Como muchos otros países del Sur, Costa Rica está enfrentando el problema de la expansión de los monocultivos forestales. Especialmente en la Región de Huetar Norte, el establecimiento de plantaciones industriales ha sido un completo fracaso durante los últimos veinte años. Tras haberse gastado U$S 10 millones en estos programas, hoy en día más del 70% de las plantaciones se encuentran en mal estado y su nivel de producción ha sido mucho más bajo del esperado. Al mismo tiempo, se ha ignorado el potencial de los bosques secundarios y su rica biodiversidad, que en lo que respecta solamente a los árboles supera las 150 especies.
A pesar de los esfuerzos semánticos de los promotores de las plantaciones por llamarlas "bosques plantados" y de referirse a esta actividad como "reforestación", el hecho es que las plantaciones no son bosques y que generan una serie de impactos sociales y ambientales. Los monocultivos forestales industriales implican la ocupación de vastos territorios, la concentración de la propiedad de la tierra y el desplazamiento de pequeños y medianos campesinos. En el caso de Ston Forestal --subsidiaria del gigante Ston Container-- unas 300 familias tuvieron que dejar sus tierras en el sur de Costa Rica, las que fueron ocupadas por monocultivos de gmelina. Por otra parte estas plantaciones conspiran contra el desarrollo del conocimiento tradicional en el manejo forestal y la agricultura. El pueblo indígena Melku, en el norte del país, vio cómo 40.000 hectáreas en su región fueron ocupadas por monocultivos forestales apoyados por subsidios estatales, mientras que ellos no recibieron compensación alguna para la recuperación del mastate (Poulsenia armata), una especie casi en extinción debido a la presión de madereo, y que constituye el recurso básico de la artesanía local.
Los impactos sociales han ido de la mano de los negativos efectos a nivel ambiental. Ston Foresal está enfrentando un juicio por haber provocado la desecación de humedales, al tiempo que los monocultivos de gmelina en la Península de Osa son considerados responsables de un potencial impacto negativo sobre la población de loros y guacamayos en el vecino Parque Nacional Corcovado. Las plantaciones de palma a cargo de la firma Palma Tica se están expandiendo sobre los humedales de la región sur, a pesar de los esfuerzos en contrario por parte de los ambientalistas, quienes han llegado incluso a presentar una demanda contra la empresa. Los monocultivos de teca provocan erosión del suelo debido a la concentración y rápida liberación de grandes gotas de lluvia a partir de sus hojas. En la región norte se ha comprobado que los monocultivos de eucalipto reducen el flujo de agua hacia los acuíferos.
A pesar de todo esto el gobierno de Costa Rica está apoyando decididamente la inclusión de las plantaciones forestales en el Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto. ¿Cuántos impactos más deberán sufrir la gente y el ambiente para que finalmente se llegue a la obvia conclusión de que las plantaciones no son bosques?
Artículo basado en información obtenida de: "El monocultivo de árboles: crítica desde una visión ecologista" por Javier Baltodano, Coecoceiba, Friends of the Earth-Costa Rica, En: "Arboles problemáticos". Una compilación de testimonios sobre los impactos negativos de las plantaciones monoespecíficas de árboles a gran escala preparada para la Sexta Conferencia de las Partes al Convenio Marco sobre Cambio Climático por Amigos de la Tierra Internacional, Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales y Fern.