La empresa Boise Cascade, con sede en los EE.UU., ha venido practicando un madereo insustentable en países del Sur y del Norte, incluidos los propios EE.UU. Uno de los conflictos más destacados en que ha estado implicada es el de los bosques comunitarios o ejidos de la Sierra de Petatlán en el estado de Guerrero, México, que tuvo como consecuencia la detención y el enjuiciamiento de Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, dos campesinos que organizaron la resistencia contra Boise Cascade (ver boletines 26, 35 y 38 del WRM).
Boise Cascade también ha recibido críticas en Chile, donde la empresa es el séptimo mayor exportador de madera de bosques primarios, afectando de ese modo un ecosistema único como son los bosques templados del sur del país. Ello generó una fuerte resistencia por parte de las comunidades locales y organizaciones ambientalistas, como consecuencia de la cual la empresa anunció recientemente que abandonaría el país. Por otra parte, Boise Cascade está cortando intensamente bosques primarios en los EE.UU. y en la región central de Canadá. La compañía ha sido el principal distribuidor de madera de los bosques lluviosos de Great Bear, en British Columbia, donde hace poco se decretó una moratoria de corta.
La asamblea anual de la empresa, realizada el pasado mes de marzo en Idaho, fue escenario de críticas dirigidas a la misma debido a su performance desde el punto de vista ambiental. El encuentro tuvo características inusuales, dado que se centró en preguntas realizadas por miembros y simpatizantes de Rainforest Action Network (RAN) acerca de cuestiones ambientales relacionadas con la corporación. Enrique Rodríguez, miembro de la Asociación de Campesinos Ambientalistas de la Sierra de Petatlán acusó a Boise Cascade de destruir los bosques en México y de estar implicada en el arresto de Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, quienes todavía se encuentran en prisión. Como forma de evitar tratar los temas planteados por los ambientalistas, un portavoz de la compañía acusó a RAN de “no ser una organización ambientalista seria” y la definió como “un grupo de insensatos, activistas radicales en contra de la ley, que arremeten contra la sociedad moderna”.
Mientras tanto, fuera del salón donde se desarrollaba la asamblea, partidarios de RAN marcharon desde el Capitolio de Idaho hasta la sede central de Boise Cascade, cantando y coreando consignas. Fue desplegado un enorme cartel que denunciaba los métodos “dinosaurios” de la empresa en la corta de bosques. Patricia Vera, coordinadora internacional de la ONG Defensores del Bosque Chileno, presente en la protesta, solicitó a la empresa que estableciera por escrito cuáles son sus planes para dar por finalizadas sus operaciones en los bosques templados de Chile.
Una cosa es clara: este año los accionistas y empleados de Boise Cascade y los periodistas presentes no se aburrieron en la asamblea anual y, tal vez, incluso se fueron a sus casas con alguna interrogante en su mente.
Artículo basado en información obtenida de: “Protesters criticize Boise Cascade's actions.
Activists draw caustic response from spokesman” por Beth Bow.