Nueva York, 20 de febrero de 1997
La deforestación y la degradación de los bosques -incluyendo su conversión en plantaciones de monocultivos de árboles con fines industriales- es un tema que debe ser encarado por todos los gobiernos, ya que prácticamente todos ellos tienen algún tipo de responsabilidad, directa o indirecta, por la crisis de los bosques. Si bien el tema tiene alcance mundial, tanto por sus causas como por sus consecuencias, es necesario que sea abordado a nivel nacional. Las causas directas e indirectas de la deforestación y de la degradación de los bosques varían de un país a otro, así como también dentro de los países y por lo tanto los esfuerzos por detener estos procesos deben adecuarse a las situaciones específicas. Cuando algunas de las causas de la deforestación y la degradación de los bosques trascienden las fronteras nacionales, debe dejarse bien en claro esa situación, y la comunidad internacional debe brindar apoyo para la eliminación de dichas causas.
En la medida en que la deforestación y la degradación de los bosques tienen consecuencias a nivel mundial, tales como el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad, la comunidad internacional -incluidos los gobiernos, los organismos intergubernamentales y las organizaciones de la sociedad civil- debe desempeñar una función en la tarea de generar las condiciones necesarias para detener y revertir tales procesos.
Los gobiernos del Norte tienen un papel a jugar, tanto en el plano nacional como internacional. A nivel nacional, algunos deben comprometerse a detener las actuales prácticas insustentables de explotación forestal en sus propios países y, en los casos en que sea pertinente, respetar los derechos de los pueblos indígenas; otros deben centrarse en la protección de lo que queda de bosques intocados, mientras que otros deben cambiar el manejo industrial estilo plantación por prácticas ecológicas de manejo.
En el plano internacional, los gobiernos del Norte deben comprometerse a eliminar una serie de causas subyacentes de la deforestación, particularmente en el Sur, tales como el consumo excesivo de productos forestales y de productos producidos en las zonas boscosas, términos de intercambio injustos, temas relacionados con la deuda externa, programas de ajuste estructural, etc. También deben evitar la exportación de sus prácticas forestales a ambientes totalmente diferentes en el Sur y evaluar si su ayuda para el desarrollo en los sectores forestal y agrícola favorece la conservación de los bosques o contribuye a aumentar la deforestación en el Sur.
Los gobiernos del Sur también tienen un papel importante a cumplir y deben comprometerse a eliminar las causas nacionales de la deforestación y la degradación de los bosques. En algunos casos deben garantizar a los campesinos y pueblos indígenas la tenencia de la tierra; en otros casos deben poner otras fuentes de energía a disposición de las poblaciones locales que dependen exclusivamente de la biomasa como combustible y en otros deben evitar embarcarse en proyectos de desarrollo que provoquen la deforestación y degradación de los bosques en gran escala.
Tanto en el Norte como en el Sur, la sociedad civil en general y los pueblos de los bosques y los pueblos dependientes del bosque en particular, deben desempeñar un papel primordial en la elaboración de planes nacionales, regionales y locales de conservación y uso de los bosques, así como en su aplicación, supervisación y evaluación.
Exhortamos a la Comisión de Desarrollo Sustentable a reclamar de todos los gobiernos, del Norte y del Sur, compromisos públicos sobre las medidas concretas que tomarán para frenar la deforestación y la degradación de los bosques en lo local y, cuando corresponda, fuera de fronteras. De esa forma los gobiernos se harán responsables ante sus propios pueblos y ante la comunidad internacional en su conjunto. Todos los gobiernos deben comprometerse también a elaborar un informe anual sobre la aplicación de esos compromisos y a divulgarlo a nivel nacional, pidiendo a todas las partes interesadas sus comentarios, tanto sobre los compromisos en sí mismos como de su aplicación. La CDS u otro organismo de la ONU escogido por la CDS -por ejemplo el PNUMA- elaboraría entonces un informe recogiendo la información recibida de los gobiernos y la información producida por entidades no gubernamentales. En los casos en que exista una gran diferencia entre los informes oficiales y los no oficiales, la CDS, o el organismo escogido, enviará un equipo de investigadores para elaborar su propio informe, que también será divulgado públicamente.
Gran parte de los bosques del planeta han desaparecido y muchos otros corren peligro, tanto en el Norte como en el Sur. No hay dudas sobre esto. Pero hasta ahora los gobiernos no han podido o no han querido encontrar soluciones, mientras las poblaciones locales -en especial los pueblos indígenas- luchan por defender sus bosques y la comunidad de ONGs tiene una larga historia en la misma dirección. Como una medida concreta para demostrar un cambio de curso, reclamamos a todos los gobiernos que firmen el Convenio 169 de la OIT y el Proyecto de Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Si los gobiernos están dispuestos realmente a defender los bosques, entonces deben establecer claramente sus compromisos, fortalecer a las poblaciones locales, reconocer los derechos de los pueblos indígenas a sus bosques y abrir canales de participación a todas las partes verdaderamente interesadas en la conservación de los bosques, en especial los pueblos indígenas y los que dependen de los bosques y la comunidad de organizaciones no gubernamentales.