Tanzania: La Resistencia Comunitaria contra los Monocultivos de Árboles

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El pueblo Nzivi parece ser como tantos otros de la zona. Sin embargo, hay una gran diferencia: Nzivi no permite entrar a inversores para realizar actividades a gran escala. Green Resources es la principal empresa privada de plantaciones activa en Tanzania.

A primera vista, la aldea Nzivi, en la región de Iringa en Tanzania, es una aldea como tantas otras de la zona. Sus habitantes viven de la agricultura y la cría de ganado, las principales actividades que las comunidades practican en la zona. Pero cualquiera que visite la aldea se sorprendería de ver en los alrededores enormes extensiones de monocultivos de árboles, principalmente pinos, aunque también eucaliptos. Todas esas plantaciones probablemente son las más grandes de África oriental. En 2016, Tanzania tenía 583.000 hectáreas cubiertas por monocultivos de árboles, de las cuales más de 400.000 hectáreas, aproximadamente el 70%, se encuentran en las regiones de Iringa y Njombe, las llamadas Tierras Altas del Sur.

Pero si alguien hablara con los aldeanos de Nzivi descubriría que esta aldea es diferente en al menos dos aspectos: decidieron, a partir de lo que aprendieron de otras experiencias, no permitir que los inversores realicen actividades a gran escala, tales como plantaciones de monocultivos de árboles. Y como resultado, Nzivi todavía tiene un gran cantidad de tierra para satisfacer las necesidades de los propios aldeanos.

Para entender el motivo que llevó a los aldeanos de Nzivi a tomar una decisión de este tipo es importante comprender los impactos de las plantaciones industriales de árboles en las otras comunidades de la zona. Para conocer dichos impactos, la Fundación SUHODE, Justiça Ambiental y el WRM realizaron una visita de campo en octubre de 2018, visitando, además de Nzivi, las aldeas de Idete, Mapanda, Kihanga, Igowole y Taweta, rodeadas por las plantaciones de monocultivos de la principal empresa privada activa en la zona, Green Resources.

Green Resources en Tanzania

Hace varias décadas que comenzaron a establecerse plantaciones en la región, primero por compañías estatales como Sao Hill y luego, desde la década de 1990, por empresas privadas que han promovido y establecido zonas de plantaciones. La empresa privada más grande del país es Green Resources, una compañía noruega propiedad en su mayoría de Norfund, la institución gubernamental noruega de desarrollo, además de un gran número de otros inversores del mercado financiero. (1)

Green Resources se perfila como una de las mayores empresas forestales y procesadoras de madera de África Oriental, con plantaciones de árboles en Mozambique, Uganda y Tanzania. En Tanzania, Green Resources controla un total de 74.850 hectáreas, de las cuales 17.000 hectáreas ya han sido plantadas con eucaliptos y pinos. La compañía afirma en su página web que “cree que la forestación es una de las formas más eficientes de mejorar las condiciones sociales y económicas de las personas del medio rural y aspira a ser el empleador y socio preferido de las comunidades locales en estas zonas”. También afirma que para Tanzania “Las tierras utilizadas para plantar son pastizales de bajo valor que se han adquirido casi en su totalidad de las aldeas locales”.

Contrariamente a la situación actual en Mozambique, donde la compañía perdió la certificación, en Tanzania la empresa cuenta con el certificado del FSC (Consejo de Administración Forestal), que le permite afirmar que su madera proviene de fuentes “sostenibles”. También ha registrado y validado sus plantaciones para el almacenamiento de carbono (a través del sistema VCS), e incluso bajo el sistema CCBS, afirmando que su “misión” es “estimular y promover actividades de gestión de la tierra que mitiguen de manera creíble el cambio climático global, mejoren el bienestar y reduzcan la pobreza de las comunidades locales, a la vez que conserven la biodiversidad”. (2)

Green Resources llegó a las comunidades de Idete en 1996, a Mapanda en 1997 y a Taweta en 2007. Las comunidades fueron persuadidas y decidieron aceptar un contrato de arrendamiento con la compañía, lo que le aseguró el acceso a hasta un tercio de las tierras de la comunidad, por un período de 99 años. Esto sucedió, entre otras cosas, por dos razones importantes. Primero, porque en ese mismo momento las comunidades no vieron la pérdida de su tierra como crucial para sus necesidades y no tenían idea de su valor real. Pero también, una razón muy importante para aceptar a Green Resources fue su lista de promesas. Para empezar, puestos de trabajo. Pero también mejoras en la infraestructura de las aldeas, tales como construcción y renovación de aulas, oficinas y salas de reuniones de los gobiernos locales, dispensarios, fuentes de agua, dormitorios del personal de salud y educación, etc. Además, la compañía también prometió compartir el 10% de los ingresos generados por sus proyectos de carbono, que se basan en el carbono que se “almacena” con el crecimiento de los pinos y eucaliptos plantados en las tres aldeas. Green Resources puso estas promesas en papel y firmó contratos adicionales con las comunidades para los ingresos por concepto de almacenamiento de carbono, sin que las comunidades tuvieran una comprensión clara de cómo funciona este sistema de mercado.

Actualmente, muchos años después de la llegada de la empresa, las comunidades están decepcionadas y enojadas. Afirman que esta no cumplió sus promesas o solo lo hizo parcialmente. A la fecha, no se ha creado casi ningún trabajo permanente. Tanto en Idete como en Taweta, Green Resources ha generado solo 1 trabajo permanente, y en Mapanda, considerando que tiene 5.503 habitantes según el consejo de la aldea, no se ha ofrecido ni siquiera un solo trabajo. Los aldeanos también tienen muchas quejas sobre las condiciones de trabajo, en especial los bajos salarios; la falta de transporte para los contratados para trabajos temporales; la precariedad o incluso la falta de equipos de protección contra los agrotóxicos. Por último, los aldeanos acusan a la empresa de no haber pagado al sistema de seguridad social de Tanzania el monto que la compañía descontó de sus salarios por concepto de dichas contribuciones.

Los aldeanos admiten que se han cumplido algunas promesas de infraestructura. Pero al mismo tiempo, en Mapanda, por ejemplo, siguen esperando una nueva sala de reuniones. Recién después de que la comunidad ejerciera fuerte presión, la empresa finalmente se comprometió a construirla este año. Sin embargo, la nueva sala de reuniones aún no está construida. En Taweta, la única mejora que los aldeanos recuerdan es la renovación de dos aulas. La oficina que Green Resources construyó en esa aldea para administrar las plantaciones de la zona, fue cerrada y parece abandonada.

Los ingresos de los programas de carbono solo se compartieron con la aldea de Mapanda, donde la comunidad recibió dos pagos de 30 y 33 millones de chelines tanzanos, realizados en 2011 y 2014, respectivamente. Estos dos pagos ascienden a unos 40.000 dólares estadounidenses, una cantidad muy baja para una comunidad de más de 5.000 personas con muchos problemas de infraestructura, como, por ejemplo, el abastecimiento de agua. Aun así, no hubo transparencia en la forma en que se definió el monto pagado a la comunidad, que no tenía conocimiento del valor total de los ingresos de la empresa o si la cantidad que les dieron correspondía efectivamente al 10% de los ingresos, o no. Hasta ahora, los pueblos de Idete y Taweta no han recibido ningún pago por concepto del almacenamiento de carbono. En una presentación pública de Green Resources -disponible en Internet (3)-, la compañía se queja de que “la contabilidad del carbono ha sido una decepción”, pero afirma que, a pesar de eso, “Green Resources ha generado 2 millones de dólares (…)”. Si uno calcula el 10% de esa cantidad, las aldeas deberían haber recibido al menos 200.000 dólares estadounidenses, sustancialmente más que lo que recibió la aldea de Mapanga.

Las tres comunidades que visitamos lamentan haber entregado gran parte de sus tierras a la empresa y que ahora tengan restringido el acceso, incluso para recolectar paja y arcilla en zonas donde aún no hay plantaciones. Cuando se les preguntó si estaban de acuerdo con el argumento de la empresa de que estas tierras son de “bajo valor” o que están “degradadas” (como argumenta Green Resources y otras empresas forestales), fueron unánimes al decir que eso es una mentira total. Consideran que esas tierras son muy valiosas, fértiles e importantes para las comunidades y su futuro. Hoy en día necesitan pedir permiso si quieren entrar a sus tierras. En Idete, a los aldeanos les preocupa no poder recolectar más un tipo de caña con la que se fabrican canastas tradicionales, y que producen especialmente las mujeres. Una de las aldeanas expresó su preocupación por la escalada de casos de VIH / SIDA debido al aumento de trabajadores foráneos en las zonas de las aldeas.

Otro aldeano argumentó que no hay comparación entre las pérdidas que sufre la comunidad al entregar su tierra durante 99 años, con los beneficios obtenidos hasta ahora. Las aldeas están preocupadas por su futuro. Una mujer de la aldea de Idete reflexionó con gran preocupación sobre la posibilidad de que quizás sus hijos aún puedan cultivar pero seguramente sus nietos no tendrán espacio para plantar sus cultivos alimenticios ni para criar su ganado, lo que significa que la pobreza aumentará.

No es de extrañar que las tres comunidades quieran recuperar las tierras -o al menos una parte de ellas- que ahora están ocupadas por Green Resources. Pensando en el futuro de sus pueblos y familias, quieren tener la seguridad de que tendrán suficiente tierra para los miles de aldeanos de sus comunidades, en especial en un futuro próximo. Sin embargo, enfrentan un gran desafío al haber firmado un contrato aparentemente legal en el que acuerdan arrendar las tierras de la aldea a la empresa. Pero, ¿cuál es la legitimidad de un contrato de este tipo cuando se aprobó en base a una lista de promesas incumplidas y cuando las actividades de la compañía ponen en riesgo el futuro de toda la comunidad?

Lo encontrado en la visita de campo da pie a cuestionar la veracidad de las declaraciones de la empresa cuando afirma que en Tanzania actúa de manera ejemplar y es un socio preferido de las comunidades de la zona.

La información como poder

La historia de Green Resources en Tanzania muestra una vez más que las empresas de plantaciones siempre necesitan asegurar el acceso a una gran superficie de tierra para poder establecer sus plantaciones. También muestra cómo estas empresas lo hacen sobre la base de una serie de promesas falsas o muy mal cumplidas, con el fin de convencer a las comunidades a regalar sus tierras. Es muy importante que las historias y experiencias de las comunidades afectadas por Green Resources u otras compañías forestales sean conocidas por otras aldeas, que así podrán aprender de ellas y reflexionar al respecto.

Los aldeanos de Nzivi llegaron a conocer a tiempo las experiencias de otras aldeas al hablar con las comunidades vecinas y, preocupados de que pudieran llegar a la misma situación, decidieron no confiar en las promesas y decir no a cualquier compañía que quiera controlar parcelas significativas de sus tierras, como es el caso de Green Resources. Decidieron asegurar su propio control y acceso a sus tierras para las generaciones futuras.

Esto no significa que los aldeanos de Nzivi no acepten ninguna inversión en absoluto. Los líderes nos dijeron que separaron una parcela relativamente pequeña de la tierra comunitaria para los inversionistas, pero solo para aquellos que no pretendan apoderarse de partes significativas de su tierra y que estén interesados ​​en apoyar a la comunidad en servicios que ésta considera importantes pero que ahora se ofrecen precariamente, como la educación y la salud. Consideran que este tipo de inversión podría beneficiarlos y, al mismo tiempo, garantizar su derecho fundamental a acceder a sus propias tierras, bosques y pastizales, de los que dependen para su propia supervivencia.

Como era de esperar, todavía no ha aparecido ningún inversionista para hacer una propuesta a la comunidad. Esto ilustra qué tan lejos están los intereses orientados a la ganancia - de inversionistas como Green Resources e inversionistas estatales privados y noruegos que están detrás suyo -, de los intereses y necesidades de las comunidades rurales de Tanzania, como Nzivi.

Justiça Ambiental! - Mozambique,
SUHODE Foundation - Tanzania
y el WRM

(1) http://www.suaire.suanet.ac.tz:8080/xmlui/bitstream/handle/123456789/1659/SAID%20ASIAD.pdf?sequence=1&isAllowed=y
(2) http://www.greenresources.no and http://www.climate-standards.org/about-ccba/
(3) http://www.greenresources.no/Portals/0/pdf/GR_NewForest_for_Africa_170316_(new).compressed.pdf