Finlandia: algunas observaciones sobre la campaña contra los árboles transgénicos

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En junio de 2004, activistas desconocidos atacaron el último ensayo de árboles genéticamente modificados (transgénicos) en Finlandia. Talaron unos 400 abedules transgénicos. ¿Cómo debemos reaccionar ahora? Ésa fue la primera pregunta que nos hicimos los campañistas contra los árboles transgénicos cuando supimos del ataque.

Nuestra campaña contra los árboles transgénicos en Finlandia empezó en 2000, cuando participaba de un pequeño grupo de activistas que dio origen a la Asociación por la Bioseguridad de los Pueblos (People's Biosafety Association - PBA), con el fin de monitorear los organismos genéticamente modificados (OGM) en Finlandia. Tiempo antes ese mismo año, el Instituto de Investigación Forestal Finlandés (Finnish Forest Research Institute) fue autorizado a realizar un ensayo con árboles transgénicos en Punkaharaju.

En la primavera de 2000, la PBA solicitó al Directorio de Genetechnology la ubicación geográfica de todos los ensayos de campo de OGM en Finlandia. Nos informaron que había 13 autorizaciones a campo abierto y más de 130 ensayos en laboratorios e invernáculos, pero se negaron a entregar las localizaciones de los ensayos argumentando que no existía un registro de los ensayos de OGM. Sin embargo, según la Ley de Tecnología Genética finlandesa, es obligación llevar un registro disponible al público de todos los ensayos con OGM.

Nuestro próximo movimiento fue llevar el caso ante la Suprema Corte Administrativa. En respuesta, el Directorio de Genetechnology emitió una destacable declaración, firmada por Pirjo Mäkelä, uno de sus miembros. La declaración admitía los riesgos implicados en estos ensayos, explicando que cualquier visita no autorizada a ensayos de campo con transgénicos podía representar un peligro para el medio ambiente y la salud pública. Por este motivo, argumentaba, la ubicación de los ensayos de campo debe permanecer en secreto.

En octubre de 2001 escribí un artículo para un periódico de gran circulación en Finlandia, el Helsingin Sanomat, titulado “Finlandia debe oponerse a la modificación genética de árboles”. Durante la semana siguiente el periódico publicó dos artículos favorables a los transgénicos firmados por científicos forestales y se negó a publicar un artículo que envié donde contrarrestaba los argumentos esgrimidos por estos científicos.

Posteriormente, la PBA hizo pública una petición solicitando que se detuvieran los ensayos de campo. Señalamos que no se había realizado una evaluación adecuada de los riesgos y que la población que habitaba cerca de los ensayos no había sido informada. A principios de 2002, la PBA presentó la petición firmada por 1.500 personas a Osmo Soininvaara, Ministro de Salud y Asuntos Sociales y líder del partido verde de Finlandia “Green League”.

La PBA decidió averiguar por sí misma dónde estaban los ensayos de árboles transgénicos. Descubrimos que había dos ensayos de campo, uno en Punkaharju y otro en Viikki, cerca de Helsinki.

El público finlandés se enteró de estos ensayos de campo con árboles transgénicos el 22 de julio de 2002, cuando los noticieros de la televisión mostraron a los activistas de la PBA clavando señales de peligro biológico en el suelo cercano a los ensayos. Pocos meses después la Suprema Corte Administrativa finlandesa anunció su decisión de que la ubicación de los ensayos de campo con transgénicos debía hacerse pública. No obstante, no tuvo lugar ninguna discusión pública sobre los riesgos.

En diciembre de 2003, cuando los medios finlandeses aparentemente habían perdido interés en el tema, la campaña contra los árboles transgénicos recibió otro golpe. En Milán, en la reunión de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, los gobiernos decidieron permitir las plantaciones de árboles transgénicos como sumideros de carbono en el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto.

En respuesta, tres ONG finlandesas (PBA, Amigos de la Tierra Finlandia y Union of Ecoforestry) iniciaron una petición internacional exigiendo la prohibición de los árboles transgénicos por parte de las Naciones Unidas. En mayo de 2004, la PBA participó en un evento paralelo al Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques en Ginebra. Para entonces, 1.600 personas y 140 ONGs habían firmado la petición.

A su retorno de Ginebra, la PBA continuó intentando poner a consideración de la opinión pública el problema de los árboles transgénicos. Visitamos el Parlamento finlandés para contarle a los parlamentarios nuestro mensaje a las Naciones Unidas. Invitamos a varios científicos forestales involucrados en la investigación sobre árboles transgénicos a una conferencia de prensa de la PBA. Solo se presentaron tres periodistas y ningún científico.

En junio de 2004 por fin, recibimos una buena noticia. Kim von Weissenberg, profesor de Patología Forestal en la Universidad de Helsinki le dijo a Chris Lang del WRM que el ensayo de campo de abedules transgénicos de la Universidad de Helsinki “fue cancelado en otoño de 2003”.

El silencio mediático sobre los árboles transgénicos se rompió cuando los activistas destruyeron el otro ensayo de campo de árboles transgénicos de Finlandia.

Los científicos forestales responsables del ensayo alegaron que el propósito del mismo era examinar los riesgos ambientales, en particular el riesgo de contaminación genética y la estabilidad de los genes transferidos. En realidad, el objetivo del experimento era estudiar los procesos del carbono-nitrógeno, observando el impacto sobre los índices de crecimiento.

Además de mentir sobre el objetivo del ensayo, es evidente que los científicos forestales están infringiendo la ley finlandesa. La PBA había argumentado en todo momento que no se había realizado una evaluación apropiada del riesgo ANTES de establecer estos ensayos de campo, y ahora, lo han admitido, en los hechos, al iniciar un nuevo estudio cuyo objetivo sería analizar estos riesgos en el ensayo de campo en curso.

La ley finlandesa dispone que las evaluaciones de riesgo deben tener en cuenta el estado de conocimiento y los emprendimientos actuales y que se debe informar a el Directorio de Genetechnology cualquier descubrimiento nuevo que pueda afectar la evaluación de riesgo anterior.

La PBA está convencida de que los científicos forestales tienen que tener nueva información sobre la contaminación genética y la inestabilidad genética: incluso han recibido financiamiento de la Academia Finlandesa para un nuevo estudio de estos riesgos.

Por este motivo, antes de continuar con el ensayo de campo, debieron haber comunicado a Genetechnology esta nueva información que hace necesaria la realización de nuevos estudios de evaluación de riesgo.

Junto con el grupo Union of Ecoforestry de Finlandia, la PBA ha presentado una queja formal por esta evidente infracción a la ley. Actualmente las autoridades están considerando la queja, antes de decidir si iniciar juicio.

Después de cuatro años de campaña contra los árboles transgénicos somos optimistas en cuanto a que no habrá nuevos ensayos de campo de árboles transgénicos en Finlandia.

Por Hannu Hyvönen, coordinador de campaña, Union of Ecoforestry de Finlandia, correo electrónico: hannu@elonmerkki.net