La compañía filipina A. Brown Inc. está en el negocio de la plantación y el procesamiento de la palma aceitera. En 2010, comenzó a plantar palma aceitera en 520 hectáreas de tierras públicas reclamadas por el pueblo indígena Higaonon.
Los Higaonon de las aldeas de Bagocboc y Tingalan, de la municipalidad de Opol, provincia de Misamis Oriental, Filipinas del Sur, afirman que han ocupado esas tierras desde antes de la colonización hispánica. Allí, sus ancestros cazaban animales, recolectaban miel y reservaban pequeñas porciones de tierra para la agricultura, manteniendo su cultura única. Si bien fueron desplazados en los años 1950 para hacer lugar a la explotación maderera y al pastoreo practicados por terratenientes, siguieron volviendo a sus tierras y las hicieron producir.
La empresa A. Brown ingresó a la tierra de los Higaonon para realizar plantaciones de palma aceitera sin obtener previamente su consentimiento libre e informado. Esta apropiación de tierras implicó varias violaciones de derechos humanos: agricultores baleados o ilegalmente arrestados, incendio de casas, destrucción de cultivos, acoso y amenazas de muerte.
Todo esto fue revelado por una Misión Internacional de Inspección (MII) que comenzó el 6 de mayo pasado, dirigida por la Red de Acción contra los Pesticidas en Asia y el Pacífico (PAN AP), el Movimiento Campesino de Filipinas (KMP), la Coalición Campesina Asiática (APC), Sentro Kitanglad, la Organización Lumad de Kalumbay y otras organizaciones de Opol.
La MII descubrió que A. Brown todavía no tiene permiso para operar en la zona mencionada. Autoridades del Departamento de Medio Ambiente y Recursos Naturales (DENR) dijeron que esa agencia gubernamental no había otorgado a la compañía ningún permiso para operar en dichas tierras y que se trata por lo tanto de una violación de las leyes forestales y ambientales vigentes.
Las conclusiones de la misión fueron presentadas durante un foro público que tuvo lugar en la Universidad de Filipinas-Diliman, donde se reclamó reiteradamente que la compañía A. Brown fuera expulsada de Opol y que los pueblos indígenas regresaran inmediatamente a su tierra ancestral. También se llamó a investigar las violaciones de los derechos de los Higaonons (ver el informe enhttp://www.panap.net/en/fs/post/food-sovereignty-resistance-land-grabbing/1069).
El establecimiento de plantaciones de palma aceitera a gran escala también atenta contra la soberanía alimentaria de los Higaonon. “Si nos quitan nuestras tierras, condenan a nuestras familias a morir de hambre y violan nuestros derechos, lo único que nos queda es pelear. Como pueblos indígenas, tenemos derecho a la tierra, pero éste nos ha sido continuamente negado”, dijo Rubenson, cuya familia reside en Tingalan desde la época anterior a la colonización hispánica.
Los agroquímicos, como el carbofurán y el glifosato, que aplica la compañía en las plantaciones industriales de palma aceitera, han comenzado a afectar la salud de los Higaonons. Los habitantes de Opol han informado sobre el aumento de la incidencia de toses y resfríos, enfermedades de la piel, diarrea y otras afecciones, desde que se empezó a pulverizar plaguicidas sobre las plantaciones. También los cocoteros y bananeros, su única fuente de ingresos, están muriendo poco a poco desde que comenzó la plantación.
Erwin Navarro, de PAN AP, advirtió sobre los impactos sociales, culturales, sanitarios y ambientales de las grandes plantaciones de palma aceitera que se han extendido a otros países asiáticos, arrasando los bosques con bulldozers y desplazando a numerosos pueblos indígenas.
Se está realizando una campaña para firmar una petición en la que se solicita al gobierno filipino que expulse inmediatamente de Opol a la compañía A. Brown, que ponga fin a las violaciones de derechos humanos, que castigue a los culpables e indemnice a las víctimas, que cese la profanación de los lugares sagrados y que la compañía, así como todas las unidades y agencias pertinentes del gobierno filipino, limpien y restauren las zonas contaminadas, otorguen de inmediato asistencia económica a los agricultores y pongan en marcha el proceso de obtención del consentimiento previo, libre e informado.
Los invitamos a que ayuden a los agricultores y pueblos indígenas de Opol a recuperar sus tierras, firmando la carta de petición que encontrarán enhttp://www.panap.net/en/fs/page/food-sovereignty/1130.
En todas partes del mundo, la expansión del aceite de palma ha sido posible a través de la apropiación de tierras, el cambio de afectación de los suelos y la deforestación acelerada. Los agricultores y pueblos indígenas desplazados se han visto obligados a convertirse en trabajadores agrícolas en las plantaciones de palma. De manera general, el auge del aceite de palma ha provocado un aumento del hambre y la pobreza, y sólo ha beneficiado a unos pocos intereses privados.
Artículo basado en información extraída de: “Palm oil plantation in Misamis Oriental has no right to occupy indigenous lands, IFFM says”, Pesticide Action Network Asia and the Pacific (PAN AP), http://www.panap.net/en/fs/post/food-sovereignty-resistance-land-grabbing/1070