El impacto de las áreas protegidas sobre las mujeres Twa

Imagen
WRM default image

Los Twa son un pueblo indígena de la región de los Grandes Lagos en África Central, que habitan en Burundi, en la región oriental de la República Democrática del Congo (RDC), en Ruanda y en Uganda. Se estima que su población en la región no llega a los 100.000 habitantes. Originalmente los Twa eran un pueblo de los bosques, vivían de la caza y la recolección y habitaban las regiones montañosas de los lagos Tanganica, Kivu y Alberto, pero con el correr del tiempo los bosques fueron invadidos por pueblos agricultores y pastores, y entregados a proyectos de desarrollo comercial y áreas protegidas. Actualmente son pocos los Twa que todavía pueden mantener su estilo de vida basado en el bosque. Durante el siglo XX, las comunidades Twa fueron expulsadas de los parques nacionales y de las áreas de conservación en toda la región, incluidos el Parque Nacional de los Volcanes y el Bosque Nyungwe en Ruanda, el bosque Impenetrable Bwindi y Magahinga y el bosque Echuya en Uganda, el bosque Kibira en Burundi y los Parques Nacionales Virunga y Kahuzi-Biega en la RDC.

“Los ancestros nos dijeron que nosotros fuimos los primeros. El pueblo que sabe escribir invadió nuestras tierras [el Parque Nacional Kahuzi-Biega]. De acuerdo a nuestros ancestros, todas esas tierras nos pertenecían, pero ahora no tenemos ningún derecho. El parque era nuestro desde los tiempos de nuestros ancestros. Cuando un hombre se iba de su casa con su lanza para adentrarse en el bosque, la familia sabía que iba a comer. Si el hombre no sacaba su lanza, la mujer sabía que tenía que tomar el cesto y el hacha para recolectar leña. Llevaba la madera a los pueblos no pigmeos y la cambiaba por bananas, y así la familia tenía alimentos. Ahora nosotras, las mujeres del bosque, no tenemos acceso al bosque. […]. Sufrimos porque nuestra vida es miserable. Antes podíamos vivir, teníamos suficiente para comer, todas nuestras necesidades estaban satisfechas. Ahora no hay nada” (Mujer Twa de Buyungula/Kabare, RDC en la Conferencia de Derechos de la Mujer organizada por la organización Twa congolesa PIDP en 2000).

La expulsión de los Twa de estos bosques ha causado grandes penurias. No se les proporcionó ninguna tierra como indemnización en el momento del desalojo, y como resultado quienes fueran los primeros habitantes de estos bosques, hoy mayoritariamente no tienen tierras y viven en condiciones de extrema pobreza. Desde entonces, unas pocas comunidades han obtenido extensiones reducidas de tierra, provenientes de la distribución gubernamental o de programas de compra de tierras organizados por ONGs. En estos casos, la distribución ha sido tanto a familias individuales como a comunidades Twa, que a su vez las han dividido entre las familias. En estas condiciones, los Twa han adoptado las leyes consuetudinarias de las comunidades agrícolas vecinas en lo referente a derechos sobre la tierra: se considera que la parcela familiar es de propiedad del marido, la tierra es heredada por los hijos varones en línea paterna y las mujeres solamente tienen derecho de uso. Según estas costumbres, es posible negar a una esposa el acceso a la tierra de la familia cuando el marido se casa con otra mujer, o si el marido muere, la familia puede expulsar a la viuda de la tierra. Aunque estas costumbres se aplican al parecer de forma más flexible en las comunidades Twa que en las de los grupos étnicos vecinos, y es bastante común que las mujeres Twa hereden la tierra de la familia y mantengan el control sobre ella aunque el matrimonio termine, los derechos de las mujeres Twa son más débiles que los de los hombres. Probablemente también son más débiles que en la época en que los Twa vivían como cazadores y recolectores, ya que entonces es probable que los derechos colectivos sobre grandes áreas de bosque permitieran a las mujeres ejercer con autonomía las formas de uso de la tierra, y sus derechos de recolección o caza no dependían de sus maridos.

La pérdida de acceso a los recursos del bosque también ha tenido un impacto muy fuerte sobre las mujeres Twa, que son las principales responsables de proveer el alimento diario a la familia. Los Twa ya no pueden acceder a los ñames del bosque, uno de sus alimentos preferidos, ni a muchos otros productos del bosque como hojas, frutos, hongos y pequeños animales, ni a las hierbas medicinales. Cuando tenían acceso al bosque, las mujeres también podían vender productos del bosque como carbón de leña y fibras vegetales, y hacer artesanías tales como esteras.

“Vamos a buscar ñames y hojas amargas de milunda en los pantanos sobre las orillas del lago y en las plantaciones de eucalipto de los zaireños [término utilizado por los Twa de la RDC para los pueblos que no son Twa], ya que allí es donde le gusta crecer a los ñames. No podemos ir al parque desde que lo cerraron, e incluso si desobedecemos un poco las reglas, si nos atrapan, nos amenazan de muerte. Pero es allí en el bosque donde hay mucho alimento, ¿cómo podemos acceder? Ya ni siquiera sabemos si podemos ir a las plantaciones de eucalipto, porque los zaireños han empezado a amenazarnos y a echarnos, diciendo que dañamos sus árboles porque les cortamos las raíces cuando excavamos para sacar los ñames” (mujer Twa, Chombo/Kabare, RDC).

Sin tierra y sin acceso a los recursos de alimentos silvestres, la principal fuente de sustento de las mujeres Twa es actualmente el trabajo en los campos de otros pueblos, el transporte de cargas o la búsqueda oportunista de alimento, incluyendo mendigar. Algunas comunidades, en particular en Ruanda y Burundi, son especialistas en alfarería, pero ya no es rentable debido al advenimiento de los artículos de metal y plástico. Las ganancias típicas de una mujer Twa por una jornada de trabajo agrícola son de entre 15 y 50 centavos de dólar americano, o el equivalente en alimento, por ejemplo entre 1 y 2 kilos de porotos o harina de mandioca. Con estas ganancias es prácticamente imposible satisfacer las necesidades de alimento diario de su familia, y mucho menos contar con recursos para bienes de primera necesidad como ropa, jabón, atención médica o pagar por la educación de sus hijos. Tampoco dispone más del alimento extra que habría suministrado su marido por medio de la caza menor en el bosque, a menos que su marido cace en forma clandestina.

Junto con la pérdida de sus bosques, los Twa también han visto cómo se socava su cultura.

“Antes, cuando teníamos acceso al bosque, el joven tenía que presentar a su futura suegra 5 "fukos" [pequeños roedores] cazados en el bosque como precio de la novia. En los tiempos de nuestros abuelos, entregábamos un antílope y un búfalo. Ahora todos estamos en la misma situación, sin tener medios para pagar el precio de la novia, así que simplemente vivimos juntos sin ceremonia” (Mujer Twa, Chombo/Kabare, RDC).

Muy pocos parques nacionales dan empleo a pobladores Twa, y los que lo hacen sólo los contratan como guías y guardianes de los parques. Ninguna mujer Twa está empleada en los parques, a pesar de que su valioso conocimiento de los bosques iguala al de los hombres de su pueblo. Actualmente los violentos conflictos civiles en el área han reducido mucho el número de visitantes a los parques nacionales. A pesar de esto, las mujeres de una o dos comunidades Twa de los límites del Parque Nacional Impenetrable Bwindi en Uganda se han beneficiado con el turismo, vendiendo artesanías, y también formando parte de los conjuntos de danza que actúan para los turistas.

Por: Dorothy Jackson, Forest Peoples Programme, correo electrónico: djackson@gn.apc.org . Para obtener más información sobre la situación de las mujeres Twa, consultar Jackson, D. (2003) "Twa women, Twa Rights in the Great Lakes Region of Africa." Minority Rights Group international.