El Banco Mundial y su papel como agente de comercio de créditos de carbono

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El Banco Mundial ha llegado a ser el principal comerciante internacional de créditos de carbono. Su nuevo papel crea una serie de conflictos de interés.

En su tercera conferencia en Kyoto en diciembre de 1997, los grupos de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, lanzaron el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL). El MDL, fue diseñado como un esquema para permitir a los países con objetivos en reducción de emisiones bajo el Protocolo de Kyoto invertir en proyectos que supuestamente conducirían a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en países del Sur. Simultáneamente, el Banco Mundial reveló su propia propuesta para el comercio del carbono, un Fondo Prototipo de Carbono (FPC). El fondo fue oficialmente abierto en 1999. Desde entonces, el Banco ha creado otros dos fondos de carbono y administra varios fondos a nombre de países donantes individuales, entre ellos Italia, Países Bajos y España.

El Banco Mundial es el mayor corredor de bolsa público de compras de carbono, con más de 1.000 millones de dólares en su cartera de créditos de carbono. Documentos internos sobre los orígenes del FPC muestran que fue creado como un modo de obtener ganancias. El Banco gana hasta el 10% en comisiones, sobre todo en los créditos de carbono que él compra para el fondo que administra.

Las críticas siguientes cuestionan el papel del Banco como comerciante de carbono:

* El Banco Mundial está en posición tanto de sacar ganancia del MDL como de influir en las reglas del mecanismo, lo que crea un conflicto de intereses. El Banco ha presionado activamente al MDL para hacer sus reglas más amistosas para los inversionistas y menos sustanciales en cuanto a evitar el cambio climático. En particular el Banco trató de debilitar la interpretación del concepto de fundamental importancia del MDL, la “adicionalidad”, es decir que un proyecto sólo debería ser elegible para crédito de carbono en la medida en que no podría realizarse sin los beneficios que recibe de estos créditos. El debilitamiento de estas reglas permite a los proyectos seguir adelante aún cuando no contribuyan a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

* Los fondos de carbono del Banco sientan un vergonzoso precedente al comprar créditos de proyectos que igualmente se hubieran realizado aunque no hubieran recibido la calificación de créditos de carbono. Por ejemplo, el proyecto de hidroenergía Xiaogushan en China fue declarado por el Banco Asiático de Desarrollo como la opción de proyecto de menor costo, y estaba ya en construcción cuando el Banco Mundial propuso apoyarlo con créditos de carbono. En este caso los créditos de carbono dieron un buen subsidio a los inversionistas, pero no evitaron en absoluto la emisión de gases de efecto invernadero. Todos los sistemas de créditos de carbono, incluido el del Banco Mundial, permiten a los compradores del Norte seguir contaminando, con lo cual finalmente tienen un impacto negativo en el clima global.

* Finalmente, el papel del Banco Mundial como comerciante de carbono señala las contradicciones dentro de la propia cartera de proyectos de energía del Banco. El Banco sigue contribuyendo al cambio climático por su apoyo a proyectos de combustibles fósiles, aun cuando aparenta ayudar a solucionar el problema del cambio climático a través de sus fondos de carbono. Entre 1992 y 2004 el Banco Mundial apoyó en promedio proyectos de combustibles fósiles que tienen emisiones de por vida de 1.457 megatones de carbono. Esta cifra es de cuatro a 29 veces la cantidad anual de las supuestas reducciones de emisiones anticipadas según el MDL.

La producción de emisiones del conjunto de los proyectos de energía financiados por el Banco excede en mucho la (supuesta) reducción de emisiones realizadas a través de los fondos de carbono. A través del FPC, el Banco contabiliza las emisiones de gases de efecto invernadero que supuestamente se evitaron por los proyectos de créditos de carbono. Pero se rehúsa a calcular las emisiones de carbono de su propia cartera de inversiones energéticas. De esta forma, el Banco contabiliza lo que evita mas no lo que produce, enmascarando así el impacto neto de sus operaciones de energía sobre el cambio climático.

Quienes aceptan al Banco como un honesto e imparcial agente de carbono deben estar conscientes de que las inversiones de la institución están conducidas en gran medida por el país más sediento de petróleo del mundo, EEUU, y por otras naciones urgidas del mismo combustible. Hasta que no se rehaga la estructura de poder del Banco Mundial, seguirá siendo una institución obligada para con los contaminadores más poderosos del mundo.

Extractado y editado de: “Cómo el marco de energía del Banco Mundial le hace trampa al clima y a los pobres. Una Respuesta de la Sociedad Civil al Marco de Inversión del Banco Mundial para Energía Limpia y Desarrollo”; setiembre de 2006; Bank Information Center, Proyecto de Bretton Woods, Campagna per la Riforma della Banca Mondiale, CEE Bankwatch Network, Amigos de la Tierra-Internacional, Instituto de Estudios Políticos, International Rivers Network, Oil Change Internacional, Urgewald; http://www.seen.org/PDFs/Marco_Energia_ONG.shtml; “En sentido contrario desde Río. El camino del Banco Mundial hacia la catástrofe climática”, Jim Vallette, Daphne Wysham y Nadia Martínez; Red de Energía y Economía Sustentables/ Instituto de Estudios Políticos / Instituto Trasnacional; diciembre de 2004, http://www.seen.org/PDFs/Sentido_contrario_Rio.pdf