Hace pocas semanas visitamos la costa atlántica de Costa Rica --desde Limón a Manzanillo-- y quedamos realmente impresionados. No nos estamos refiriendo a las bellezas escénicas de la zona ni a la amabilidad de los habitantes locales, que por supuesto supimos apreciar. Nos referimos a la amenaza de la apertura de esta bellísima zona a la explotación petrolera por parte de empresas norteamericanas, con el visto bueno del gobierno y de los organismos financieros multilaterales.
Afortunadamente, la población local ha demostrado tener mucha más inteligencia y visión de largo aliento que el gobierno nacional y ha llevado a cabo una lucha exitosa para detener los intentos de éste para vender el país, su ambiente y la salud de su gente al mejor postor. Para el visitante resulta impresionante observar en todos lados --hasta en los sitios más insólitos, como al lado de un retén carretero policial-- carteles contra la exploración y explotación petrolera (ver fotos en http://www.wrm.org.uy/paises/CostaRica/fotos.html). Resulta igualmente impresionante observar el nivel de conciencia y de militancia existentes sobre el problema al hablar con la gente de la región.
Por supuesto que lo anterior no ha sido fruto de la clarividencia de la población, sino el resultado de un arduo trabajo llevado tesoneramente a cabo por numerosas personas y organizaciones, resumido recientemente en un libro con el sugestivo título de "Se vende lindo país", cuya lectura recomendamos.
Entre otras muchas cosas, allá nos enteramos de que la ley de hidrocarburos --que prepara las condiciones para iniciar la explotación petrolera-- fue aprobada como parte del paquete de medidas para cumplir con lo establecido en el Programa de Ajuste Estructural acordado en 1993 con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. También nos enteramos de que la principal empresa interesada en la explotación petrolera es Harken Energy, que "casualmente" tuvo al actual presidente de los Estados Unidos George W. Bush como uno de sus más fuertes accionistas y quien todavía mantiene nexos cercanos con esa empresa.
El libro también describe los posibles impactos derivados de la explotación petrolera --así como los ya sufridos durante la etapa exploratoria-- sobre los ecosistemas marítimos y terrestres del país. En lo referente a bosques, ya existe cierta experiencia sobre los impactos de la explotación petrolera. En efecto, en la década del 80 se hicieron exploraciones en Talamanca. Marina López, una de las dirigentes de la Asociación de Mujeres Bribri dice que al principio "no teníamos la experiencia muy clara así es que los dirigentes empezaron a dar el sí para que se hiciera. Pero se hizo y nos dimos cuenta de que el ambiente se afectaba y causaba la destrucción de los bosques ..." Justa Romero, integrante de la misma organización de mujeres indígenas agrega que "el indígena tiene miles tras miles de años de existir y sin embargo ha conservado los bosques. El gobierno muchas veces usa la política diciendo '!A la conservación!, pero realmente quienes hemos conservado la tierra hemos sido nosotros los indígenas. Solamente en las partes indígenas usted encuentra bosques ..."
Parece increíble que un gobierno como el de Costa Rica, que tanto ha invertido en la promoción de una imagen internacional "verde" con la que atraer a millones de turistas, esté dispuesto a tirar el ambiente por la borda para satisfacer el apetito de las transnacionales petroleras. Como dice Tatiana Lobo en la introducción al capítulo 5 del libro que comentamos: "Queremos conocer el espeso misterio que envuelve este tremendo atentado contra nuestra mayor riqueza: agua limpia y abundante, bosque denso, mares pródigos, flora y fauna. Sacrificar toda esta enorme energía en el siglo XXI, por unos barriles de crudo, es más que una estupidez inconcebible: es un suicidio territorial".
De acuerdo con las últimas informaciones recibidas, el triunfo del movimiento anti-petrólero está ya casi asegurado, lo que volvería realidad el manifiesto público presentado por centenares de grupos e individuos en setiembre de 2000 en el edificio de la Asamblea Legislativa, por el que se declaraba a "Costa Rica libre de toda exploración y explotación petrolera e invitar a nuestro gobierno a convertirse en un ejemplo mundial haciendo lo mismo".
Esperamos que así sea y que Costa Rica pueda mostrar al mundo --y en particular a las naciones industrializadas-- el camino sin petróleo por el que tod@s deberemos necesariamente transitar para asegurar la sobrevivencia del planeta y de quienes lo habitamos.
Artículo elaborado en base a información de: Suárez, María, Celedán y Cristina.- "Se vende lindo país". Costa Rica, ADELA, RIF, Solsticio de Dinamarca, 2001."Declaremos a nuestro país libre de toda exploración y explotación petrolera", setiembre 2000.