El petróleo es un grave problema a nivel mundial, dado que su uso está generando el cambio climático debido a la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera. Al mismo tiempo, el petróleo representa un problema inmediato aún mayor en las áreas donde se extrae, en particular en los trópicos. En estas regiones, la exploración y la explotación petrolera producen impactos graves sobre las poblaciones locales, destruyendo sus vidas y formas de sustento a través de la deforestación, la degradación de los bosques y la destrucción de los ecosistemas costeros, que a su vez generan violaciones generalizadas de los derechos humanos y empobrecimiento generalizado.
En ese contexto, se realizó del 1º al 3 de marzo en Lagos, Nigeria, una importante reunión convocada por Oilwatch-África: la “Conferencia sobre petróleo, conflictos por recursos y formas de sustento en África”. Esta reunión contó con la asistencia de representantes de ONGs, académicos, medios de comunicación y legisladores provenientes de Camerún, Chad, República del Congo (Congo-Brazzaville), Ghana, Mozambique, Nigeria, Sudáfrica y Sudán, así como de América Latina, América del Norte y Europa. El WRM estuvo presente en la conferencia.
Asume Osuoka, coordinador de Oilwatch-África, inició la reunión expresando la importancia simbólica de que el encuentro se realizara en Nigeria, país que muestra mejor que ningún otro la paradoja del petróleo y el gas. “En tanto las compañías transnacionales se van con sus mega ganancias y el gobierno nacional obtiene ingresos de gran magnitud de la venta de crudo en los mercados internacionales, el pueblo de Nigeria es uno de los más pobres del planeta. La generación y el suministro de energía eléctrica son deplorables, ya que la mayor parte de los nigerianos no tienen acceso a la electricidad. Las infraestructuras sociales están colapsando a gran velocidad, a pesar de que el gobierno obtiene 20 mil millones de dólares de la venta de petróleo. La ausencia de responsabilidad y transparencia en la administración del petróleo y las alteraciones de los sectores más productivos de la economía han traído como consecuencia el empobrecimiento masivo y la frustración de la población”, afirmó.
En palabras de Nnimmo Bassey, presidente de Oilwatch-África y director ejecutivo de la ONG nigeriana Environmental Rights Action (ERA), “el anuncio del descubrimiento de petróleo en cualquier territorio es comparable a la declaración de guerra contra ese territorio”. Y agregó “el petróleo destruye el medio ambiente, contamina el agua y el aire y también contamina la estructura social, destruye los bosques, destruye la vida y las formas de sustento. Para el petróleo nada es sagrado”.
Los participantes de la Conferencia de Lagos compartieron sus experiencias en los distintos países representados, y todos ellos sumaron elementos al cuadro general descrito previamente. Además, compartieron su voluntad de resistir la expansión de la industria del petróleo, creando alianzas dentro y fuera del continente.
Los participantes también identificaron el problema adicional que produce la militarización creciente del Golfo de Guinea por parte de los Estados Unidos y algunos países europeos -en particular Francia- “alimentada por su deseo de controlar los recursos de petróleo y gas de África, incluidos sus planes de establecer bases militares en Sao Tome y otros países del continente”, y agregaron que “la expansión de la cooperación militar con regímenes seudo-democráticos en África constituye una amenaza grave y preocupante, que representa en realidad una declaración de guerra hacia la región”.
Para enfrentar esa situación, la conferencia convocó a “los grupos de la sociedad civil del continente y a otros grupos igualmente preocupados por este problema en el extranjero, a condenar fuertemente esta agresión latente de los EE.UU. y Europa contra África, y a utilizar todos los medios necesarios para asegurar el completo retiro de estos países de la región”.
Además, los participantes exigieron “una moratoria sobre la exploración y el desarrollo de nuevos campos petroleros y de gas en el continente como medida de corto plazo, y que se realicen esfuerzos para desarrollar fuentes alternativas de energía y la prohibición a largo plazo de la explotación de combustibles fósiles”.
Más importante aún, la reunión tuvo por resultado el fortalecimiento de Oilwatch-África, que ahora contará con una voz aún más fuerte para enfrentar las actividades destructivas de las compañías transnacionales de petróleo y gas. Como dijera Esperanza Martínez de la Secretaría de Oilwatch Internacional: “Resistir, organizarse, pelear es la única forma de sobrevivir. Compartir experiencias y coordinar acciones, la mejor forma de hacerlo. Ese fue el objetivo de esta reunión y la participación activa de todas y todos han hecho de esta conferencia un gran éxito”.
La declaración final (en inglés) de la conferencia está disponible en: http://www.wrm.org.uy/deforestation/oil/OilwatchAfrica.html