Del 18 al 23 de octubre se llevó a cabo en Buenos Aires, Argentina, el XIII Congreso Forestal Mundial (CFM).
La historia de estos congresos comienza en 1926, en Roma. Se trata de foros que se realizan cada seis años en diferentes países anfitriones, a los que asisten representantes gubernamentales, de la sociedad civil, del sector empresarial y académicos.
Hay una estrecha relación entre los Congresos y la FAO en la medida que ésta participa en su preparación definiendo el programa, los disertantes y los autores a invitar, así como el comité asesor de expertos. El producto de los CFM son recomendaciones, que pueden ser adoptadas por la FAO, con todo el peso e influencia que eso implica.
Coincidentemente con la apertura del XIII CFM, centenares de representantes de movimientos indígenas y campesinos y organizaciones sociales de Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay y numerosas provincias de la Argentina, llegaron a Buenos Aires.
Recibidos por el Movimiento Nacional Campesino Indígena - Vía Campesina Argentina (MNCI-VC), Pañuelos en Rebeldía, Amigos de la Tierra, Acción por la Biodiversidad, RAPAL y Centro de comunicación popular en el Cid, cientos de mujeres y hombres, en algunos casos con sus niños, participaron durante tres días en jornadas de intercambio y formación así como concentraciones y marchas.
El 16 de octubre, Día de la Soberanía Alimentaria, marcharon desde el Ministerio de Agricultura hasta Plaza de Mayo, donde se concentraron para leer una proclama y realizar una feria de semillas criollas. Las demandas populares reclaman soberanía alimentaria, parar la deforestación y realizar una reforma agraria que garantice a las comunidades poder vivir y producir en sus tierras. La agricultura familiar y campesina se ve acorralada y expulsada del campo por el agronegocio, que incluye los monocultivos forestales.
El domingo 18 la cita popular fue en Plaza Italia, en torno al Festival de los “Pueblos que viven con los Bosques”. Entre música, cantos y danzas, una colorida y enérgica manifestación llegó hasta las puertas del predio cercano donde se realizaba el CFM, portando carteles con consignas tales como: “Las plantaciones no son bosques”, “Parar la forestación. Sí a la diversidad productiva. No a los monocultivos forestales”, “Un monocultivo no es un bosque”, “Resistiendo a los agronegocios”, “Soberanía alimentaria”, “Tierra, agua y justicia”.
El WRM acompañó estas jornadas tanto con nuestra presencia como a través de la preparación de una serie de materiales:
* “¿Por qué nos preocupa el Congreso Forestal Mundial?”http://www.wrm.org.uy/CFM/Preocupaciones.html
* “El fraude de la ‘neutralidad en carbono’ en el Congreso Forestal Mundial”http://www.wrm.org.uy/CFM/Fraude_carbono_Congresso_Florestal_Mundial_sp.html
* “Declaración de las mujeres sobre los impactos de la expansión de los monocultivos de árboles exóticos sobre la pradera”http://www.wrm.org.uy/WFC/declaracion_mujeres_CFM2009.pdf
La introducción de monocultivos industriales de árboles en Argentina ha aumentado desde 2006, cuando se aprobó la ley 25080, que subsidia plantaciones de árboles. El ambiente comercial en este Congreso es palpable en el enunciado mismo de las rondas de negocios incluidas en el programa oficial, que además dedica una sección a los “bosques plantados”.
El Congreso puede ser, entonces, la plataforma ideal para la expansión de la industria, legitimada por la academia, escondida bajo la consigna “Desarrollo forestal, equilibrio vital”. Dentro del término “forestal” se igualan cosas tan dispares como el ecosistema bosque, con su riquísima diversidad biológica, y las yermas plantaciones de monocultivos de árboles en gran escala, los “desiertos verdes”.
Para los “pueblos que viven con los bosques”, presentes en el festival y la marcha, no hay confusión. Tienen muy claro cuál es el valor de los bosques, que les aportan vida y sustento. Y saben dolorosamente cuáles son los impactos de las plantaciones forestales: pérdida de agua, pérdida de sus territorios, pérdida de la biodiversidad, pérdida de soberanía alimentaria, pérdida de sus saberes y con ello de su cultura e identidad, pérdida de la vida.
Por eso, de manera muy contundente, les dijeron muy fuerte a los participantes del CFM:
NO a los monocultivos forestales
Pero en cambio:
SI a la defensa de la vida
SI a los territorios en mano de los pueblos indígenas y las comunidades campesinas
SI a una agricultura para la Soberanía Alimentaria
SI a los saberes tradicionales de nuestros pueblos
Y anunciaron en su proclama:
“La lucha contra las plantaciones de árboles, es también una celebración de la vida, de la agricultura basada en la diversidad en manos de las pequeñas familias agricultoras campesinas e indígenas, de la restauración campesina e indígena del bosque y de tantas otras soluciones reales que existen. Esta celebración de la vida y de la resistencia, en este día de la lucha contra las plantaciones de árboles, nos hace caminar más juntos en la construcción de un nuevo mundo.
DEL BOSQUE VIVIMOS, CON EL BOSQUE VIVIMOS, POR EL BOSQUE VIVIMOS…
NUESTRAS VOCES Y OIDOS FRENTE A SUS MONOCULTIVOS”