En agosto de 2007 la empresa ArborGen firmó un acuerdo que acorta peligrosamente la distancia entre la realidad y su objetivo declarado de llegar a ser “el actor preeminente en el desarrollo y la comercialización globales de árboles de ingeniería genética para la industria forestal”.
Cuando empiece a regir este contrato de US$ 60 millones, ArborGen quedará a cargo del negocio de viveros y huertos de semillas de tres propietarios: MeadWestvaco e International Paper en EEEUU y Rubicon Limited en Nueva Zelanda y Australia. De ese modo ArborGen se convertirá en el mayor productor mundial de plantines de árboles, con operaciones en 20 lugares distribuidos en cuatro países. ArborGen calcula las ventas anuales combinadas en 350 millones de arbolitos, lo que le reportaría unos US$ 25 millones por año. Hasta ahora los árboles transgénicos de ArborGen no están disponibles en el mercado, pero cuando empiecen a venderse este acuerdo proporcionará a la empresa un mercado que ya existe y es enorme.
Horizon2, que hoy pertenece a Rubicon, pasará a ser parte de ArborGen en virtud de este acuerdo. Horizon2 produce plantines de árboles para la industria de las plantaciones en Australia y Nueva Zelanda. Esta empresa investiga también eucaliptos y pinos radiata transgénicos con el objetivo de producir árboles con menos lignina, crecimiento más rápido, resistencia a insectos, tolerancia al estrés y floración alterada.
ArborGen ha firmado, también en Nueva Zelanda, un acuerdo de investigación y desarrollo con Scion, organización estatal de investigación forestal. El objeto de la investigación es la identificación de los genes responsables del crecimiento más rápido y otras características de interés para la industria de las plantaciones.
Luke Moriarty, director ejecutivo de Rubicon, percibe el mercado potencial como en perpetua expansión. “Las ventas anuales por unidad de plantines para la forestación ascienden a miles de millones, se repiten año tras año y abarcan todo el planeta”, dijo Moriarty a los accionistas de Rubicon en julio de 2005. Lo que es más, hasta el momento ArborGen tiene copado el mercado de árboles transgénicos. “Arborgen no tiene competidores mundiales en esta esfera”, dice Moriarty
ArborGen espera lucrar con la moda de los biocombustibles y este año se expandió para incluirlos en sus investigaciones. “La energía renovable puede crear nuevos mercados para los productos verdes”, declaró Barbara Wells, directora ejecutiva de ArborGen. Esta empresa es uno de los socios del BioEnergy Science Center, un proyecto de US$ 125 millones financiado por el gobierno de Estados Unidos y encabezado por el laboratorio Oak Ridge National Laboratory.
La empresa anticipa que sus árboles transgénicos con contenido reducido de lignina serán su “primer producto arbóreo “de la próxima generación” que se comercializará”. Los árboles con menos lignina son más fáciles de convertir en celulosa. Pero la lignina es lo que conserva unidas las células de la madera. Es lo que hace que los árboles se mantengan verticales. Reducir la cantidad de lignina de los árboles hace que éstos sean más vulnerables a las tormentas y aumenta su riesgo de contraer enfermedades, hongos y plagas.
Actualmente ArborGen está realizando ensayos a campo de árboles con contenido reducido de lignina en Brasil. La empresa estableció operaciones en Campinas, estado de San Pablo, hace tres años. Empezó sus ensayos de árboles transgénicos en Brasil en 2005 y este año obtuvo la aprobación de la autoridad reguladora brasileña (CTN-Bio) para llevar a cabo un segundo ensayo a campo con rotación completa de eucaliptos transgénicos.
Hasta ahora la empresa no está autorizada a vender sus árboles transgénicos en Brasil. “Hemos presentado todos los formularios exigidos y cumplido las directrices del gobierno para los ensayos. La información de dichos ensayos se usará para obtener la autorización necesaria para el uso comercial”, dijo a RISI, un sitio en internet sobre la industria forestal, el director de ArborGen para Sudamérica, Fabio Brun, en mayo de 2007. Según RISI, ArborGen está trabajando en sociedad con “algunas de las mayores empresas de productos forestales de la región”.
ArborGen también está investigando en eucaliptos transgénicos resistentes al frío con la esperanza de obtener una fuente de materia prima para la industria de la pulpa y el papel del sur de Estados Unidos. Este mismo año ArborGen obtuvo una controvertida aprobación de la autoridad reguladora estadounidense (el Servicio de inspección sanitaria y fitosanitaria, APHIS) para un ensayo a campo con rotación completa en el condado de Baldwin, Alabama. APHIS decidió que el ensayo “no tendrá un impacto significativo” y que ArborGen ni siquiera necesita elaborar una declaración de impacto ambiental.
En diciembre de 2005 Rubicon declaró que “ArborGen ha mantenido un contacto activo con las autoridades tanto brasileñas como estadounidenses para garantizar que se entienda bien todo lo relacionado con el lanzamiento de productos biotecnológicos para plantaciones forestales y que el régimen regulatorio que se instrumente se fundamente en la ciencia y funcione en la práctica”.
La cálida relación de ArborGen con las autoridades reguladoras parece estar dando frutos. Los peritos a los que APHIS recurre para asesorarse sobre los riesgos de tales ensayos son científicos forestales que trabajan en el medio académico o en empresas de la pulpa y el papel. APHIS incluso solicitó asesoramiento a científicos que trabajan para dos empresas que son propiedad de ArborGen: International Paper y MeadWestvaco. Todos estos peritos tienen algo en común: interés en que los ensayos de árboles transgénicos sigan adelante. No sorprende entonces que en sus consejos a APHIS se desestimen los riesgos y no se mencione el principio de precaución.
Por Chris Lang, http://chrislang.org