Un documento filtrado del Panel de Inspección del Banco Mundial [1] presenta abundantes críticas a un proyecto de manejo forestal del propio Banco en Camboya, por quebrantar las salvaguardias internas, ignorar a las comunidades locales y fracasar en el objetivo de reducir la pobreza, declara Global Witness, una organización internacional no partidaria -- uno de los nombres propuestos para el premio Nóbel de la Paz de 2003 por su trabajo para revelar de qué forma los diamantes han financiado guerras civiles en África-- centrada en las relaciones entre la explotación de recursos naturales y la financiación de conflictos y corrupción.
En 1971 los bosques de Camboya cubrían el 73 % del país, pero tras la guerra civil fueron diezmados por el madereo ilegal e insustentable. A principios de la década de 1990 el gobierno camboyano otorgó en secreto 32 concesiones a empresas privadas, muchas de ellas extranjeras. La mayoría de estas empresas se dedicaron al madereo ilegal e insustentable en su búsqueda de lucro a corto plazo. El argumento para justificar el sistema de concesiones era que esta fuente regular de ingresos podría usarse para el desarrollo de Camboya. Sin embargo, entre 1994 y 2000 el gobierno recibió solamente US$ 92 millones por concepto de tributos sobre la madera. Durante el mismo período, políticos y militares obtuvieron enormes ganancias gracias al madereo ilegal.
Una revisión llevada a cabo por el Banco Asiático de Desarrollo en 2000 describió el régimen de concesiones como “un fracaso total del sistema”. Ese mismo año, sin embargo, el Banco Mundial inició un Proyecto Piloto de 5 millones de dólares para el manejo y el control de las concesiones forestales, cuyo objetivo era demostrar que el sistema de concesiones podía funcionar. El proyecto se centraba en ayudar a los concesionarios a cumplir con los requisitos del gobierno en cuanto a nuevos planes de manejo forestal sustentable (SFMPs) y evaluaciones de impacto ambiental y social (ESIAs) como exigencias previas para nuevas operaciones de madereo. Para que el proyecto cumpliera con sus objetivos, el Banco necesitaba que se mantuvieran el sistema de concesiones y por lo menos algunas de las empresas. Fue en este contexto que en 2004 el Proyecto Piloto recomendó al gobierno de Camboya que aceptara los planes de manejo y las evaluaciones del impacto ambiental y social de seis concesionarios. Las seis empresas habían violado la ley o los términos de sus contratos. Algunas eran una fachada para los intereses de familiares de altos funcionarios.
En cuanto quedó claro que el proyecto del Banco estaba exacerbando la situación en lugar de mejorarla, las comunidades locales presentaron una queja ante el Panel de Inspección del Banco en 2005. Estas comunidades consideraban que el proyecto promovía los intereses de las mismas empresas que ya habían perjudicado sus formas de vida y sustento. Las conclusiones del Panel no centran su condena en el sistema de concesiones en sí, pero concluyen que el proyecto “no parece haber asumido el objetivo clave de utilizar el potencial de los bosques para reducir la pobreza”.
La queja presentada ante el Panel también denunciaba que el proyecto tenía muchos otros defectos graves en su planificación e instrumentación. Según Simon Taylor, director de Global Witness, “Las conclusiones del Panel de Inspección revelan hasta qué punto el Banco estaba dispuesto a quebrantar sus propias reglamentaciones para lograr que el proyecto tuviera éxito”.
En un informe irrecusable, el Panel concluye que el Banco Mundial pasó por encima de muchas de sus propias políticas de salvaguardia en varias esferas. A continuación se citan sus comentarios:
- La consulta en el desarrollo de los planes de manejo. El proyecto permitió a las empresas concesionarias que se encargaran de las consultas con las comunidades en relación con el futuro del uso de los bosques. “La idea de que los concesionarios se encargaran de las consultas con las comunidades o de la evaluación de los recursos es un defecto muy grave, especialmente porque las concesiones forestales estaban explotando un recurso del cual la población rural pobre [...] dependía para una parte importante de su sustento”.
- Evaluaciones ambientales. El Banco clasificó mal las zonas boscosas, permitiendo que zonas de gran valor ecológico se usaran para el madereo comercial. “No hay duda de que el bosque de Prey Long merece considerarse un bosque de alto valor ecológico, y esto tendría que haber sido obvio para el personal del Banco durante las etapas tanto de diseño como de instrumentación del Proyecto”.
- Indígenas. Los indígenas de Camboya viven principalmente en las partes norte y noreste del país, las mismas zonas que constituyen el corazón del sistema de concesiones madereras de Camboya. Las directrices del Banco establecen que para un proyecto de inversión que afecte a los indígenas deben prepararse Planes de Desarrollo para los Pueblos Indígenas para garantizar que éstos se beneficien de las inversiones para el desarrollo. Esto nunca ocurrió. “Si se hubieran hecho, se habrían detectado muchos de los problemas que afectaron al Proyecto y se habrían podido corregir”.
- Propiedad cultural y espiritual. Las directrices del Banco procuran claramente conservar, y no eliminar, las zonas de importancia cultural. Sin embargo el proyecto permitió a las dudosas empresas concesionarias identificar dentro de sus zonas de corte, las de importancia cultural y espiritual. En Camboya, éstas incluyen a los bosques de valor espiritual y a las zonas de importancia arqueológica. Para el Panel, esto “no es coherente” con las salvaguardias del Banco.
- Impactos sociales. El Panel encontró que la falta de una evaluación social específica para este proyecto menoscabó gravemente la capacidad del Banco Mundial de cumplir con sus propias políticas operacionales. Por ejemplo, el Banco no reconoció que la tala de árboles de resina por parte de las empresas concesionarias perjudicaba gravemente el sustento de las poblaciones locales. La resina extraída de diversas especies de árboles dipterocarpos es un producto con alto valor económico tanto dentro de Camboya como en el exterior. Estudios recientes calculan que hay como mínimo unos 100.000 camboyanos del medio rural que perciben parte de sus ingresos de la extracción de resina. El Panel señaló que la Dirección del Banco había sido frecuentemente puesta al tanto de este asunto a través de varias fuentes y concluyó: "Está muy claro no solamente que el Banco tenía que haber sido consciente de la importancia de la recolección de resina para las comunidades que dependen de los bosques y del daño que la tala ilegal de [los árboles de] resina estaba causando a esas comunidades sino también que el Banco estaba al tanto de estos asuntos”.
- Respaldo a planes de manejo por debajo de la norma para seis empresas concesionarias: “El Panel considera que los planes de manejo forestal sustentable y las evaluaciones del impacto ambiental y social eran deficientes en casi todos los aspectos, del proceso al contenido”.
Si bien Global Witness recibe con agrado las conclusiones del Panel que demuestran la naturaleza profundamente defectuosa del proyecto, la pregunta que plantea ahora es: ¿Qué va a hacer el Banco al respecto?
Su presidente, Paul Wolfowitz, ha declarado cuán importante es el Panel para controlar el desempeño del Banco, y este último informe puede considerarse un caso de prueba. Según el director Simon Taylor, ‘Si el Banco es serio, necesita garantizar que los causantes de esta debacle asuman su responsabilidad y que otros proyectos forestales en países como la República Democrática del Congo no continúen aplicando el mismo criterio incorrecto. En términos más generales, el Banco Mundial tiene que repensar la forma en que actúa en contextos altamente corruptos, como es el caso de Camboya, de modo que sus esfuerzos beneficien a los pobres más que a las elites locales y a dudosas empresas privadas’.
A partir del lanzamiento de la investigación del Panel de Inspección, el Banco ha retirado su apoyo al sistema de concesiones al madereo y sus operadores, abogando por una variedad de enfoques alternativos del manejo forestal con mayor énfasis en la participación de las comunidades locales.
“Este giro tardío en la política para el sector forestal de Camboya merece ser celebrado, pero todavía tenemos que ver esas palabras convertidas en realidades en los hechos. Ahora necesitamos que el Banco ponga su influencia política y su capacidad interna al servicio de un impulso concertado para asegurar que este paquete más apropiado de medidas se instrumente plenamente”, dijo Taylor.
La solicitud de inspección del Proyecto Piloto fue enviada al Panel de Inspección en febrero de 2005 por la ONG Forum on Cambodia, designada por los demandantes como su representante. En el sitio web del Panel de Inspección figuran este documento de solicitud, la respuesta de la dirección del Banco Mundial y la evaluación de la solicitud por parte del Panel de Inspección, así como sus recomendaciones: http://web.worldbank.org/WBSITE/EXTERNAL/EXTINSPECTIONPANEL/0,,contentMDK:20387088
~pagePK:64129751~piPK:64128378~theSitePK:380794,00.html. El documento informativo de Global Witness que explica en detalle las razones para investigar el Proyecto Piloto fue presentado ante el Panel de Inspección en febrero de 2005, como parte de la solicitud de inspección. Dicho documento puede obtenerse en: http://www.globalwitness.org/campaigns/forests/cambodia/briefing.php.
[1] El Panel de Inspección del Banco Mundial fue creado en 1993 con el fin de aumentar la responsabilidad del Banco en sus préstamos y brindar a las poblaciones locales un foro de último recurso para exigir que las políticas y condiciones de préstamos del Banco respeten sus derechos.
Por Eleanor Nichol, Global Witness, correo electrónico: enichol@globalwitness.org