El mes pasado estuve en Bangkok, en una reunión sobre los mercados de carbono en el sudeste asiático. Resultaba irónico estar discutiendo sobre una falsa solución al cambio climático mientras grandes extensiones de Tailandia estaban bajo agua y la inundación amenazaba la capital. (Si bien no se puede decir que esta inundación en particular haya sido causada por el cambio climático, sí se puede afirmar que las inundaciones de este tipo serán más frecuentes a medida que aumente la temperatura del planeta).
La reunión de Bangkok había sido organizada por CDM-Watch y por Focus on the Global South; los participantes venían de Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia, Vietnam, Birmania y Camboya. Allí se identificaron dos problemas que conllevan los proyectos de Mecanismo de Desarrolo Limpio (MDL):
1. Dado que el MDL es un mecanismo para el comercio de carbono, no reduce las emisiones.
2. Varios proyectos MDL son en sí mismos destructivos y tienen graves impactos en las comunidades locales y su entorno.
“El MDL nunca tuvo el objetivo de reducir las emisiones”, dijo Jacques-Chai Chomthongdi, de Focus on the Global South. “Peor aún es el hecho de que no existen medidas para combatir los efectos sociales y ambientales negativos.”
International Rivers ha estado verificando desde hace varios años que los proyectos hidroeléctricos del MDL no son adicionales, porque de todos modos se habrían realizado, aun sin ayuda del MDL. En la reunión de Bangkok, Carl Middleton, de la universidad de Chulalongkorn, habló de la represa de Kamchay, en Camboya, que está siendo validada como proyecto MDL. En 2006 el proyecto obtuvo el financiamiento del banco China Exim, y está previsto que la construcción se termine este año. “Es imposible suponer que ese proyecto sea adicional”, comentó Middleton. La represa inundará 2.000 hectáreas de tierras, incluida una parte del Parque Nacional de Bokor. “En ningún momento se ha comunicado la intención de resolver los graves impactos ambientales que tendrá”, agregó Middleton.
International Rivers mantiene una base de datos de los proyectos hidroeléctricos que pasan por el MDL. Hasta el 29 de octubre de 2011, 1.975 proyectos hidroeléctricos, de una capacidad de 86.439 MW, habían solicitado créditos MDL, de los cuales más de dos tercios están en China.
Nichakan Yuenyao es una investigadora perteneciente a una comunidad afectada por un proyecto de energía a partir de biomasa, en la provincia de Surin, Tailandia. Habló de los impactos que la comunidad está sufriendo como resultado de este supuesto proyecto de “desarrollo limpio”. Explicó que la contaminación del aire era un problema, y provocaba enfermedades pulmonares y afecciones de la piel. Un aldeano le dijo que debía mantener las puertas y ventanas cerradas todo el día, para evitar que el polvo invadiera su casa. También el ruido es un problema y, después de cuatro años de actividad, la central a base de biomasa ha afectado las reservas de agua de los pobladores.
Otro de los oradores fue Patrick Bürgi, uno de los fundadores de la compañía de comercialización de emisiones South Pole Carbon Asset Management. “Algunos de esos impactos ambientales podrían ser resueltos fácilmente, por ejemplo instalando mallas antipolvo o rociando con agua”, dijo. “El problema es que no existe ningún mecanismo que obligue a hacerlo”, añadió, opinión sorprendente en boca de un promotor de proyectos MDL.
Durante su presentación, Bürgi explicó que “el MDL sirve para transferir dinero del mundo desarrollado al mundo en desarrollo, para financiar proyectos que contribuyan a mitigar el cambio climático”. Como esto no es cierto, pedí a Bürgi que confirmara que, de hecho, el MDL no reduce las emisiones porque se trata de un mecanismo para comercializarlas. Puede que las emisiones se reduzcan en un lugar, pero la venta de créditos de emisión permite que la contaminación continúe en otro lugar. El MDL es, “en el mejor de los casos, un ejercicio de sumatoria cero”, como dijo en 2009 el entonces presidente del Consejo Directivo del MDL, Lex de Jonge.
Además de Bürgi, estaban en el panel Bo Riisgaard Pedersen, del Ministerio danés de Clima y Energía, y Sudeep Kodialbail, de la SGS, una entidad de validación de proyectos del MDL. Si bien asintieron con la cabeza, se mostraron reticentes a reconocer explícitamente que el MDL no reduce las emisiones. Kodialbail terminó reconociendo que así era, o algo semejante: “En el sitio web de la CMNUCC, es muy interesante ver que no usan la palabra reducir, sino la palabra estabilizar”, dijo.
Al oír esto salté de mi asiento y grité: “No las reduce. ¿Podemos ponerlo en letras grandes? El MDL no reduce las emisiones. Es así. El MDL no reduce las emisiones. ¿Estamos todos de acuerdo?”
Resultó que sí lo estábamos. “Tiene toda la razón cuando dice que el MDL no produce por sí mismo una reducción neta de las emisiones”, contestó Bürgi.
A mi entender, el punto culminante de la reunión llegó cerca del final, cuando Jerome Whitington, de la Universidad Nacional de Singapur, habló de una propuesta en la que él y sus colegas estaban trabajando y que se refería a fijar un tope estricto a la extracción de energía fósil; dicho en otras palabras, un plan para eliminar gradualmente la extracción de carbón, petróleo y gas.
En 2007, antes de la conferencia de la ONU sobre el clima realizada en Bali, el periodista George Monbiot había sugerido algo semejante, y señaló que “las negociaciones de Bali no tendrán sentido alguno a menos que desemboquen en un programa para dejar los combustibles fósiles bajo tierra”. Cuatro años más tarde, y luego de que la emisión de gases de efecto invernadero hubiera batido todos los récords el año pasado, sería hora de tomar en serio esa solución tan sencilla para evitar que el cambio climático se vuelva incontrolable.
Por Chris Lang, http://chrislang.org