Lo que está sucediendo en Espirito Santo, uno de los estados más pequeños de Brasil, es histórico. La poderosa compañía de plantación de árboles y producción de pulpa Aracruz Celulose ha generado tanta oposición a sus actividades, que la Asamblea Legislativa del estado aprobó recientemente, casi por unanimidad, una ley que prohíbe continuar con las plantaciones de eucalipto hasta que se haga un mapeamiento agro ecológico del estado, que determinará dónde se puede plantar eucalipto y dónde no. La ley fue vetada inmediatamente, durante una “sesión solemne”, por el Gobernador y ahora la Asamblea Legislativa debe decidir si mantiene o levanta el veto.
Pero la batalla no se libra solamente entre la Asamblea Legislativa y el Gobernador , sino entre la oposición organizada y la propia Aracruz. La oposición ha aumentado mucho en los últimos años a consecuencia de la amplia gama de impactos sociales y ambientales resultantes de las actividades de la compañía, agregados al hecho de que los puestos de trabajo que ofrece Aracruz se han reducido drásticamente. Además, de acuerdo al diputado Robson Neves, la compañía "no paga ningún impuesto, ni al estado de Espirito Santo ni a las municipalidades locales" donde se localizan sus plantaciones.
El frente de oposición, integrado originalmente por algunas pocas ONG y organizaciones de pueblos indígenas ahora ha crecido y abarca muchos otros sectores de la sociedad organizada que se han visto afectados, como las comunidades afrobrasileñas, productores de carbón vegetal, pescadores, campesinos sin tierra, sindicatos, pequeños productores rurales, así como el sector académico, las ONGs sociales y ambientalistas, políticos y otros ciudadanos preocupados por el problema.
En ese contexto, el autor de la ley, el diputado Nasser Youssef, lanzó la idea de organizar un seminario internacional sobre el eucalipto, abierto tanto a quienes apoyan como a quienes se oponen a la plantación de esa especie. Aracruz y sus expertos estarían en el panel, junto con otros panelistas que aportarían experiencias de Brasil y de otros países como Chile, Sudáfrica, Tailandia y otros. La idea fue fuertemente respaldada por las organizaciones locales que creen en la democracia, el pluralismo y el debate. Sin embargo, Aracruz "declinó" la invitación y convenció a sus expertos para que también "declinaran". La compañía envió una carta a Nasser Youssef, Presidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Asamblea Legislativa (el texto completo en portugués está disponible en http://www.wrm.org.uy/paises/Brasil/carta.html ), que amerita algunos comentarios.
Por un lado, la compañía le dice a Youssef (y por su intermedio a la Asamblea) qué es lo que se debería discutir en el seminario. Según Aracruz, 28 de los 30 parlamentarios que votaron la ley no se dieron cuenta de que la misma es “inconstitucional” y que por ende el seminario debería centrarse fundamentalmente en este tema. En segundo lugar, el seminario debería abordar, no los impactos producidos por el eucalipto, sino el establecimiento de reglas claras y estables para las inversiones de capital de compañías como Aracruz, que “dignifican el estado y el país” a través de su producción y sus inversiones. En tercer lugar, el seminario debería discutir “la vocación forestal” del estado de Espirito Santo; pero por el contrario, sostiene Aracruz, “los organizadores del seminario han optado por un enfoque claramente ideológico y tendencioso”.
Por otro lado, la carta de Aracruz dicta cátedra a los diputados acerca de los “mitos e ideologías” que rodean el debate del eucalipto y demuestra, en menos de una página, que sus plantaciones “conservan la biodiversidad”, “conservan los suelos”, “protegen los recursos hidrológicos”, “generan empleo y renta”, “contribuyen al desarrollo regional” y “generan ingresos fiscales”. El mensaje es claro: no pierdan su tiempo discutiendo sobre las plantaciones de eucalipto, porque nosotros y nuestros expertos sabemos que no tienen impactos negativos, y eso debería bastarles a ustedes.
En tercer lugar, Aracruz cuestiona la organización del propio seminario y la elección de los panelistas internacionales que, "además de no tener mayor expresión en los foros mundiales, comulgan en su totalidad con una misma visión preconcebida contra las plantaciones forestales, que representan una clara ventaja competitiva de Brasil en comparación a los países por ellos representados". Es decir, ¡no sólo se trata de personas desconocidas, sino que también tienen preconceptos y al mismo tiempo intentan ayudar a las plantaciones de sus propios países en la competencia con Brasil! Sin ánimo de ofensa a una respetada escuela artística: ¡parece surrealista!
Por último, para participar en el seminario, Aracruz "solamente solicita que los procesos de debate sean democráticos, abiertos, libres, en el marco de un programa coherente, con amplia participación de todos los sectores interesados y no manipulados para justificar resultados predeterminados". Como, según la carta, esas condiciones no se cumplen, la compañía "declinó" la invitación.
A pesar de la negativa casi insultante de Aracruz de participar, el seminario fue un éxito mayúsculo y cumplió con todos los "criterios" establecidos por la compañía: fue democrático, abierto, libre, con un programa coherente, una amplísima participación (sólo faltaron, Aracruz, sus expertos y el Ministerio Federal de Medio Ambiente), y no fue manipulado de ninguna manera. Cabe puntualizar que la compañía no cumplió con sus propios criterios cuando, inmediatamente después de culminado el seminario internacional, organizó “su” propio seminario, cuya inauguración estuvo a cargo del mismo Ministerio Federal de Medio Ambiente que había rechazado la invitación de participar en el seminario internacional, y donde sólo se invitó a personas con ideas preconcebidas a favor de Aracruz, mientras que los afectados por los impactos de las plantaciones fueron excluidos. Al parecer el discurso de la compañía y la realidad se mueven por carriles paralelos que nunca se encuentran.
En resumen, el rechazo de Aracruz a participar es un ejemplo de la arrogancia de las empresas transnacionales que creen que tienen el derecho a decidir sobre todo y el poder para hacerlo. Al mismo tiempo, es una manera de reconocer que la oposición organizada en Espirito Santo está en realidad desafiando ese poder y que la compañía se siente crecientemente aislada. ¡Todas buenas noticias!
Por: Ricardo Carrere.