El consumo mundial de papel se disparó en los últimos 50 años. Tan solo alrededor de un tercio de la producción de papel se utiliza para escribir e imprimir, en su gran mayoría para propaganda. Y casi la mitad del total del papel producido se utiliza para embalaje.
Para garantizar los crecientes niveles de consumo de papel, la industria de la celulosa y el papel está estableciendo gigantescas superficies de plantaciones de árboles a gran escala en países del Sur. Este sector industrial es uno de los mayores generadores de contaminantes del aire y el agua, de productos de deshecho y de gases responsables del cambio climático. También es uno de los mayores usuarios de materias primas y se ubica en el primer lugar mundial del consumo industrial de agua potable y en el quinto de la utilización industrial de energía.
País tras país, la tierra pasa a manos de grandes empresas latifundistas, a menudo extranjeras; las plantaciones de monocultivos de árboles de madera rápida que alimentan la industria del papel y la celulosa terminan desplazando a comunidades locales. De esta situación se derivan graves impactos sociales, ambientales y económicos para las poblaciones y los ecosistemas locales, entre ellos que las plantaciones contaminan los recursos de agua y degradan los suelos.
Las empresas, organismos de ayuda e instituciones europeas cumplen un papel importante en la promoción de la expansión de la industria de la celulosa y el papel en el Sur. Además, los índices de consumo de papel en Europa –junto con los de Estados Unidos- figuran entre los más elevados.
Con destino a los mercados europeos
Si bien la mayor parte de la base de producción para exportación se extiende a lo largo de la costa atlántica, en los últimos tiempos la industria celulósica se ha expandido más intensivamente al estado de Rio Grande do Sul, en la región sur del Brasil, lugar de la “Pampa sul-rio-grandense”. El paisaje de la pampa se caracteriza por una vegetación de pradera en la que predomina un relieve llano, y una vegetación más densa, arbustiva y con árboles en las colinas y a lo largo de los cursos de agua, además de la presencia de humedales. Actualmente la pampa experimenta una transformación muy profunda, en la cual el ecosistema nativo está siendo reemplazado por “desiertos verdes”: los monocultivos de eucaliptos.
Desde 2003 se viene otorgando a las plantaciones forestales licencias ambientales sobre bases precarias, en contravención de normas establecidas y sin haber culminado un Ordenamiento Territorial Ambiental para las actividades de la forestación en el Estado de Rio Grande do Sul.
Aracruz Celulose, Votorantim Celulose e Papel y la sueco-finlandesa Stora Enso son tres grandes actores que se han trasladado a la región. Si bien Aracruz y Votarantim son empresas brasileñas, los mercados a los cuales están destinados sus productos son principalmente países europeos.
La subsistencia diaria en jaque
La expansión de las actividades forestales ha provocado una pérdida de la productividad de la tierra en distintas regiones y ha puesto en jaque las formas de sustento de las familias que optaron por quedarse en las zonas rurales. Ha sido necesario hacer un uso más intensivo de fertilizantes en la agricultura familiar.
En el pasado no necesitábamos arar tanto la tierra, utilizar fertilizantes. Hoy en día tenemos que hacerlo porque si no, no crece nada. Plantábamos arroz porque había pequeños estanques donde además se podía dejar a las vacas lecheras tomando agua. (...) Ahora es difícil siquiera plantar boniato y mandioca; antes teníamos todos los años, ahora no hay más. (Trabajadora rural de Herval)
La producción lechera familiar se hace cada vez más inviable; dado que la leche ordeñada ya no se pasa a recoger cerca de la granja y es necesario transportarla a un lugar más distante. La condición desastrosa de los caminos, causada por la circulación de los pesados camiones de la empresa forestal, dificulta y muchas veces incluso impide la circulación del camión que recoge la producción de leche.
La escasez de agua es otro resultado de las plantaciones de monocultivos de eucaliptos. En São José do Norte el agua no tiene la misma calidad que antes y sólo se la encuentra en pocos sitios.
En otros lugares, los eucaliptos plantados cerca de los predios rurales crearon una barrera contra el viento que impide la circulación de aire y contribuye a que las moscas se propaguen, y con ellas infecciones y enfermedades.
Las cotorras (Myiopsitta monachus) generalmente viven en el bosque. Una vez que éste ha desaparecido encuentran en los eucaliptos un lugar perfecto para construir sus nidos en las ramas más altas, protegidas del ataque de sus enemigos naturales y desde donde pueden encontrar fácilmente comida en los cultivos cercanos. Los pocos productores rurales que todavía plantan maíz sufren el ataque de las cotorras de tal manera que a muchos de ellos los lleva a desistir de seguir sembrando maíz.
Los depredadores jabalíes (Sus scrofa) se han reproducido de manera incontrolada en Rio Grande do Sur y utilizan los monocultivos de eucaliptos como lugar de escondite y refugio.
La vida se ha vuelto más difícil para las comunidades rurales. Pero no solamente para ellas: muchas familias que se han visto forzadas a vender sus tierras a empresas de celulosa, se fueron a vivir a la ciudad. Allí enfrentan condiciones difíciles en cuanto a la subsistencia diaria porque muchos de los integrantes de esas familias tienen una baja escolaridad y eso hace difícil que puedan obtener un buen trabajo. Además, en la ciudad no pueden hacer huertas para la subsistencia de la familia. Las mujeres que van a la ciudad generalmente terminan consiguiendo trabajo como empleadas domésticas en las casas de las familias urbanas:
La pobreza aumenta en las ciudades porque esta gente que vende sus tierras se va a los suburbios. Y al final, ¿se fueron a la ciudad a qué? (Trabajadora rural de Encruzilhada do Sul).
¿Qué trabajos?
Los trabajos que ofrecen las plantaciones son en gran parte para los hombres, mientras que las pocas oportunidades disponibles para las mujeres refuerzan su papel en servicios considerados inferiores y menos visibles. Las tareas llevadas a cabo por las mujeres para las compañías celulósicas son prácticamente insignificantes y suelen trabajar sólo como cocineras de los trabajadores que plantan los eucaliptos. En Barra do Ribeiro la única fuente de empleo que brindan las plantaciones a las mujeres es en el vivero de eucaliptos.
La mayoría de las mujeres que trabajan en los viveros tienen problemas de tendinitis a raíz del tipo de esfuerzos repetitivos. También ha habido casos de graves alergias en la piel –presumiblemente debido a productos químicos utilizados en el trabajo.
Cuando los hombres se van a trabajar a las plantaciones de eucaliptos, las mujeres suelen quedar sobrecargadas, pues deben asumir el cuidado de la familia y hacerse cargo de las tradicionales tareas domésticas sin ayuda. La mujer junto con su familia se queda sola durante largo tiempo y es ella la que debe llevar a cabo también las tareas de la granja.
La violencia que traen las plantaciones
La expansión de los monocultivos de eucaliptos implica la llegada de trabajadores de fuera de la zona y esa irrupción ha dado lugar a formas de acoso sexual así como actitudes machistas y sexistas que han generado situaciones de temor e inseguridad para las mujeres y sus familias. Esto ha significado, obviamente, un revés en la independencia y autonomía de las mujeres rurales, contribuyendo así a un mayor desempoderamiento femenino.
Pérdida de identidad cultural y tradiciones
Durante el taller, uno de los primeros impactos de las plantaciones industriales de eucaliptos al que hicieron referencia las mujeres fue la pérdida de identidad cultural por el hecho de que no pueden vivir como familias de agricultores. Las dificultades son inmensas; las políticas públicas no están dirigidas a los pequeños agricultores, a la agricultura familiar, a la agroecología. Esas dificultades contribuyen al desplazamiento de la población rural hacia las ciudades. Este desplazamiento, si bien no se debe solamente a las actividades de la forestación, provoca una lenta pérdida de la identidad local. Con el éxodo de las familias, gran parte del conocimiento local relacionado con la producción rural en la que las mujeres ocupan un lugar importante, desaparece.
Después de la irrupción de las plantaciones de eucaliptos a gran escala, el cambio más visible comentado por todas las mujeres del taller fue la pérdida de plantas medicinales de la Pampa, que suelen ser recogidas por las mujeres. En Rio Grande do Sul, la tradición de juntar la hierba medicinal Marcela (Achyrocline satureioides) –utilizada con fines digestivos- se ve afectada por la expansión de las plantaciones de eucaliptos. Otras plantas medicinales también pueden verse afectadas por la expansión de los eucaliptos, como es el caso de la Espinheira-santa (Maytenus ilicifolia), utilizada en el tratamiento de gastritis y úlcera.
La resistencia a las plantaciones de eucaliptos
En 2006, en el Día Internacional de la Mujer, dos mil mujeres de la Vía Campesina ocuparon poco antes del amanecer los viveros de Aracruz Celulose en Rio Grande do Sul. En una acción inesperada, con sus rostros tapados por pañuelos lilas, destrozaron miles de plantines de eucaliptos. El movimiento procuró llamar la atención de la opinión pública brasileña sobre los impactos producidos por los monocultivos de eucaliptos y pinos sobre la gente y los ecosistemas locales. Esta manifestación tuvo un fuerte impacto en Brasil y en el resto del mundo.
En São José do Norte numerosas familias rurales están “aisladas” debido a las plantaciones de pinos y eucaliptos. No obstante, están resistiendo la venta de sus tierras.
En Encruzilhada do Sul, el Movimiento de Mujeres Campesinas lleva a cabo proyectos de estrategias y resistencia enfocados en la soberanía alimentaria, a la vez que promueven las huertas comunitarias. También han promovido debates en la comunidad para aclarar el problema de los monocultivos de eucaliptos.
La participación de la mujer en los movimientos de resistencia enfocados en la reforma agraria, la soberanía alimentaria, el mantenimiento de familias en zonas rurales, ha alterado su posición o deberes en la comunidad. Las mujeres han dejado de ser invisibles y han cobrado visibilidad, principalmente por la acción directa llevada a cabo en el vivero de Aracruz en la municipalidad de Barra do Ribeiro en 2006. El 8 de marzo de 2007, 1.300 mujeres de la Vía Campesina realizaron cuatro ocupaciones de tierras pertenecientes a empresas forestales, para denunciar que el desierto verde está deteniendo la reforma agraria y haciendo inviable la agricultura campesina. En el año 2008, nuevamente en el marco del Día Internacional de la Mujer, 900 mujeres miembros de la Vía Campesina en Rio Grande do Sul ocuparon 21.000 hectáreas de plantaciones de monocultivos de eucaliptos pertenecientes a la compañía transnacional sueco-finlandesa Stora Enso, en la zona fronteriza con Uruguay. Las mujeres cortaron los eucaliptos y los reemplazaron por árboles nativos. La policía atacó luego violentamente la manifestación.
En todos lados las empresas forestales tratan de impedir la lucha contra los monocultivos de eucaliptos interfiriendo en las actividades y la vida locales para armarse una buena imagen de responsabilidad social institucional:
Estas empresas parecen un gran pulpo que mete sus tentáculos en todos los rincones de la sociedad. (Pescadora de São José do Norte)
Las mujeres están jugando un papel de liderazgo en la lucha contra la expansión de los monocultivos de árboles. Tienen el potencial de hacer “que lo nuevo ocurra”. La unificación de la acción de las mujeres urbanas con la acción de las mujeres rurales fortalecerá la lucha contra la expansión de los mega proyectos de las empresas celulósicas en la Pampa sul-rio-grandense.