Después de veinte conferencias sobre el clima de las Naciones Unidas las negociaciones todavía se enfocan en cifras y números, como si la crisis climática se tratara sólo de eso. En lugar de dedicar el tiempo a las soluciones reales, tales como dejar los combustibles fósiles bajo tierra, los debates sobre el clima deliberadamente inventan mecanismos que permiten a las empresas seguir haciendo lo suyo como de costumbre. La deforestación ha sido aparentemente posicionada como tema central en las discusiones, como una de las principales causas del cambio climático. Pero los bosques son considerados como meros depósitos de carbono que deben ser conservados por el carbono que contienen, como si esto fuera a detener el cambio climático. Y a su vez, el problema de la deforestación también ha sido reducido a un mero debate de cifras y números.
De hecho, los números son una forma eficaz de reducir complejas crisis a cifras cuantificables, de distraer la atención apartándola de las verdaderas causas del problema. Tal es el caso de las “respuestas” intergubernamentales a la crisis de los bosques en las últimas décadas. Por ejemplo, la “gestión forestal sostenible” determina una cantidad supuestamente “sostenible” de madera que puede extraerse; el mecanismo REDD+ cuantifica y da un valor económico a la capacidad de los bosques para fijar y almacenar carbono; las propuestas de “deforestación neta cero” también se basan en cuantificar en cuántos años se puede alcanzar esta cifra - o cuánto bosque debe “restaurarse” en otro lugar para que el resultado sea “deforestación neta cero” aunque se siga deforestando.
Todas estas supuestas “soluciones” han beneficiado a una industria de empresas de consultoría, medición, seguimiento y cuantificación de los bosques, los árboles o las funciones del bosque. Pero no han logrado frenar el cambio climático o la deforestación. Fracasaron porque ninguna de esas “soluciones” aborda ni las causas directas ni las causas subyacentes del problema, tales como el actual modelo de producción y consumo capitalista en expansión o las relaciones de poder profundamente desiguales entre las empresas y las comunidades. Además, todas estas “soluciones” generan más problemas a las comunidades que dependen de los bosques:
- “La gestión forestal sostenible” permite continuar con una actividad intrínsecamente destructiva como es el madereo, con la promesa de “mantener el bosque en pie”. El modelo de concesiones beneficia a las empresas madereras pero resulta destructivo para el bosque y es muy dañino para las comunidades para quienes el bosque constituye un medio de vida y sustento, especialmente para las mujeres. Y lo que es peor, el concepto, respaldado por números que indican que sólo se extraerá una “pequeña cantidad” de madera, también sirve como un “pasaporte” para que las empresas entren en nuevas zonas de bosque y supuestamente las conserven llevándose sólo “unos pocos” árboles.
- REDD+ ubica la principal causa de la deforestación en las prácticas de las comunidades que habitan los bosques, especialmente las prácticas utilizadas para la producción (de subsistencia) de alimentos, como lo revela un análisis sistemático de 24 proyectos REDD+ y los planes nacionales de diferentes países. Las comunidades que viven en zonas donde se implementan proyectos REDD+ son sometidas a restricciones en el uso del bosque que interfieren con sus formas de vida y sustento y refuerzan la idea de que un bosque bien conservado es un bosque sin gente.
- La idea más reciente, de “deforestación neta cero”, ha atraído a numerosas empresas agroindustriales que tienen un historial de destrucción de bosques y perjuicios a pueblos y comunidades que dependen de los bosques. Estas empresas, junto con otras grandes compañías de alimentos y ONGs internacionales conservacionistas, promueven la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, que incluye el compromiso de poner fin a la deforestación “neta”, lo que significa que continuarán extrayendo madera si el daño puede “compensarse” en algún otro lugar. La Declaración fue firmada en 2014 en el marco de la cumbre de la Secretaría General de la ONU sobre el clima. Sin embargo, esta Declaración, afirmando que su objetivo es “Reducir, por lo menos, a la mitad la tasa de pérdida de bosques naturales a nivel mundial para el año 2020 y hacer esfuerzos para acabar con la pérdida de bosques naturales para el año 2030”, no dedica ni una sola palabra a lo que harán sus firmantes de la agroindustria para detener realmente la expansión de las plantaciones. Esta misma expansión continúa provocando la deforestación en formas directas e indirectas.
Por otra parte, la “deforestación neta cero” significa que la deforestación a gran escala puede continuar mientras sigan expandiéndose grandes plantaciones de monocultivos industriales de eucaliptos, acacias, pinos y otros árboles. Esto es por la absurda definición que hace la FAO del “bosque”, definiéndolo como cualquier conjunto de árboles, incluso transgénicos, de una cierta altura y densidad mínimas. Es así que las plantaciones industriales a gran escala de monocultivos de árboles son llamadas “bosques plantados”. La superficie cubierta por plantaciones de árboles aumentó 50 millones de hectáreas en todo el mundo tan solo en la década 2000-2010, causando graves problemas a las comunidades locales. Sin embargo, para la FAO este aumento de las plantaciones industriales de árboles es una contribución a la reducción de la deforestación global, y concluye que la deforestación neta resulta menor de lo que es realmente porque que las plantaciones industriales de árboles abarcan más tierras.En la “deforestación neta cero” quizá sólo estén a salvo los bosques con “alto valor de conservación” o los “bosques con alto valor de carbono”. Pero incluso esas zonas podrían ser destruidas sin causar ninguna “deforestación neta” si, por ejemplo, las empresas pueden adquirir “créditos de biodiversidad” para “compensar” los impactos destructivos de sus actividades sobre la biodiversidad mediante la protección de tierras en otros lugares con una biodiversidad de valor “equivalente”. Es así que la deforestación continúa, y se nos pide creer que ha sido “efectivamente compensada”.
Pero ninguna “compensación” puede compensar verdaderamente ya que cada zona, cada lugar, con sus propios pueblos y comunidades específicas, es único, no importa cuán impactantes puedan parecer las cifras, los números y los cálculos de especies “equivalentes” o de carbono.
Comentarios finales
Todo indica que las próximas negociaciones de las Naciones Unidas sobre el clima pondrán, una vez más, a los bosques en el centro del debate. Lamentablemente, las negociaciones se centrarán otra vez en cómo asegurar más beneficios a las empresas promoviendo falsas soluciones a la crisis, tales como REDD+ y nuevas versiones recientes basadas en los mismos supuestos. Y una vez más, se tratará de números y cifras y no de abordar las causas reales de la crisis climática.
Nuestro llamamiento es a unirse, organizarse y movilizarse con los pueblos y comunidades del bosque, movimientos sociales y otros grupos y activistas, de manera de fortalecer nuestra presión para confrontar las verdaderas causas de la destrucción y la contaminación. Próximo a que las negociaciones de la ONU demuestren por 21avez que los negociadores no son capaces de firmar un plan de acción que impida un desastre climático y social, debemos fortalecer nuestras luchas y nuestro análisis sobre lo que está causando esta crisis. ¡Unámonos y marchemos por el fortalecimiento de los movimientos y las numerosas experiencias que cuestionan cada día el modelo destructivo impulsado por las empresas!
Invitamos a los grupos que aún no han firmado, a sumarse al Llamado a la Acción elaborado en 2014 para la cumbre de las Naciones Unidas sobre el Clima celebrada en Lima. El Llamado muestra y denuncia los vínculos entre el modelo destructivo y las falsas soluciones a la crisis climática y la deforestación. Se pronuncia con un NO rotundo a esas falsas soluciones a la crisis del clima que implican compensaciones. Los invitamos a leer y sumarse al Llamado en:http://wrm.org.uy/es/acciones-y-campanas/para-rechazar-redd-y-las-industrias-extractivas-para-enfrentar-el-capitalismo-y-defender-la-vida-y-los-territorios/