En la edición anterior del Boletín del WRM (Nr. 43) incluimos un artículo sobre Belice, mencionando que es un país “donde todavía los bosques pueden salvarse”. Deberíamos haber agregado: “siempre que el gobierno y una empresa energética canadiense lo permitan”. El hecho es que la firma canadiense Fortis Inc. –que también posee la mayoría del paquete accionario de Belize Electricity Ltd.- está planeando la construcción de una represa en un ramal del Río Macal.
En Belice los ambientalistas están llevando adelante acciones para impedir que ello suceda, dado que el proyecto inundaría un frágil hábitat selvático, donde la delgada ribera del río ofrece albergue a tapires, jaguares y guacamayos escarlata. El área donde se pretende erigir la represa es parte del corredor que las naciones centroamericanas están procurando preservar de incursiones externas. “Este es un centro de biodiversidad, no sólo para Belice” ha manifestado Sharon Motola, Director del Jardín Zoológico de Belice y uno de los más declarados oponentes a la represa. “Aquí está la cuna de la biodiversidad de Centro América. Por ejemplo el guacamayo escarlata se cría en ese valle fluvial. Es este el único lugar del continente donde estas aves viven a salvo de perturbaciones”.
El lobby a favor de la represa ha reaccionado con los argumentos de siempre, empezando por atacar a los grupos “extranjeros” que apoyan a los ambientalistas locales. En este sentido el Primer Ministro Saisd Musa manifestó: “No creemos que sea justo que estos grupos ambientalistas estén atacando a Belice por una pequeña represa, en tanto hay tantas de ellas en sus países. Ahora están queriéndonos decir que nosotros no podemos tener una”. El jerarca parece haberse olvidado que la propia Fortis también es extranjera y que la “pequeña represa” que se desea construir estaría agrediendo el ambiente de Belice no para satisfacer ninguna necesidad ambiental o social, sino simplemente para que algunos obtengan ganancias.
A su vez la prensa local, sin fundamento alguno, ha tratado a los opositores a la represa de violadores de la ley y terroristas. Un grupo de destacados ciudadanos ha tildado a los ambientalistas de enemigos de la nación que están tratando de imponer modelos racistas, para que Belice quede en el subdesarrollo. Entretanto desde sectores más moderados que apoyan la represa se ha dicho que los grupos ambientalistas pretenden negarle al país la posibilidad de contar con las modernas comodidades que otros ya dan por garantidas.
El debate entre ambientalistas por un lado y desarrollistas y representantes oficiales por otro se ha caldedado de tal manera que algunos de los activistas locales han manifestado haber sido objeto de represalias. Kimo Jolly, profesor y ambientalista, dice haber sido despedido de su puesto de trabajo como docente luego de haber organizado un seminario donde se trató el tema de la represa y el de la propuesta venta de la administración nacional de aguas a inversores extranjeros.
En suma, el viejo y falso antagonismo entre desarrollo y conservación. A pesar de todos los compromisos internacionales para la conservación de la biodiversidad, a pesar de la creciente toma de conciencia acerca de los impactos provocados por la destrucción del medio ambiente, todavía se cree que ésta es una necesidad para alcanzar el “desarrollo”. El tan publicitado concepto de “desarrollo sustentable” sigue siendo un eslogan carente de contenido, que sólo sirve para seguir con los negocios –y la destrucción- como siempre.
En este contexto la lucha de los ambientalistas para proteger el Río Macal merece todo nuestro apoyo. La noción de que las organizaciones ambientalistas nacionales e internacionales están tratando de “atacar” a Belice o mantenerlo en un estado de subdesarrollo constituye tan sólo una mala excusa para evitar afrontar la verdadera cuestión. El Río Macal no debe ser sacrificado. Esperamos sinceramente que le proyecto sea definitivamente archivado. Desarrollo y conservación son los dos necesarios y deben ir juntos.
Artículo basado en información obtenida de: David González, 'Upbeat Plan for a Dam in Belize Turns Nasty', March 2, 2001, the New York Times; Observaciones de Ricardo Carere durante su visita a Belice en enero de 2001.