Semillas de esperanza
“¿Cuáles son las soluciones a la destrucción de los bosques?” “¿Qué alternativas propones?” Preguntas como estas son las que se suelen plantear para anular posibles debates que conduzcan hacia soluciones reales a la deforestación y el caos climático. Sin embargo, los caminos a hacia esas soluciones tendrían que comenzar por poner fin a la embestida contra los pueblos de los bosques y sus formas de vida, y por aprender sobre sus relaciones con sus territorios. Esas comunidades han vivido en y con los bosques y los han protegido por generaciones.
Las interdependencias entre y dentro de las comunidades del bosque con sus espacios vitales y sus prácticas revelan sus formas de conservación. Y en estas interdependencias están las historias de las mujeres.
Una visión feminista sobre los Bienes Comunes revela que la acumulación se opone a los principios básicos de compartir y sustentar: para recibir la abundancia de la naturaleza hay que asegurar que las necesidades (y no los deseos o la codicia) definan la extracción.
Las asambleas de pueblo en Korchi, junto con la resistencia a la minería, participan activamente en la reinvención y reconstrucción de la gobernanza local. Los colectivos de mujeres también han comenzado a hacerse oír en estos espacios de toma de decisiones. (Disponible en suajili).
En América Latina, las mujeres siempre han hecho parte de las luchas históricas por la defensa del territorio. A través de la movilización y con prácticas cotidianas, resisten los extractivismos y toda forma de violencia. (Disponible en suajili).
Los y las campesinas y otras personas que trabajan en las zonas rurales se encuentran a un solo paso de lograr una Declaración de las Naciones Unidas que podría defender y proteger sus derechos a la tierra, las semillas, la biodiversidad, los mercados locales y mucho más.
Con la adhesión de organizaciones en los cinco continentes, se difunde una declaración abierta que denuncia el fracaso de la RSPO en eliminar la violencia y la destrucción que generan los monocultivos de palma aceitera.
El sistema de certificación de la RSPO permite la expansión de la industria de la palma aceitera a la vez que maquilla de verde la destrucción y las violaciones a los derechos humanos cometidas por estas empresas.
El programa para compensar la destrucción de bosques provocada por supuestos proyectos de desarrollo ocupa áreas comunitarias con monocultivos. Las mujeres, afectadas y en el centro de la resistencia.