Algunos malabaristas del circo climático están lanzando al aire el carbón para nuevamente atraparlo, pero ahora con un nombre atractivo. La propuesta de transformar residuos en carbón vegetal y enterrar miles de millones de toneladas en el suelo cada año convierte al carbón en “biochar”.
El carbón se produce a través de un proceso llamado pirólisis, por el cual la biomasa se expone a altas temperaturas en ausencia de oxígeno. Esto produce dos tipos de combustible además del carbón, el gasoil vegetal y el syngas, que pueden ser utilizados para calefacción y energía o refinados para fabricar agrocombustibles, es decir, gasolina para automóviles y, posiblemente, también para aviones.
Los promotores del “biochar” dicen que podría “refrescar el planeta”. Miles de millones de toneladas de biomasa, sobre todo de los árboles y de residuos agrícolas, serían transformadas en “biochar”. Pero no tienen en cuenta que esto requeriría la plantación de muchos millones de árboles… Se necesitaría mil millones de hectáreas de plantaciones para cultivar los árboles necesarios para producir “biochar” a una escala lo suficientemente grande como para generar un impacto sobre el clima.
¿Dónde se llevaría a cabo esta “solución de geo-ingeniería para el cambio climático global”? No en Estados Unidos, ni en Europa: África es el principal objetivo para el “biochar”.
Percibida convenientemente como un continente con abundante tierra disponible, que sólo espera ser “desarrollado”, África ya está experimentando la apropiación masiva de tierras para producir agrocombustibles y para inversiones agrícolas extranjeras. Las comunidades indígenas, los bosques, los recursos hídricos y la producción de alimentos se han visto gravemente afectados por las expulsiones, la inseguridad alimentaria y los conflictos territoriales que se suman a los impactos negativos del cambio climático.
Si bien es evidente que el “biochar” no está en posición de ganar la aceptación de la CMNUCC como solución para el cambio climático, la atmósfera de urgencia climática hace que los defensores de este remiendo tecnológico reduccionista tengan esperanzas de que su producto ingrese rápidamente en el mercado de carbono y que obtenga su acreditación en las negociaciones climáticas internacionales. Además, al circo climático podría gustarle el producto.
Fuente de información: “Biochar Land Grabbing: the impacts on Africa”, enhttp://www.gaiafoundation.org/documents/Biochar%20Africa%20briefing.pdf