La Universidad de Harvard es dueña a, través de la Harvard Management Company (HMC), del mayor fondo de inversión del mundo, el cual opera anualmente con 32 mil millones de dólares. De este total, alrededor del 15% está dedicado a las inversiones forestales en el mundo.
En Argentina, Harvard es propietaria de 87.000 hectáreas de campo en la provincia de Corrientes con plantaciones de pinos y eucaliptos que son gestionadas por dos sociedades anónimas: Empresas Verdes Argentinas S.A. (EVASA) y Las Misiones S.A.
El sistema de producción mediante plantaciones de árboles en gran escala en Argentina resulta ideal para la obtención de ganancias rápidas porque emplea pocos trabajadores, y los que emplea están en condiciones precarias; recibe la ayuda de los gobiernos nacionales y provinciales quienes le otorgan exenciones impositivas y estabilidad fiscal; y porque las condiciones climáticas permiten un rápido crecimiento de las especies utilizadas: pinos y eucaliptos.
Estas inversiones de HMC han sido criticadas por grupos ecologistas y pobladores locales que denuncian el impacto ambiental y el acaparamiento de tierras que realizan las empresas. Sin embargo este cuestionamiento recién tomó estado público cuando un grupo de estudiantes y profesores de Harvard realizaron una investigación al respecto y publicó un informe crítico a las actividades de su propia universidad en Corrientes (1).
En abril, junto a mi compañero campesino del Iberá, Adrián Obregón (2),tuvimos la oportunidad de viajar a la Universidad de Harvard invitados por un grupo de alumnos y profesores preocupados por la falta de ética en las inversiones de su propia Universidad.
Allí, en una reunión con Lars Peter Knoth Madsen, Secretario privado de la Presidenta de Harvard, Kathryn Murtagh, Directora general de HMC, y Jameela Pedicini, Vicepresidenta de Inversiones Sustentables de HMC, pudimos escuchar en persona los argumentos de Harvard defendiendo sus inversiones.
Mientras aun estábamos volando de regreso a Corrientes Argentina, Andrew Wiltshire (Gerente Director de Activos Alternativos de la HMC) publicó en el diario universitario de Harvard (The Crimson) una dura respuesta a nuestros planteos, en acérrima defensa de los monocultivos forestales.
En todo momento la línea de argumentación de la HMC se basa en los grandes mitos sobre la actividad forestal. Homologan las plantaciones forestales a bosques, afirman que ayudan a combatir el cambio climático y sostienen que la certificación forestal del FSC garantiza la sustentabilidad ambiental, la equidad social y la responsabilidad empresarial con la comunidad.
Pero como si los extensos debates mundiales que desde diversas organizaciones ecologistas, campesinas, indígenas y sindicales se sostienen contra estos mitos fueran poca cosa para los gerentes de la HMC, solo basta con ver lo que ocurre en el caso concreto de nuestro territorio, que es lo que motivó esta discusión.
De las 87.000 hectáreas que posee HMC en Corrientes, alrededor del 50% se encuentra dentro de la Reserva Provincial Iberá, ecosistema de esteros, bañados y lagunas. Han plantado millones de árboles en humedales, sabanas y pastizales de alto valor para la conservación, según lo relevado por WWF y BirdLife, reemplazándolos por un monocultivo de pinos, donde no crece otra cosa.
La HMC afirma que han creado reservas y zonas de amortiguación del impacto forestal, pero en su mayoría lo han hecho en sitios marginales para la producción, donde a la empresa le era muy costoso plantar pinos. En numerosos sitios donde sus propios técnicos recomendaron que retiraran los pinos y dejaran de plantar, ignoraron por completo las recomendaciones, como por ejemplo en las zonas donde se da la rara palmera enana (Butia Paraguayensis), especie nativa clasificada en la categoría de vulnerabilidad extrema por la UICN.
En Corrientes muchos son los estudios que contrastan la biodiversidad existente en sitios de ganadería extensiva con la que hay en los monocultivos forestales. El caso paradigmático es el de la convivencia del Venado de las Pampas con el ganado en la zona de los bañados del Aguapey (costa oriental del Iberá) y la desaparición del mismo a medida que avanzan las forestaciones de pino. Por otra parte la iniciativa “Alianza del Pastizal” resalta la gran conveniencia para la biodiversidad del mantenimiento de la ganadería extensiva en pastizales naturales.
Adrian Obregón, el referente campesino que discutió cara a cara con la HMC, es del paraje Montaña, en los esteros del Iberá, zona rural que limita con la estancia Santa Julia, propiedad de Las Misiones S.A.“Muchos pobladores de Montaña tienen las plantaciones forestales de Santa Julia encima de ellos”, expresa Adrián. “También en la Laguna Ipacarapá, que forma parte de nuestro territorio ancestral y en cuya margen estaba la casa de mi abuelo, hoy está todo forestado, encontrando pinos hasta en el agua. Solo queda un pequeño monte nativo al cual no tenemos acceso sin ‘intrusar’ propiedad privada. La empresa Las Misiones S. A. es propietaria de un tercio de la laguna”, cuenta.
Ipacarapá es parte central de la cultura guaraní de la zona por ser lugar de recreación, de pesca y símbolo de numerosas leyendas y mitos ancestrales. Hoy la fisionomía de la laguna ha sido destruida, los pobladores originarios no tienen lugar por donde acceder. Pero para HMC y su certificadora Rainforest Alliance esto no forma parte del derecho de los pueblos originarios, en los informes de certificación FSC de EVASA y Las Misiones, solo ponen una X de "no corresponde" en el renglón referido a pueblos originarios, desconociendo así su existencia.
Otro ejemplo de la falta de correlación entre el discurso de la responsabilidad y la gestión real en terreno, es lo que ocurre con los caminos rurales. Los camiones de las empresas forestales de Harvard son los principales responsables de la degradación de los caminos. En el pueblo de Chavarría el principio de solución llegó luego de que los vecinos cansados de la falta de respuesta a sus planteos, cortaron la ruta Nº 22 y bloquearon el paso de los camiones de la empresa EVASA.
Con respecto a los mecanismos de diálogo previstos por el sistema de certificación FSC, podemos afirmar que los mismos brillan por su ausencia en Corrientes. La empresa Las Misiones S.A. obtuvo recientemente la certificación forestal, pero al 18 de mayo en su página web (www.lasmisionessa.com.ar) no había ninguna información al respecto ni noticias de convocatoria a reunión alguna. Por otro lado, la página web del FSC en la Argentina simplemente no existe. En los pueblos cercanos tampoco se convocó a ninguna reunión por los medios de comunicación.
Las demandas a Harvard consensuadas por campesinos, trabajadores y ecologistas de la zona son simples y claras:
1) Que se permita y garantice la libre organización de los trabajadores y que tengan un mecanismo transparente y sincero para presentar sus demandas de mejora laboral a sus empresas.
2) Que frene la expansión de sus plantaciones hasta tanto se realice un verdadero, publico, participativo y acumulativo estudio de impacto ambiental de todas las plantaciones.
3) Que se establezca un área de amortiguación entre sus plantaciones y los pequeños productores y campesinos.
Notas
1. http://www.oaklandinstitute.
2. Delegado provincial de la FONAF (Federación de Organizaciones Nacionales de la Agricultura Familiar) y Vicepresidente de la APPPC (Asociación Provincial de Pequeños Productores Correntinos)
Por Emilio Spataro, Coordinador de “Guardianes del Iberá”, correo electrónico:coordinador@salvemosalibera.