Camerún: explotación forestal insustentable para beneficio europeo

Imagen
WRM default image

Camerún, con 475.000 kilómetros cuadrados de superficie y una población de 14,7 millones de habitantes, tiene la madera como segundo rubro de exportación, después del petróleo. Actualmente el país está fuertemente endeudado con acreedores bilaterales (Francia, Alemania y Austria, para comenzar), y también con el Banco Mundial y el FMI. Además, la corrupción a todos los niveles ha contribuido al deterioro de la economía del país.

La industria forestal sigue siendo uno de los pocos negocios rentables dentro del sector formal, en un país formado por planicies desérticas en el norte, montañas en las regiones centrales y bosque tropical en el sur y el este. La superficie del área boscosa se estima en 225.000 kilómetros cuadrados, de los cuales 175.000 han sido identificados por el gobierno como bosques de producción.

En 1994 se aprobó una nueva ley forestal, que básicamente fijó el marco para la industrialización. La ley identifica seis tipos diferentes de permisos de madereo: ventas de bosques en pie, permisos de explotación, autorización individual de madereo, concesiones, explotación estatal y permisos para recuperación de madera. De todos ellos, sólo las concesiones requieren planes de manejo y son asignadas a través de un proceso de licitación competitiva, si bien se da prioridad al factor precio antes que a la calidad. La modalidad de venta de bosques en pie es la más solicitada, ya que no exige la presentación de un plan de manejo; los extranjeros pueden solicitar esta modalidad y se permite la subcontratación, lo que disminuye la responsabilidad y la rendición de cuentas por la explotación forestal.

Los mecanismos de control y aplicación de la legislación son muy débiles y el país carece de voluntad política para detener el madereo y comercio ilegales de madera, que en la actualidad caracterizan al sector forestal camerunés. Se estima que si se mantiene el ritmo actual de madereo, los bosques de Camerún se quedaron sin madera de valor comercial en 15 años.

Las compañías europeas dominan la industria forestal en Camerún, como concesionarias y también como subcontratistas de concesiones asignadas a ciudadanos cameruneses. Además, la mayor parte de la producción de madera va a parar a plantas procesadoras y consumidores en Europa: en 1998, más del 61% de las exportaciones de troncos estaban destinadas a Italia y Francia, superando a China que ocupa ahora el tercer lugar, seguidos de España y Portugal. Otros beneficiarios importantes son Alemania, Holanda y el Reino Unido.

El madereo insustentable ha significado que las compañías se internan cada vez más hacia áreas de bosques primarios, construyendo carreteras en grandes zonas boscosas antes inaccesibles, abriendo así el bosque a otras actividades, siendo la caza indiscriminada una de las tantas consecuencias negativas.

Si bien se supone que las compañías madereras pagan un impuesto local para contribuir a proyectos de desarrollo, los pobladores locales rara vez ven algún beneficio de sus operaciones. La falta de elección real en las opciones de desarrollo que se les presentan puede explicar la razón por la que algunos pueblos dependientes de los bosques prefieren las operaciones ilícitas. La intrusión de la economía monetaria en los bosques ha alterado, por ejemplo, las vidas tradicionalmente vinculadas a la naturaleza de los Pigmeos. Ahora, con frecuencia se dedican a la caza de animales silvestres para venderlos a comerciantes que llegan por las carreteras o buscan árboles explotables comercialmente para los madereros, acelerando de esa forma la liquidación de sus propias formas de sustento.

Para cerrar el círculo, la intimidación a pobladores locales, ONGs y oficiales del gobierno practicada por los empleados de las compañías madereras sigue apretando el nudo alrededor del cuello del pueblo de Camerún.

Todo lo expresado muestra claramente por qué los funcionarios gubernamentales (tanto de Camerún como de los países europeos involucrados en el madereo, comercio y consumo de esa madera) no están dispuestos en absoluto a abordar las causas subyacentes de la deforestación, entre las cuáles, los modelos de consumo no sustentables de los países consumidores y la deuda externa son algunas de las más importantes.

Artículo basado en información obtenida de: "Sold down the river", Forests Monitor, marzo de 2001.