Durante más de una década, el WRM ha recogido, producido y difundido información y análisis sobre el impacto social y ambiental de las plantaciones de madera rápida (“fast wood”), definidas como monocultivos de árboles de rápido crecimiento en gran escala. Asimismo, hemos destacado que esas plantaciones no deberían ser certificadas, y pusimos el énfasis en el Consejo de Manejo Forestal (FSC, Forest Stewardship Council), por ser éste el organismo que ha certificado la mayoría de tales plantaciones.
Pese a haber iniciado en setiembre de 2004 una revisión de la certificación de plantaciones, el FSC ha continuado certificándolas, afectando así su propia credibilidad y debilitando las luchas locales contra las mismas. El grupo de trabajo creado para estudiar el tema presentó su informe final a la Junta Directiva del FSC en octubre de 2006, pero nada parece haber cambiado desde entonces y el FSC ha seguido certificando plantaciones incertificables.
En este contexto, la firma certificadora SGS, acreditada por el FSC, comenzó a llevar adelante el proceso de certificación de una empresa -Veracel Celulosa- con una larga y comprobada historia de impactos sociales y ambientales negativos en Bahía, Brasil (ver el artículo siguiente). La noticia sobre la posible certificación de Veracel provocó fuertes reacciones de numerosas organizaciones del estado de Bahía y de otras partes de Brasil, que durante años han sufrido el impacto de éstas y otras plantaciones “fast wood” y realizado campañas contra ellas. Aunque nunca fueron formalmente “consultadas” por SGS, igualmente lograron hacerse oír.
En apoyo a su lucha, varias organizaciones (entre ellas el WRM) manifestaron su preocupación a la junta directiva del FSC en una carta (disponible en inglés en: http://www.wrm.org.uy/countries/Brazil/Letter_Board.html) de fecha 6 de julio, en la que invitaban a los miembros de la junta a visitar la zona acompañados por representantes de organizaciones brasileñas. “Durante la visita”, decía la carta, “podrán reunirse con comunidades locales y conocer de primera mano su opinión sobre las plantaciones y su percepción acerca de la empresa que procura la certificación”.
“Tal visita”, agregaba la carta, “les permitiría comprender mejor por qué tantas organizaciones de todo el mundo se oponen a la certificación de plantaciones como éstas y por qué el FSC pierde credibilidad cada vez que certifica plantaciones como la de Veracel”.
Sin embargo, la junta rechazó la invitación, respondiendo que “No consideramos que sea apropiado ni que sea el papel de la junta intervenir en un proceso de consulta pública o directamente en una evaluación de certificación”. (disponible en inglés en: http://www.wrm.org.uy/countries/Brazil/Board_letter_07.pdf)
La pregunta obvia es: ¿entonces cuál es el papel de la junta directiva? ¿El futuro de la escasa credibilidad que le resta al FSC está en juego y la junta considera que no es “apropiado” intervenir? ¿Acaso el papel que elige la junta es el de ignorar la certificación de plantaciones “fast wood”? Si éste es el caso, entonces tendría mucho sentido la propuesta de uno de nuestros amigos brasileños, quien dijo: “Nuestra campaña no debe centrarse en señalar que Veracel no merece la certificación del FSC; lo que debemos decir ahora es que ¡el FSC y Veracel se merecen mutuamente!”.
El caso de las plantaciones de Veracel es absolutamente claro y está bien documentado. De ninguna manera esos monocultivos pueden considerarse “un manejo ambientalmente apropiado, socialmente beneficioso y económicamente viable de los bosques del mundo”, y su certificación claramente violaría el mandato del FSC. Los pobladores locales (las verdaderas “partes interesadas”) están allí para demostrar esto a quienquiera que vaya a preguntarles su opinión.
Pero también es importante destacar que Veracel es apenas una gota en un mar de millones de hectáreas de plantaciones que ya obtuvieron el sello del FSC a través de SGS, SCS, Smartwood y otras firmas certificadoras, que se han burlado del sistema del FSC mediante procesos de “consulta” en los que nunca participaron los verdaderos interesados y cuyas evaluaciones jamás tuvieron en cuenta el real alcance de los impactos sociales y ambientales de tales plantaciones.
Es claro que Veracel no debe recibir la certificación del FSC, pero al mismo tiempo es esencial que el FSC deje de certificar plantaciones “fast wood” y comience a anular la certificación de un gran número de plantaciones que nunca debieron recibir su sello. Solo entonces el FSC podrá cumplir con su propio mandato.