Birmania: vendiendo madera, comprando inestabilidad, pobreza y destrucción

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Birmania, cuya población supera los 40 millones, goza de una gran variación de lluvias, temperaturas, suelo y topografía, lo que resulta en varios tipos diferentes de bosque, desde los paisajes templados y tropicales que se extienden desde el Himalaya, al norte y al este, hasta los bosques de baja altitud, los manglares y los arrecifes de coral en el sur. La conservación global de Birmania es significativa debido, en parte, al hecho de que contiene ecotipos ya destruidos en los países vecinos, como el bosque pluvial peninsular de baja altitud. Los bosques de esta región son excepcionalmente ricos en flora y fauna.

El norteño estado de Kachin, que limita con China, es una de las zonas más biodiversas del mundo, pero sus bosques se encuentran bajo la amenaza del madero ilegal, insustentable y destructivo. La gran mayoría de la madera resultante se exporta ilegalmente a Yunnan, China. Birmania exporta a China especies de madera dura y de coníferas.

El valor de dicho comercio ilegal de madera, que aumentó casi un 60% entre 2001 y 2004, se ha evaluado en alrededor de US$ 250 millones anuales; en cuanto al volumen, ascendería a más de 800.000 m3 de madera por año.

Como se informa en el documento de Global Witness publicado en octubre de 2005, “A Choice for China. Ending the destruction of Burma’s northern frontier forests” (“Una opción para China: terminar con la destrucción de los bosques primarios del norte de Birmania”), las empresas madereras han construido casi 700 kilómetros de carreteras en el territorio del Nuevo Ejército Democrático (Kachin), con el fin de facilitar el madereo y la extracción de minerales. Por otra parte, las empresas madereras se van metiendo cada vez más adentro de los bosques birmanos en su búsqueda de madera, pues grandes trozos de bosque a lo largo de la frontera entre China y Birmania han sido destruidos.

“El madereo destructivo como el que está ocurriendo en Birmania lleva a la disminución de la cantidad de productos forestales madereros y no madereros disponibles para la población rural y a una mayor incidencia de la pobreza. La pérdida de bosques tiene también repercusiones negativas sobre el suministro de agua y por lo tanto sobre la producción agrícola. Esto resulta en problemas de seguridad alimentaria y pobreza. Las comunidades locales empobrecidas tienen más probabilidad de pasarse al cultivo de amapola”, informa Global Witness. Hoy Birmania es el mayor productor de opio después de Afganistán. Los narcotraficantes han invertido mucho en el madereo como forma de lavar dinero. Además las condiciones de trabajo para el madereo son muy duras en la frontera entre China y Birmania, y los trabajadores recurren a las drogas como forma de escape.

El madereo está teniendo efectos adversos tanto sobre la población local como sobre el medio ambiente. Las probabilidades de inundaciones tras lluvias fuertes aumentan con la deforestación. En julio de 2004, Birmania sufrió las peores inundaciones en varias décadas, muy probablemente empeoradas por el madereo en la cabecera del río Irrawaddy. La capital del estado de Kachin, Myitkyina, quedó sumergida, lo que afectó a 3.700 familias y dejó un saldo de más de 30 muertos.

Después de las inundaciones, un funcionario del Consejo Estatal para la Paz y el Desarrollo (SPDC) dejó en claro su posición en cuanto a la relación entre deforestación e inundaciones: “Él [el general] dijo... que hay que tener especial cuidado en una región tan montañosa como Kachin porque la deforestación tendría un efecto deteriorante sobre el medio ambiente natural, dando lugar a condiciones climáticas adversas, sequía e inundaciones”. (The New Light of Myanmar, 26 de julio de 2004)

En conclusión, el comercio maderero ha creado un ambiente conflictivo: hizo aumentar la división en facciones, la corrupción y el amiguismo, intensificó las tensiones étnicas entre los subgrupos de Kachin, consolidó las estructuras de poder y creó las condiciones con las que prosperaron los jefes militares locales. Como dice el informe de Global Witness: “Los ingresos generados gracias al comercio fronterizo de madera con China crearon conflictos en el estado de Kachin, llevaron a abusos de los derechos humanos y al aumento de la pobreza. La competencia por el territorio entre grupos armados de la oposición, intereses comerciales y otros con el fin de controlar el comercio es una causa próxima de violencia y una fuente de inestabilidad que tiene el potencial de trascender la frontera”.

Es difícil creer que el comercio maderero puede llevar a la estabilidad en la frontera, al desarrollo o al progreso político en Birmania.

Artículo basado en: “A Choice for China. Ending the destruction of Burma’s frontier forests”, Global Witness, octubre de 2005, http://www.globalwitness.org/reports/show.php/en.00080.html