El Consejo de Manejo Forestal (FSC) fue formado en 1993 para certificar el manejo de bosques nativos en forma ‘socialmente justa, económicamente viable y ambientalmente adecuada’. En 1996, el FSC aprobó la posibilidad de certificar plantaciones de monocultivos de árboles, decisión que ha sido blanco de innumerables críticas en la medida que millones de hectáreas de monocultivos de árboles estaban consiguiendo obtener el sello FSC (ver editorial del boletín 163 del WRM). Más tarde, el FSC resolvió también asociarse al ‘mercado de carbono’, certificando áreas de bosques y/o plantaciones donde se comercializan los llamados créditos de carbono, calculados a partir de una supuesta cantidad de esa sustancia almacenada en los árboles. Con ello, el FSC acabó asociándose a una falsa solución para resolver el problema del cambio climático, garantizando la participación y ganancia de grandes empresas contaminantes. (ver boletín 163 – El caso Plantar: el FSC al servicio de la venta de créditos de carbono).
FERN es una ONG que supervisa la participación de la Unión Europea en el tema de bosques, coordina actividades de ONGs europeas en esa área y defiende los derechos de los pueblos del bosque. Esta ONG comunicó en una nota pública el día 2 de junio de 2011 que decidió dejar de integrar el FSC.
En 2009, la ONG FERN divulgó una nota en la que afirmaba que “El FSC ha certificado cada vez más plantaciones de monocultivos de árboles en gran escala y operaciones forestales que no están de acuerdo con sus propios principios y criterios. En la nota, FERN anunció que en determinadas circunstancias saldría del FSC, principalmente si la práctica de certificar plantaciones de monocultivos en gran escala y rápido crecimiento no fuera revertida, y si el FSC participara activamente en la “(...) certificación de carbono forestal (...)”.
En junio de este año, la constatación por parte de FERN de que el FSC “está alineándose con normas de compensación de carbono y otorgando certificaciones simultáneamente o junto con certificados de compensación de carbono”, fue motivo suficiente para que la ONG no quisiese asociar más su nombre al FSC, buscando preservar su propia credibilidad.
Quien está dejando de tener credibilidad es el FSC, que perdió otro importante miembro entre las organizaciones ambientalistas afiliadas. Reproducimos aquí lo que escribimos en el editorial de nuestro boletín en febrero de este año : “Es necesario evaluar críticamente qué trajo de hecho la certificación a lo largo de los años: un debilitamiento de las luchas de las comunidades locales por sus derechos y recursos naturales y un fortalecimiento de empresas que estimulan exactamente el consumo excesivo, con vistas a obtener ganancias. Es necesario recorrer otros caminos que no sean el de la certificación.”