Dado que los intentos de negociar un nuevo instrumento para la mitigación del clima en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático quedaron en suspenso hasta 2020, el tema de REDD+ ha salido de la arena mundial para centrarse en acuerdos subnacionales, como los que propone el Grupo de Trabajo de Gobernadores sobre el Clima y los Bosques (GCF). Uno de los que encabezan el programa del GCF es el acuerdo entre los Estados de California, EE.UU., y Chiapas, México.
Sin embargo, Amigos de la Tierra EE.UU., Otros Mundos (Amigos de la Tierra México), la Red Ambiental Indígena y organizaciones aliadas esperan evitar que se concrete un acuerdo sobre REDD entre Chiapas y California, invocando su potencial de aumentar las emisiones en California y el acaparamiento de tierras en Chiapas.
Cuando, en septiembre, el GFC reunió a funcionarios gubernamentales de seis países en San Cristóbal de las Casas, la antigua capital colonial de Chiapas, no previó quizás que organizaciones indígenas locales y organizaciones de la sociedad civil iban a protestar. Después de todo, el objetivo del GCF no es promover la extracción de petróleo, la bio-prospección, el libre comercio ni ninguna de las demás actividades que siempre han provocado protestas e incluso insurrección declarada en Chiapas, sino promover la conservación de los bosques con el fin de absorber la contaminación climática desenfrenada.
Ahora bien, una de las preocupaciones de las comunidades que se oponen a REDD es, de hecho, que esa distinción no es tan clara como quisieran los promotores de REDD.
Cuando los campesinos indígenas de la selva lacandona oyen decir que recibirán pagos por dejar de cultivar los productos tradicionales para permitir la reforestación con palmas africanas – un programa que el gobernador de Chiapas llama “Reconversión productiva de la agricultura” – ven desarrollarse un modelo familiar. Y cuando se les dice que quizás deban abandonar sus aldeas de la selva para que el bosque pueda recuperarse luego de siglos de degradación (muchas aldeas lacandonas ya han sido reubicadas), oyen el eco de la contra-insurrección económica y del robo de sus tierras que cometen las fuerzas gubernamentales y transnacionales.
Ambos proyectos – la plantación de cultivos para biocombustible y la reubicación de las comunidades del bosque – están asociados a la implementación local de un proyecto que el gobierno estatal de Chiapas llama REDD+, a pesar de que, hasta ahora, este último no tiene criterios formales ni relación financiera con los mercados californianos. Y nadie debería extrañarse de que estallen protestas; en Chiapas, los derechos sobre la tierra, el desarrollo rural y la lucha por la autonomía indígena generan constantes tensiones, y ninguna región del Estado es más conflictiva que la selva lacandona... justamente la zona donde el gobierno de Chiapas intenta implantar lo que llama REDD+.
“Durante 35 años, todo el programa para la selva lacandona fue impuesto por el gobierno”, dijo Florencio Cruz Gómez, un campesino de la aldea de Frontera Corazal, a los funcionarios de la reunión del GCF. “Nunca hubo un proceso de consulta. Eso nos lleva a preguntar al gobierno, si ustedes abandonaron a su hijo hace 35 años, ¿por qué quieren ahora ocuparse de él? ¿En qué condiciones creen que está, y por qué suponen que no quiere tener nada que ver con ustedes?”
Cruz Gómez formaba parte de la pequeña minoría de campesinos que asistió a la reunión del GCF, y su frustración era evidente. Reconociendo las tensiones existentes, William Boyd, director del GCF, dijo: “Toda política pública extensa va a generar oposición. Lo entendemos, y vemos que deberemos comunicar mejor nuestros objetivos”.
Sin embargo, en el caso de Chiapas la escasez de comunicación parece estar acompañada por objetivos cuestionables.
“Hemos lanzado una verdadera revolución verde en Chiapas”, dijo el gobernador del Estado, Juan Sabines, al plenario del GCF. “En Chiapas, como en muchos lugares del mundo, nuestros bosques han sido objeto de destrucción porque la población rural necesita cultivar. En muchos casos, esa producción ni siquiera llega al mercado porque la gente la usa para su propia alimentación. Es un despropósito.”
“Para resolver ese problema, hemos aprobado una ley sobre el cambio climático. REDD+ es una parte importante del programa. En 2010, hicimos un pacto con los propietarios indígenas de la selva. Ésta estaba ocupada por más de 900 comunidades. Ahora las hemos sacado de allí. Las Reservas están siendo conservadas y protegidas por sus legítimos propietarios, quienes pronto tendrán acceso a los mercados del carbono.”
Entre las comunidades que se prevé “sacar de la selva” figura la aldea de Amador Hernández: 1.500 campesinos mayas tzeltal que han vivido dentro de la Reserva Montes Azules desde mucho antes de que estuviera “protegida”. El primer día de la reunión del GCF, varios campesinos de Amador Hernández entraron en el auditorio y pidieron el micrófono durante unos minutos. El Ministro de Medio Ambiente e Historia Natural de Chiapas, Fernando Rosas, rechazó su pedido y les dijo que, si querían considerar la posibilidad de participar en el programa REDD+, con gusto los recibiría otro día.
Insatisfechos con esa respuesta, los campesinos organizaron una protesta. Entregaron volantes a los delegados del GCF, declarando: “¡El gobierno les está mintiendo, no nos informaron ni nos consultaron!” Eufemia Landa Sánchez, de la municipalidad de Marqués de Comillas, una región muy deforestada que limita con la Reserva Montes Azules, tomó la palabra y leyó un largo mensaje.
“Los planes de negocios trasnacionales para las zonas rurales de Chiapas tienen ya un rato. Los recursos naturales de biodiversidad y agua, de minerías, de biocombustibles y desde más antes de petróleo, han desalojado a la gente, intoxicado la tierra o convertido al campesino en mozo en su propia tierra. Y siempre nos ponen en delito como causa. El delito de ahora es que somos culpables del calentamiento global.”
“Con el REDD+ los ricos empresarios y sus gobiernos chalanes se agregan un negocito más, el negocio del carbón en su forma de humo contaminante, y al campesino un miedo más: que las selvas y bosques de Chiapas serán los que lo chupen.”
“¿Por qué no nos consultan?, ¿por qué a las fuerzas quieren imponer sus voluntades de ricos? Las selvas son sagradas y están ahí para el servicio de los pueblos, para el servicio generoso porque así a nosotros también dios nos las entregó; nosotros no vamos a sus países de ustedes a decirles que hacer con sus vidas y sus tierras, respeten las nuestras, váyanse por donde vinieron, comerciantes de la vida.” [La declaración completa figura al final de este artículo.]
El discurso y la protesta simultánea que tenía lugar en la calle impresionaron mucho a los delegados del GCF. Iwan Wibisono, del Grupo de Trabajo sobre REDD+ de Indonesia, comentó: “Creo que la manifestación que hay afuera no sucede sólo en Chiapas, la encontramos también en Indonesia y en otros países. Y es comprensible, porque se trata de problemas muy graves.”
Un mes después de la reunión del GCF en Chiapas, Amigos de la Tierra EE.UU. colaboró con la Red Ambiental Indígena (IEN) y organizaciones aliadas de Chiapas, de Acre (Brasil) y de Ecuador, para hacer llegar esas inquietudes a los legisladores y al público en general de California.
La delegación, que incluía al director del IEN, Tom Goldtooh, a José Carmelio Alberto Nunes (Ninawa), presidente de la Federación Huni Kui de Acre, Brasil, a Berenice Sánchez de la Alianza Global de Pueblos Indígenas y Comunidades Locales contra REDD y por la Vida, y a Gloria Ushigua de la Asociación de Mujeres Sapara (Ecuador), así como a representantes de organizaciones californianas, de la Red Ambiental Asia-Pacífico, del Centro sobre la Raza, la Pobreza y el Medio Ambiente, de la Alianza Californiana por la Justicia Ambiental y de Greenpeace International, llevó sus inquietudes a la capital de California, donde habló con el Consejo californiano del Aire (encargado de implementar la legislación de California sobre la reducción de emisiones), la Agencia de Protección Ambiental de California, y la oficina del gobernador del Estado (ver el comunicado de prensa de FoE en http://www.foe.org/news/news-releases/2012-10-californias-global-warming-trading-scheme-could-endanger).
Junto con la preocupación ante la falta de integridad ecológica del programa REDD proyectado para California, los activistas manifestaron serias inquietudes en cuanto a la seguridad de los delegados, dado que los proyectos de tipo REDD ya están provocando muertes, expulsiones violentas, reubicaciones forzosas, encarcelamientos y prohibiciones de acceso y de uso de tierras indispensables para la supervivencia de pueblos indígenas y comunidades que dependen del bosque (ver el comunicado de FoE en http://www.foe.org/news/news-releases/2012-10-indigenous-leaders-rejecting-california-redd-hold-go).
Se supone que el Grupo de Trabajo sobre Compensaciones REDD, un órgano cuasi-gubernamental encargado de redactar los protocolos sobre REDD, publicará de un momento a otro su informe general; el Consejo Californiano del Aire votará en 2013 si los créditos REDD formarán parte de las reducciones de emisiones fijadas por el Estado.
Jeff Conant, Amigos de la Tierra/US, correo electrónico: jeff.otherworlds@gmail.com
Mensaje completo de Eufemia Landa Sánchez:
Muy buenas a todos y a todas. Somos representantes de las diversas comunidades, regiones y municipios indígenas y campesinos del Estado de Chiapas y nos hemos entrado a esta Cumbre a tomar la palabra por mano propia porque el gobierno no nos quiso darla.
Por la Selva Lacandona estamos presentes comisiones de las comunidades de la zona Amador Hernández, que está en el mero corazón de la Reserva de la Biosfera Montes Azules, y grupos comunitarios del municipio de Las Margaritas y del municipio de Marqués de Comillas. Por la región Altos de Chiapas también presentes grupos comunitarios de los municipios de San Juan Cancuc, Oxchuc y Chenalho.
Venimos hoy hasta aquí, frente de ustedes, para denunciar los programas y proyectos de despojo de nuestros territorios y recursos que desde hace tiempo los malos gobiernos intentan contra nosotros, ahora con un nuevo pretexto: el cambio climático y su proyecto que llama REDD+.
Los planes de negocios trasnacionales para las zonas rurales de Chiapas tienen ya un rato. Los recursos naturales de biodiversidad y agua, de minerías, de biocombustibles y desde más antes de petróleo, han desalojado a la gente, intoxicado la tierra o convertido al campesino en mozo en su propia tierra. Y siempre nos ponen en delito como causa. El delito de ahora es que somos culpables del calentamiento global.
Que entonces hay que dejar de producir nuestros alimentos y mejor comprar harina de maíz con el dinero que nos paguen por la conservación de los bosques y selvas o con la llamada reconversión productiva que consiste en quitar las milpas para plantar árboles frutales donde las aves y otros animales esos sí que puedan comer abundante para que grande se crezca también la biodiversidad. La biodiversidad de donde van a salir sus negocios patentes de medicinas y alimentos que los gobiernos llaman con un nombre extraño para nosotros: la biogenética.
Con el REDD+ los ricos empresarios y sus gobiernos chalanes se agregan un negocito más, el negocio del carbón en su forma de humo contaminante, y al campesino un miedo más: que las selvas y bosques de Chiapas serán los que lo chupen y la amenaza de que si no conservamos las montañas, no sólo somos responsables de la producción de ese carbón que causa el calentamiento del planeta sino también, así dicen los malos gobiernos para meternos miedo, de la imposibilidad de reducirlo.
No estamos de acuerdo con ese REDD+, ni es cierto que al reforestar los que ahora son nuestros campos de cultivo la contaminación mundial del carbón se va a bajar. Ni hace parte de nuestra cultura ponerle precio a la tierra, ni a sus montañas ni a sus ríos ni a lo que ella así nada más la madre naturaleza por la generosidad de dios nos entregó a las personas, menos todavía cuando la paga viene para hacernos cómplices del pagador para que él sí pueda seguir contaminando y acabándose al mundo.
En el Montes azules no vamos a permitir el paso de la brecha Lacandona, la medida agraria que por la fuerza los Caribes están intentando pasar por nuestras tierras para que los grandes empresarios, ahora bajo la cobertura del programa REDD+ y el pretexto del cambio climático, obtengan su certidumbre legal para entrarse a aprovechar los recursos naturales que son de todos los mexicanos y que los pueblos indígenas de por sí conocemos y utilizamos. No nos oponemos a la vecindad con los Caribes a quienes el gobierno les entregó hace cuarenta años una tierra que no pidieron ni conocen, pero sí lo que no queremos es que esa tierra, la más biodiversa y con mayores reservas de agua de México, la entreguen, bajo el pretexto del aprovechamiento sustentable de la biodiversidad y ahora de la mitigación del cambio climático, al control del poderoso extranjero.
Y también queremos con estas palabritas reclamarles que no nos usen, gobernadores mentirosos de gobiernos neoliberales. En su convocatoria a este evento de ustedes, como queriendo dar a entender que hasta los más rebeldes ya están conformes con su proyecto, pusieron una fotografía de campesinos zapatistas protestando en el ejido Amador Hernández, tomada en 1999. Aquí estamos, gobiernos mentirosos; no nos hemos rendido, ni olvidado de qué lado camina la vida honrada de los pobres. ¿Por qué no ponen a los Caribes como imagen de su evento si son ellos los únicos que han aceptado y que siempre aceptan vender una tierra que no era de ellos?, ¿o ya sus patrones de ustedes no les creen que ellos son los únicos pobladores de la Selva y los meros originarios?
En Marqués de Comillas nos tumban las selvas, las selvas originarias, para meter sus palmas africanas que les llaman bosques como les llamó ayer el gobernador de Chiapas Juan Sabines, y cuando ya nos cansamos por el mal precio o porque entramos en reflexión de lo que hicimos y cortamos esa palma, nos llevan a la cárcel porque nos dicen que también estaba comprometida para calmar el cambio climático aunque eso nunca se lo dijeron a los compañeros que la sembraron.
En San Juan Cancuc, dizque para cambiar a energías limpias, quieren imponer con sobornos una represa, y aunque ya [la Comisaría de] los Bienes Comunales les entregaron acta que pide que se vayan, ustedes siguen llevando materiales y sobrevolando con helicóptero el cañón por donde quieren pasarla.
En las Margaritas, como no pueden con las asambleas ejidales, quieren también meter sus proyectos de división de la tierra comunitaria con sus programas de certificación agraria, el FANAR, o Procede como le llamaban antes, para negociar ya con cada persona sin necesidad de pedirles a todos su palabra.
¿Por qué no nos consultan?, ¿por qué a las fuerzas quieren imponer sus voluntades de ricos? Las selvas son sagradas y están ahí para el servicio de los pueblos, para el servicio generoso porque así a nosotros también dios nos las entregó; nosotros no vamos a sus países de ustedes a decirles qué hacer con sus vidas y sus tierras, respeten las nuestras, váyanse por donde vinieron, comerciantes de la vida.
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México, a 26 de septiembre de 2012