trazaron algunas líneas de acción. El movimiento lucha por la institucionalización de territorios libres de minería, por el derecho a “decir no” a nuevos emprendimientos mineros y por la consulta previa a las poblaciones afectadas. En los casos donde la minería ya está instalada, exigen la reparación integral de los impactos e indemnizaciones para personas y comunidades.

Otro punto fuerte fue la denuncia de la criminalización a la que se somete a quienes resisten la minería, y el reclamo de poner fin a que la empresa Vale esté financiada con dineros públicos.

Entre sus objetivos, los afectados procuran ampliar la discusión sobre la función social de la minería teniendo en cuenta el debate actual sobre los derechos de la naturaleza y el buen vivir.

Artículo elaborado en base a información obtenida de: (1) Quanto Valem os Direitos Humanos? Relatório da Federação Internacional de Direitos Humanos e de Justiça Global a respeito dos impactos sobre os direitos humanos da indústria mineira e siderúgica de Açailândia, 18/05/2011, http://www.justicanostrilhos.org/nota/732; (2) “Socavando los bosques. La necesidad de controlar a las empresas mineras transnacionales: un estudio de caso canadiense”,  por Forest Peoples Programme, Philippine Indigenous Peoples Links y Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales,http://www.wrm.org.uy/publicaciones/socabando.pdf ; (3) II Encontro Internacional dos Atingidos pela Vale, 01/05/2011, http://www.justicanostrilhos.org/nota/721