La última conferencia preparatoria de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable (o Río+10) se está realizando en estos momentos en Bali, Indonesia. En todo el mundo crece el interés y la preocupación por este proceso, que plantea interrogantes sobre la importancia de la próxima cumbre de Johannesburgo para resolver los problemas que enfrenta la humanidad.
Esas interrogantes son el resultado de lo que (no) ha sucedido en los últimos diez años posteriores a la Cumbre de la Tierra de 1992, cuando los gobiernos acordaron aplicar una gran cantidad de medidas en respuesta a los problemas ambientales del planeta. Triste es reconocer que, aparte de celebrar numerosas reuniones internacionales y firmar gran cantidad de acuerdos, muy poco se ha hecho. El "desarrollo sustentable" parece haberse convertido simplemente en una palabra de moda, vacía de significado, que esgrimen gobiernos y empresas con la intención de engañar a la opinión pública.
Pero no es tan fácil esconder la realidad. Los artículos de éste y de cada uno de los boletines del WRM muestran un patrón de pérdida de los bosques --y de resistencia de los pueblos locales-- resultante del modelo económico socialmente injusto y ambientalmente destructivo que el Norte ha impuesto al Sur. Eso no significa que los gobiernos del Sur no tengan responsabilidad en el problema --que ciertamente la tienen-- sino que implica que esa responsabilidad en gran medida está compartida por los gobiernos del Norte y sus empresas transnacionales que, asistidos por las instituciones financieras multilaterales, son quienes más se benefician de la situación predominante.
Dentro de ese contexto, la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable corre el peligro de transitar por un camino de realidad virtual más que por la realidad tangible. Por ejemplo, nada más ni nada menos que Shell y Rio Tinto --ambas empresas notorias por la destrucción global y local que provocan con sus actividades-- auspician una "Exhibición virtual" que "llevará el mundo a Johannesburgo y presentará Johannesburgo al mundo". En la página web http://www.virtualexhibit.net declaran modestamente que "si desea ser parte de la cumbre de Johannesburgo, ha encontrado el vehículo perfecto". ¿Funcionará con combustible de la Shell y estará fabricado con materiales extraídos de las minas de Rio Tinto?
¿No sería de extrañar que pronto están hablando de desarrollo sustentable virtual!
Pero a pesar de los intentos de las empresas, el hecho es que la realidad es muy real en el mundo cotidiano, en el que numerosos pueblos luchan afanosamente por proteger sus bosques contra la codicia de esas y otras empresas. Estos son los ejemplos que necesitamos llevar a Johannesburgo. Es necesario denunciar los cuentos de hadas de las empresas sobre sus códigos voluntarios de conducta. Para que Johannesburgo sirva realmente de punto de partida, es necesario impedir que el camino que conduce hasta allá esté empedrado de realidad virtual. Si desea ser parte de la cumbre de Johannesburgo, entonces, por favor, !súbase a otro vehículo!