Soberanía alimentaria en Zimbabue: árboles de mopane y medios de vida locales

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Sinikiwe Ncube (46) vive con sus tres hijos en la aldea de Mazwi bajo la jefatura de Malaba, en Matabeleland sur. Durante mucho tiempo su familia ha sobrevivido gracias al cultivo de orugas del árbol de mopane. Pero en los últimos años, la población de estas orugas ha disminuido a causa de la deforestación, amenazando así el sustento y la soberanía alimentaria de su familia.

Estas orugas se alimentan principalmente de las hojas del árbol llamado mopane. El mopane, conocido científicamente como Colophospermum mopane, se encuentra comúnmente en las zonas cálidas, secas y bajas de Zimbabue, como la aldea Mazwi en Matabeleland sur. El árbol es conocido localmente como Iphane en isindebele o Mupani en Shona. Los lugareños llaman a las orugas del mopane, amacimbi en isindebele o madora en Shona.

La aldea de Mazwi está en una de las zonas más secas de Zimbabue. El suelo rocoso infértil, junto con patrones pluviales erráticos y temperaturas insoportablemente altas, es hostil a la agricultura. Los aldeanos que insisten en plantar cultivos terminan viéndolos languidecer lastimosamente, azotados por el calor y la sequía. Las agencias de donantes han tenido que intervenir para ayudar a los aldeanos ante la persistente escasez de alimentos. Es la supervivencia del más apto, incluso para cualquier otro organismo vivo, en especial la vegetación. Pocos árboles han sobrevivido a este ambiente adverso y uno de ellos es el mopane, que se encuentra en las franjas aisladas de bosques densos.

Es en estos bosques que los miembros de la comunidad local obtienen su sustento a través de la cosecha de orugas del mopane. También utilizan la madera del árbol del mopane para varios otros usos tales como fabricación de artesanías, pequeños artículos del hogar, postes para cercas y cabañas, y leña. Algunas compañías usan el mopane en la fabricación de soportes para las minas, durmientes para vías férreas y a veces pisos de parquet. En el invierno los árboles de mopane pierden sus hojas, dejando un paisaje lúgubre y mísero. Sin embargo, el escenario cambia drásticamente en verano. La belleza de las hojas del mopane no sólo es atractiva para el ojo humano. Las orugas del mopane nacen de los huevos depositados debajo de las hojas. Poco después de su brote, las orugas del mopane comienzan a alimentarse de las hojas del árbol. Las orugas han jugado un papel crucial en la vida de los aldeanos de Mazwi.

Las orugas del mopane usualmente aparecen algunas semanas después de las lluvias de la temporada de verano. Comen vorazmente y pueden defoliar un árbol con su hábito de alimentación continua. Después de haberlo defoliado se mueven al siguiente árbol. El proceso se repite hasta que las orugas alcanzan la próxima etapa de su ciclo de vida, en la cual sufrirán una metamorfosis bajo tierra.

Poco después de que aparezcan las orugas del mopane, los bosques cobran vida con los aldeanos que van de árbol en árbol recogiendo orugas, en lo que se ha convertido en un ritual anual en la aldea de Mazwi. Cientos de personas, tanto de la provincia sureña de Matabeleland como de otras partes de Zimbabue, llegan a estos bosques.

“Cuando llega el momento de cosechar orugas del mopane, todas las actividades del pueblo se suspenden porque los aldeanos salen en desbandada a recoger orugas. La cosecha no está regulada y es una carrera feroz en la que cada familia junta lo máximo que puede. A veces tengo que hacer que mis hijos falten a la escuela para que así me ayuden a juntar orugas del mopane”, cuenta Ncube. Ella agrega que la cosecha de orugas del mopane no es para tomársela a la ligera, porque es posible regresar con las manos vacías.

“Algunos árboles de mopane son muy altos y por eso se requiere de mucha destreza para trepar y despegar las orugas que no cayeron después de haber sacudido con fuerza las ramas. Las orugas son muy espinosas y es necesario manipularlas con cuidado. También estropean la piel y la ropa con una sustancia amarronada que excretan cuando las tocas”, dice Ncube.

Después de recolectar las orugas, el paso siguiente es exprimir sus vísceras, y ésta no es una tarea para temerosos, advierte Ncube.

“Las vísceras tienen un aspecto sanguinolento y chirrían por todo el lugar. Después de un día de estar exprimiendo vísceras, las manos quedan muy doloridas y es repugnante verlas”, continúa Ncube. El último paso, dice, es lavar las orugas con agua corriente y luego hervirlas. Después se secan al sol y se envasan. Si están procesadas adecuadamente pueden durar muchos meses.

Los beneficios de las orugas del mopane para la comunidad

Las orugas del mopane ocupan un papel importante en el bienestar económico y social de los aldeanos de Mazwi. Para reafirmar el rol económico de la oruga del mopane, la comunidad ha construido un centro de procesamiento de vanguardia para empacar, almacenar y vender las orugas. El Centro de procesamiento y valor agregado de Matobo es un proyecto que cuenta con 57 miembros (49 mujeres y 8 hombres) de la comunidad. El proyecto compra orugas del mopane a los miembros de la comunidad y los empaca para venderlos en mercados urbanos donde los precios son mejores.

“Este proyecto es una gran inversión. Tuvimos que buscar fondos adicionales de agencias de desarrollo para asegurarnos que funcione. Pero nos preocupa su futuro porque ya no hay tanta abundancia de orugas del mopane”, dice Ncube.

Según cuenta, Ncube solía cosechar hasta 18 baldes (de 20 litros) de amacimbi por temporada, pero en los últimos tres años sólo logró cosechar un promedio de 4 baldes. Dice que el agotamiento de la cosecha ha dejado a su familia y a la comunidad en general en una situación económica precaria.

“Los amacimbi son un componente importante del bienestar y la dieta de mi familia. Con la venta de amacimbi he logrado pagar matrículas y comprar uniformes para la escuela”, dice Ncube.

Los ingresos provenientes de la venta de las orugas del mopane han sido un salvavidas para quienes tienen un comercio en el cercano centro comercial de Tshelanyemba. Los aldeanos contribuyen al movimiento del centro después de haber vendido sus cosechas de orugas del mopane. La disminución de la población de orugas provoca ansiedad entre los aldeanos y los comercios. El Centro de procesamiento y valor agregado de Matobo es uno de los comercios gravemente afectados.

Los impactos de perder la población de orugas del mopane

Los miembros de la comunidad dicen que la disminución de la población de orugas del mopane se debe a los vendedores de carbón, principalmente de fuera de la región de Matabeleland. Dicen que los vendedores de carbón tienen buenos negocios en las ciudades donde hay un suministro deficiente de electricidad, por lo cual utilizan carbón para cocinar.

“Algunas personas van a los bosques y talan grandes árboles de mopane para transformarlos en carbón. No consultan a la gente local y lo hacen sin que nadie les dé autorización. Para hacer este trabajo, que es muy exigente, contratan principalmente a grupos de jóvenes desempleados. Después de procesar el carbón contratan camiones para transportarlo a centros urbanos durante la noche y así evitar los controles policiales, porque saben que es ilegal”, dice Ncube.

Ncube agrega que si se permite que continúe sin ningún control esta destrucción por gente de fuera de la comunidad, todas las inversiones y los medios de sustento de la comunidad se destruirán. Los activistas ambientales coinciden con Ncube en que el rápido agotamiento de los árboles de mopane exige una acción inmediata.

La Sra. Gertrude Pswarayi, Coordinadora Nacional de PELUM (Participatory Ecological Land Use Management /Manejo Participativo del Uso Ecológico del Suelo) de Zimbabue, declara que la destrucción de los árboles de mopane en Matabeleland sur está asociada con la disminución general de los bosques en todo el mundo, principalmente para satisfacer el acelerado aumento de comida, agua dulce, madera, fibra y combustible.

“Los bosques están desapareciendo en todo Zimbabue y lo triste es que son las comunidades rurales pobres, como los aldeanos de Mazwi, quienes deben soportar los efectos negativos del deterioro de los ecosistemas”, dice la Sra. Pswarayi. Añadió que los efectos nocivos de la degradación de los bosques y otros ecosistemas contribuyen a profundizar las desigualdades y las disparidades entre grupos de personas. Y esto, a veces, reflexiona, “es la causa principal del conflicto social”.

La Sra. Pswarayi también destacó que las mujeres, comparadas con los hombres, experimentan mayor vulnerabilidad. En varias familias de Matabeleland sur, los hombres dejan la aldea para ir a otras partes del país o a cruzar la frontera en busca de trabajos que paguen mejor. Las mujeres son las que se quedan, y deben sobrevivir dependiendo de un ambiente degradado. “Rara vez se considera la dependencia que tienen las mujeres rurales con respecto al bosque, y por lo tanto lo más común es que las estadísticas nacionales y las evaluaciones de pobreza pasen esto por alto. El resultado es que se elaboran estrategias inapropiadas que no toman en cuenta el papel del ambiente en la reducción de la pobreza”, concluye la Sra. Pswarayi.

Otro problema crucial que surge de la degradación de los ecosistemas es el cambio sociocultural. La Sra. Pswarayi dice que las culturas humanas, los sistemas de conocimiento, las religiones y las interacciones sociales están fuertemente influenciadas por los bosques y otros ecosistemas. “El árbol de mopane y la oruga del mopane han dado lugar a una forma de vida particular de la gente de Matabeleland sur. Han surgido diversas expresiones culturales en forma de ceremonias y estas expresiones culturales están ligadas a una comprensión más profunda del ambiente del que dependen los aldeanos”, dice la Sra. Pswarayi.

Los esfuerzos actuales por detener la destrucción de los bosques, en algunos casos empeoraron la difícil situación de los aldeanos rurales. Numerosas iniciativas implican la privatización de la tierra y de todos los recursos con la que cuenta la tierra adquirida. Algunas compañías mineras tienen asignado grandes extensiones de tierra de la que se ha expulsado a aldeanos, privándolos así de su sustento. Las compañías mineras tienen el control total de sus concesiones y a los aldeanos se los trata como intrusos. La Sra. Pswarayi agregó que tanto los aldeanos como la vida silvestre y los animales domésticos, que son parte integral del ecosistema local, con frecuencia pierden sus derechos debido a la privatización de la tierra.

Con la merma de las orugas del mopane, Sinikiwe Ncube y otros aldeanos de Mazwi ven su soberanía alimentaria amenazada. Quieren entrar en acción tan pronto como sea posible para que sus vidas vuelvan a ser como en los días de gloria, cuando podían llenar muchos baldes de amacimbi y vivir en armonía con la naturaleza.

Frank Jabson, frankjabson@yahoo.com
Periodista, Matabeleland, Zimbabue