El Banco Mundial tiene un largo historial de destrucción de bosques. Desde la década del 60 en adelante, el Banco ha financiado proyectos destructivos en gran escala en países tropicales (desde grandes represas hidroeléctricas hasta extensos sistemas de carreteras), que como resultado dieron lugar a procesos de deforestación generalizados. A partir de la década del 80 el papel negativo del Banco se acrecentó a través de sus programas de ajuste estructural (en sociedad con el Fondo Monetario Internacional), que abrieron los bosques a actividades destructivas adicionales --abarcando desde la minería a los monocultivos en gran escala orientados a la exportación-- en beneficio de las corporaciones transnacionales y sus socios locales.
Como resultado de fuertes campañas internacionales, el Banco preparó un documento de Política Forestal en 1991, con el objetivo de asegurar que sus actividades promoverían la conservación de los bosques. Este documento, que prohibía al Banco financiar en forma directa las operaciones de madereo industrial en bosques tropicales húmedos primarios fue bien recibido por la comunidad de ONGs. Dicho documento de política forestal fue reglamentado en 1993 como Política Operativa, lo que parecía indicar que el Banco estaría modificando su enfoque sobre los bosques. Sin embargo, el Banco no instrumentó su propia política. Esa fue la conclusión de un extenso análisis realizado en 1999 por el Departamento de Evaluación de Operaciones (OED, por su sigla en inglés) del propio Banco. En términos generales, el OED llegó a la conclusión de que el Banco no había puesto en práctica disposiciones esenciales de su política, como la aplicación de un enfoque intersectorial para los bosques, que podrían haber asegurado que los impactos sobre los bosques de todos los tipos de operaciones del Banco serían tenidos en cuenta y evitados.
A pesar de que la política no fue instrumentada, muchos miembros del personal del Banco estaban desconformes con la misma porque la consideraban demasiado orientada a la conservación y presionaron para lograr la elaboración de una nueva política que permitiera la financiación de operaciones a gran escala en los bosques. Sin embargo, dadas las controversias previas en torno a la Política Forestal del Banco, para procesar los cambios que se buscaban era necesario que se diera al menos la apariencia de un proceso de consulta con las partes interesadas. Durante el período 2000/2001, ONGs de todos los continentes aceptaron la oferta del Banco Mundial de participar en una serie de consultas regionales para colaborar con el Banco en la preparación de su nueva Política Forestal (PO). Además, el Banco estableció un Grupo Técnico Asesor (TAG, por su sigla en inglés) para proporcionarle a la institución más elementos sobre esta importante área de política.
Sin embargo, los aportes surgidos del proceso de consulta y del TAG parecen haberse esfumando. El proceso de consulta fue una farsa. Esta es la conclusión que debemos extraer del borrador de PO publicado por el Banco en su sitio web el 10 de junio y puesto a consideración de la opinión pública hasta el 2 de agosto de 2002.
Las cartas enviadas al Sr. Wolfensohn por WRM/Environmental Defense/Forest Peoples Programme (avaladas por más de 200 ONGs en todo el mundo) y por las ONG rusas que participaron recientemente en una conferencia sobre bosques en Siberia, destacan algunos de los elementos más perturbadores del borrador de PO:
- Aunque hace ya mucho tiempo que las políticas económicas y comerciales han sido identificadas como las fuerzas impulsoras de la deforestación, la PO no se aplica al área en expansión de préstamos estructurales y programáticos.
- Los organismos del Banco orientados al sector privado (la Corporación Financiera Internacional y la Agencia Multilateral de Garantía a la Inversión) están excluidos de la PO.
- Abre las puertas a las inversiones extractivas en todos los tipos de bosques, salvo aquellos considerados como "críticos" por los funcionarios del Banco Mundial. No hay participación de los actores involucrados en la definición de "bosques críticos".
- Incluso los "bosques críticos" pueden ser sometidos a operaciones de maderero o ser eliminados en los casos en que no existan ubicaciones alternativas "viables", y siempre que se propongan "medidas mitigatorias" no definidas.
- Abre las puertas a la financiación del Banco a plantaciones en los bosques, si bien "prefiere" que estas áreas no sean taladas especialmente para este fin.
- Abre las puertas a esquemas de certificación poco serios, dado que la financiación del Banco al madereo comercial va a estar sujeta a la certificación por parte de terceros o a un plan de acción que se compromete a hacerlo, pero sin establecer normas claras al respecto.
- El borrador de PO ya no exige que se reserven áreas para los pueblos indígenas y otros habitantes de los bosques (un requisito de la Política Forestal vigente).
- En forma similar, el borrador de PO elimina el requisito de la política vigente de reservar áreas de conservación junto a zonas de explotación de bosques.
Existe un consenso universal en la comunidad de ONGs respecto de que el borrador de PO contiene carencias graves y representa un peligroso retroceso para los ecosistemas de bosques del mundo y para los pueblos cuyo sustento depende de ellos. A continuación presentamos breves fragmentos de cartas enviadas al presidente del Banco Mundial Wolfensohn por las principales organizaciones conservacionistas:
UICN: "…el borrador de PO no salvaguarda en forma adecuada los derechos de los pueblos dependientes de los bosques ni la integridad de los bosques biológicamente importantes de los impactos negativos no planificados de las operaciones del Banco" (30 de julio de 2002).
World Resources Institute: "…el borrador de política sometido actualmente a la opinión pública es altamente inadecuado para cumplir con los objetivos que se plantea. También resulta inadecuado para promover tanto una política de "no hacer daño" como una de "hacer el bien", y resulta incompleto en cuanto a que no abarca al conjunto de instrumentos e instituciones del Grupo Banco Mundial en su conjunto" (2 de agosto de 2002).
WWF y Conservation International: "El actual borrador del Banco no cumple con varios requisitos fundamentales sobre los que virtualmente toda la comunidad conservacionista está de acuerdo. Si se aprueba en su forma actual, el borrador de PO no sólo será perjudicial para los bosques del mundo, sino que seguramente expondrá al Banco a críticas graves y merecidas por ignorar gran parte de las opiniones que solicitó públicamente sobre el tema" (17 de julio de 2002).
En sus preparativos para Johannesburgo, el Banco Mundial está haciendo esfuerzos extraordinarios para mostrarse como el líder mundial del desarrollo ambiental y socialmente sustentable. Pero la nueva Política Forestal propuesta revela una imagen totalmente diferente: la de una institución que se desdice de sus compromisos previos de proteger los bosques del mundo y a los pueblos que dependen de ellos. Quizás la forma más precisa de describirlo es como el lobo con piel de cordero.
Por: Korinna Horta. Environmental Defense, correo electrónico: Korinna_Horta@environmentaldefense.org