Hoy en día, el desarrollo de la infraestructura en nombre de la integración económica regional es una de las amenazas más grandes para la sustentabilidad ambiental y la justicia social. La iniciativa para la Integración de Infraestructura Regional en Sudamérica (IIRSA) es un ejemplo de estas nuevas tendencias. IIRSA propone una serie de mega-proyectos de alto riesgo que traerán como consecuencia un enorme endeudamiento además de profundos cambios en los paisajes y las formas de vida de la región. En este marco desarrollista, las montañas, los bosques, y los humedales son considerados barreras al desarrollo económico, y los ríos se vuelven medios para la extracción de los recursos naturales.
La iniciativa IIRSA es coordinada por los 12 gobiernos sudamericanos, con el apoyo técnico y financiero de bancos multilaterales y nacionales. Consiste en 10 ejes de integración económica que cruzan el continente y que requieren grandes inversiones en transporte, energía, y telecomunicaciones; y 7 procesos sectoriales de integración diseñados para armonizar los marcos regulatorios entre los países.
Hasta ahora se han definido para su financiamiento más de 40 mega-proyectos compuestos y cientos de proyectos menores de mejoramiento de infraestructura, con un costo de miles de millones de dólares. Estos enormes costos contribuirán aún más a la deuda pública regional, la cual ya es insostenible. Por la magnitud y escala de sus posibles impactos, numerosas organizaciones ambientales se refieren al IIRSA como a un “gigaproyecto”.
IIRSA es en realidad un espacio de innumerables disputas y controversias que tienen muy poco que ver con los supuestos beneficios a los pobres, lo que no resulta ninguna novedad, considerando los intereses políticos y económicos involucrados y el monto de los recursos financieros circulantes. Además de los gobiernos de los 12 países sudamericanos están involucrados directamente en IIRSA viejos y nuevos conocidos del sector financiero, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF), el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (Fonplata), el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), el Banco Mundial (BIRD) y grandes empresas.
La combinación de las inversiones para la construcción de carreteras, hidrovías, y represas propuestas bajo IIRSA, con inversiones significativas del sector privado en la extracción de recursos y la agroindustria (por ejemplo, la soja), no solo tendrá efectos directos sobre la biodiversidad, sino también efectos indirectos sobre el campesinado y los trabajadores agrícolas. Históricamente, esto ha resultado en el desplazamiento de los pueblos rurales e indígenas, la migración masiva, y la deforestación. Todos estos emprendimientos pueden socavar la viabilidad del sector de pequeños agricultores, los parques nacionales, los territorios indígenas y las reservas de biodiversidad de la región. Muchos de los proyectos propuestos por IIRSA en realidad son antiguos proyectos nacionales de infraestructura que se integraron al marco regional con la esperanza de oxigenarlos. Los impactos ambientales, sociales, culturales y económicos en zonas como los Andes, la Cuenca Amazónica, el Mato Grosso, el Pantanal y los ríos Paraguay y Paraná, serán significativos, y en muchos casos, irreversibles.
La Amazonía está siendo incorporada a la fuerza a la estrategia de integración patrocinada por IIRSA. Partes del territorio amazónico que interesan al gran capital son blanco de inversiones que buscan insertarlas en la dinámica de la globalización capitalista, con su lógica de desigualdad y exclusión. El eje Amazonas cubre casi 1.000 millas de la cuenca amazónica, de la costa Pacífica a la Atlántica. Incluye partes de Brasil, Colombia, Ecuador y Perú así como el Río Amazonas y la mayoría de sus principales afluentes. Cuenta con un área de 4.500 millones de kilómetros cuadrados y aproximadamente 52 millones de habitantes. Contiene casi la mitad del total de la diversidad biológica mundial y entre el 15 y 20 por ciento del abastecimiento de agua pura.
Actualmente, el eje amazónico contiene 54 proyectos IIRSA, divididos en 7 grupos de proyectos, la mayoría de los cuales están organizados alrededor de vertientes de los afluentes del Río Amazonas. La Amazonía brasileña integra tres ejes previstos por IIRSA: el del Amazonas (Amazonas, Pará y Amapá), el del Escudo Guyanés (Roraima y Amapá) y el de Perú-Brasil-Bolivia (Acre, Rondônia, Amazonas y Mato Grosso). Forman parte de la lista IIRSA – Amazonía brasileña, la construcción de complejos hidroeléctricos, líneas de transmisión entre hidroeléctricas, construcción y refacción de carreteras, construcción de puertos, de una planta de celulosa, de plantas de procesamiento de soja, café instantáneo y embalaje de carne, y obras de transporte a lo largo de más de 6.000 km de vías fluviales navegables, como forma de incrementar el movimiento de productos y la salida de recursos naturales.
Con relación a la construcción de nuevas usinas hidroeléctricas en la Amazonia, éstas tienen la función de generar energía principalmente para los centros económicos más dinámicos; viabilizar la expansión de las hidrovías y de actividades productoras de mercaderías con gran aceptación en el exterior, por ejemplo, la soja, así como abastecer las plantas industriales que necesitan de gran cantidad de energía, como la empresa de aluminio ALBRAS -Alunorte, de Barcarena (PA).
Un elemento característico de IIRSA es que suele ser totalmente desconocido no solamente por los líderes comunitarios locales, sino también por los empresarios, dirigentes de organismos federales, miembros del Poder Judicial y parlamentarios, entre otros. Las decisiones sobre este nuevo ordenamiento territorial, así como sobre los proyectos de infraestructura destinados a la región no son discutidas con los gobiernos de los estados y municipios, mucho menos con los movimientos sociales, las organizaciones no gubernamentales y las instituciones de enseñanza e investigación amazónicas, entre otras.
A luta pelo acesso e controle dos recursos naturais da Amazônia tende a se tornar cada vez mais acirrada. Hoje, esse tipo de conflito está disseminado na região. A clássica visão da expansão da fronteira do sul para o norte e do leste para o oeste já não consegue explicar a natureza e a dinâmica das disputas no norte brasileiro, posto que a tendência atual é de conflitos disseminados por todo o território amazônico, abarcando áreas não necessariamente contíguas, e envolvendo sujeitos e instituições de distintos países.
Por otro lado, también crece la creación y consolidación de redes y foros de movimientos sociales, grupos pastorales, organizaciones no gubernamentales y la academia, en una necesaria respuesta integrada a una amenaza que se presenta global.
Artículo basado en información obtenida de: “Amazon Hub”, Building Informed Civic Engagement for Conservation in the Andes-Amazon (BICECA), http://www.biceca.org/en/Index.aspx; “Incorporação compulsória de territórios”, e “IIRSA: os riscos da integração”, Guilherme Carvalho, Máster en Planificación del Desarrollo (NAEA/UFPA) y técnico de FASE Amazônia – Núcleo Cidadania, publicado en Orçamento y Política Socioambiental, Nº 17, setiembre de 2006, Instituto de Estudos Socioeconômicos – INESC, http://www.inesc.org.br/pt/publicacoes/boletins/
boletim.php?oid=XGyKPM5ozIOetvHwajV6FgCFnwST07xN;