Camerún: ¿sigue protegiendo el aislamiento a las comunidades de los bosques?

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Los indígenas Baka suman un total de 30.000 a 40.000, y viven en las zonas sur y sudeste de Camerún. Están asociados con los agricultores Bagando Bakwele, Knonbemebe, Vonvo, Zime y Dabjui, entre otras comunidades locales. Cerca de 4.000 Bagyeli y Bakola viven en el sudoeste, asociados con los Bulu, los Ngoumba, los Fang y los Bassa. La mayoría de los Baka, Bagyeli y Bakola aún dependen de la caza y la recolección para garantizar su sustento. Aunque algunos también plantan cultivos anuales -a menudo en tierras de los Bantu, en una relación semi-feudal- la mayoría todavía depende de los bosques. Muchas comunidades locales los reconocen como los "pobladores del bosque", a los cuales sus ancestros encontraron cuando llegaron a ese lugar.

Los Baka, los Bagyeli y los Bakola conservan en general muchos aspectos de su cultura basada en los bosques, que incluye estructuras sociales no jerárquicas asociadas al reconocimiento comunitario de las capacidades especiales de los individuos, comunidades relativamente pequeñas, la aversión por los conflictos sociales, horizontes próximos en lo que hace a la planificación y, para los de "afuera", una cautela oportunista. Para casi todos los Baka, Bagyeli y Bakola su bosque es su hogar ancestral, la tienda de comestibles en la que pueden confiar, la raíz de sus existencias, su derecho consuetudinario; los bosques de toda la zona boscosa del sur de Camerún están salpicados con sus territorios de caza y recolección preferidos, así como sus ocultos lugares sagrados. Su modo de vida, principalmente la caza y la recolección combinadas con el comercio de subsistencia, se asocia con una gran movilidad física, lo que significa que en ciertas épocas del año es difícil encontrarlos y que sus lugares de trabajo y residencia raramente están registrados en forma precisa; la mayoría está literalmente fuera del mapa.

El aislamiento geográfico y social de las comunidades indígenas de los bosques de Camerún ha permitido que muchas de ellas conserven sus culturas basadas en los bosques desde épocas precoloniales, en tanto el mundo alrededor del bosque ha sufrido cambios radicales. Lo mismo ocurre con las comunidades indígenas cazadoras-recolectoras que han establecido fuera de los bosques poblados permanentes para cultivar, puesto que la amplia mayoría también está completamente marginada de las estructuras cívicas y gubernamentales de Camerún. Esta marginación sociopolítica refleja la gran discriminación a la que se enfrentan los Baka, los Bagyeli y los Bakola cuando abandonan la seguridad de su bosque y sus comunidades -donde son poderosos y están relativamente seguros-, por las comodidades de la carretera o las aldeas vecinas, donde el gobierno y las autoridades cívicas pueden burlarse de ellos, engañarlos y tratarlos injustamente. Este penoso tratamiento lleva a muchos Baka, Bagyeli y Bakola a preferir permanecer en la seguridad de su comunidad del bosque y no involucrarse en los “asuntos del poblado”.

El aislamiento de los pueblos indígenas de los bosques significa también que la mayoría aún no tiene prácticamente acceso a servicios de salud modernos o educación formal ni puede leer ni escribir en francés, la lengua oficial que domina la zona boscosa de Camerún. Hace muy poco el gobierno de Camerún y algunas ONG tomaron medidas para permitir el registro formal de estas personas; hasta ese entonces, muy pocas de ellas tenían documento de identidad y prácticamente ninguna figuraba en los datos oficiales del censo o en los padrones electorales. Así, no han podido hacer frente a los poderosos extraños que intentaron abusar de sus derechos, y el bosque sigue siendo un refugio importante.

A pesar de una larga historia de persecución y engaño de parte de personas que entran al bosque para extraer recursos como caucho, plantas y animales, madera, minerales e información sobre la flora y la fauna, en general los Baka, los Bagyeli y los Bakola están muy abiertos a las influencias del exterior. Sin embargo, sus mecanismos tradicionales para arreglárselas en los bosques ya no son capaces de protegerlos de las crecientes demandas sobre los bosques en los que han vivido desde tiempos inmemoriales. A partir de la nueva ley forestal de Camerún, aprobada en 1994, muchos donantes han hecho inversiones significativas en la red de zonas protegidas de Camerún para mantener parques más antiguos y establecer nuevas "zonas de planificación" para la conservación. Esto ha sido documentado en forma extensiva en otros boletines del WRM (ver boletines del WRM Nº 67 y 73). Los parques nacionales de Campo Ma’an, Boumba-Bek y Lobéké fueron establecidos por el gobierno de Camerún, con el apoyo de donantes, a partir de 1995, y todos ellos se superponen con las tierras tradicionales de los Baka, los Bagyeli y los Bakola.

El hecho de que estas comunidades estuvieran "fuera del mapa" cuando se establecieron los parques ha llevado a una situación en la que la aplicación de normas para proteger la flora y la fauna en situación de peligro implica el desconocimiento de sus derechos sobre los bosques, y por lo tanto su derecho a permanecer aislados. Muchas de estas nuevas normas erosionan el estilo de vida de estos pueblos indígenas en tanto cazadores y recolectores, aunque sus derechos a los recursos y al "uso sustentable tradicional" de los mismos estén protegidos por disposiciones legales nacionales e internacionales y directrices de organismos internacionales. Los planes actuales de los conservacionistas y los donantes (ver artículo más detallado en inglés en http://www.wrm.org.uy/countries/Cameroon/still.html ) amenazan con aumentar esta presión para cubrir grandes "paisajes" que abarcan gran parte de la Cuenca del Congo, lo que aumentará aun más el apremio de estas comunidades que ya no podrán aislarse.

Por: John Nelson, Forest Peoples Programme, correo electrónico: johnnelson@blueyonder.co.uk , http://www.forestpeoples.org