Con motivo del 15º aniversario del Instituto de Estudios Ecologistas del Tercer Mundo y en homenaje a Ricardo Carrere (quien hasta diciembre de 2010 fue coordinador del WRM), se realizaron en la ciudad de Quito, Ecuador, las “Jornadas de Pensamiento Ecologista, Ricardo Carrere” (*).
Representantes de pueblos indígenas de la región y redes y organizaciones ambientalistas nacionales e internacionales se reunieron para aportar los conceptos y análisis resultantes de su trabajo en diversos ámbitos de lucha vinculados al ambiente. Se reflexionó cómo desde el ecologismo ha sido posible integrar conceptos, vincular distintas corrientes y temas, identificar las relaciones de unas actividades con otras y de estas actividades con el poder, así como los vínculos existentes entre el ambiente, la sociedad, la cultura y la economía, partiendo del reconocimiento de la existencia de valores ancestrales de los pueblos indígenas y su relación con la Pachamama
Otro gran aporte es generar la información resultante de esos análisis como aporte al fortalecimiento de comunidades y organizaciones en sus luchas.
El homenaje a Ricardo Carrere estuvo presente en todo momento ya que su aporte ha sido fundamental al pensamiento ecologista internacional. Ricardo no solo contribuyó con su pensamiento sino que rescató la necesidad de un continuo espacio de expresión que nos llevara a escuchar, pensar, reflexionar y hacer.
El “ Pronunciamiento en defensa de la Pachamama y de la vida ”, reflexión final del encuentro, reafirma la decisión de “mantenernos en resistencia para defender nuestra vida como pueblos y nuestros derechos territoriales. Sólo sobre esta base es posible un Sumak Kawsay, entendido como la vida en plenitud, en armonía con la naturaleza”.
El documento final analiza que “Venimos de un proceso histórico de enfrentar al capitalismo, a la modernización que deshumaniza y mercantiliza la vida, y en tiempos actuales, a la ‘revolución ciudadana', que con estrategias, discursos y banderas distintas pretenden seguir despojándonos de nuestras fuentes de vida. No nos reconocemos pobres, pues si lo fuéramos, las empresas y el estado no nos tuvieran en su mira para quitarnos el agua, la biodiversidad, riquezas naturales que se han convertido en las nuevas bases de acumulación capitalista bajo los criterios de la perversa 'economía verde‘ que se busca imponer como la nueva forma de enriquecimiento de las empresas”.
“En muchos de nuestros pueblos, la palabra ‘pobre' no existe. En el kichwa, por ejemplo, se ha adaptado el concepto a la palabra ‘wakcha', que literalmente significa ‘huérfano/a', pues para este pueblo, pobre es quien carece de familia o comunidad, y por tanto no tiene cómo aplicar la complementariedad, la solidaridad y la reciprocidad, porque se convierte en individualista”.
El documento final señala, entre otras cosas, que: “A propósito de los ‘servicios ambientales', rechazamos que se quiera reducir a la naturaleza y sus funciones a ‘recursos' y ‘servicios', sabemos que el lenguaje es otro mecanismo de dominación e imposición. Nuevamente, basados en nuestras culturas, en las cuales estas nociones no existen, no aceptamos tales palabras; la Pachamama no es un recurso y no presta servicios. Como dice Taita Lorenzo Muelas, del Pueblo Guambiano-Misak de Colombia: ‘El Derecho Mayor indígena originario es legado por nuestros antepasados, es imprescriptible, inalienable e intransferible y no está en venta en todo el continente'.”
Y expresamente, con respecto a la situación en Ecuador, se pronuncia un categórico rechazo a: “cualquier pretensión de ampliar la frontera petrolera en el país; y de manera particular en el Parque Nacional del Yasuní, bloque ITT, 31 y campo Armadillo; territorios indígenas y de los pueblos en aislamiento voluntario. Creemos en la iniciativa de mantener el crudo bajo suelo como el primer paso hacia un país, y un mundo, post-petrolero. No es por dinero que defendemos el Yasuní, y otros lugares amenazados, sino porque estamos conscientes de todo el daño que ocasiona la explotación petrolera en todas sus fases. En las zonas ya afectadas demandamos un proceso de reparación integral y la cancelación del Complejo Petroquímico de la Refinería del Pacífico.
Nos solidarizamos con los hermanos y hermanas que han sido criminalizados, desalojados, reprimidos, por defender el agua, sus tierras y territorios, utilizando mecanismos ilegales y la fuerza pública. Con esto se quiere intimidar para acallar las voces que se oponen a este modelo. No entendemos cómo es que se tilda de terroristas a quienes defienden su propia casa, a quienes defendemos a nuestra Madre.
Repudiamos los hechos de violencia y desalojo acaecidos en Río Grande (Manabí), a causa de la construcción de una represa, y en la comunidad Topo (Tungurahua), reprimida para hacer viable una hidroeléctrica de interés de un poderoso grupo económico. De igual manera rechazamos el chantaje ejercido sobre el Pueblo Secoya a causa de una historia marcada por el petróleo, las plantaciones de palma, los servicios ambientales e incluso la militarización en nombre de la conservación.
Rechazamos todo proyecto extractivista y monocultivos industriales que atenten contra los derechos de la naturaleza. Exigimos la salida de estas empresas.
Nos solidarizamos con todos los compañeros y compañeras afectadas, pues compartimos su mismo espíritu de lucha y resistencia. Más allá de cualquier acuerdo y convenio que se ha impuesto sobre los pueblos, nos queda seguir el camino de la resistencia para defender los territorios, ejerciendo los derechos consagrados en la Constitución e instrumentos internacionales como el Convenio 169 de la OIT y los que protegen los derechos humanos y de la naturaleza”.
Finalmente se anuncia que: “Nuestra lucha es en defensa de la vida, por eso es sagrada y no violenta. Seguimos, luego de tantos siglos, siendo custodios de la Pachamama con sus bosques, páramos, ríos, manglares... Por eso se nos califica de salvajes e ignorantes, para justificar su intervención ‘civilizadora' y ‘modernizadora'. Como diría [Eduardo] Galeano, ‘en este mundo, la palabra y el hecho pocas veces se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan'. Nosotras y nosotros queremos, como lo han hecho siempre nuestros pueblos, continuar rompiendo esta fragmentación, vivenciando y poniendo en práctica el Sumak Kawsay, no solo como palabras bonitas, sino en complementariedad, solidaridad y reciprocidad tanto entre nuestros pueblos como con la sagrada tierra, y resistiendo. Nuestra propuesta política es construir un poder de todos los pueblos para defender la Vida en plenitud”.
(*) El encuentro, convocado por la Red de Ecologistas Populares y el Instituto de Estudios Ecologistas del Tercer Mundo, se realizó en Quito, Ecuador, los días 17 y 18 de noviembre de 2011. El Pronunciamiento final puede leerse completo en:http://wrm.org.uy/paises/Ecuador/Pronunciamiento_en_defensa_de_la_Pachamama.html