El Foro Social Mundial se reunió en Nairobi, Kenia, del 20 al 25 de enero. Mas allá de la opinión que cada uno pueda tener acerca de lo que allí se logró, a nosotros nos importa destacar no tanto lo que allí se dijo o hizo, sino su mensaje de que “otro mundo es posible”.
Dicho mensaje lleva implícito que el actual mundo ha dejado de ser posible. En este mundo cada vez más dominado por grandes corporaciones, los problemas sociales y ambientales se agravan año tras año. A pesar de la invención incesante de supuestas soluciones por parte de quienes buscan a toda costa mantenerlo vivo, lo cierto es que en la mayoría de los casos el remedio prueba ser peor que la enfermedad. Veamos ejemplos de algunas de dichas “soluciones” en el área en que se mueve el WRM:
- Frente a la pérdida de biodiversidad, la principal “solución” es el establecimiento de áreas protegidas, que entre otras cosas implican la expulsión de las comunidades que allí habitan
- Frente a la deforestación, se suman “soluciones” tales como áreas protegidas, plantaciones de monocultivos de árboles y la certificación de plantaciones y bosques
- Frente al cambio climático, algunas de las “soluciones” son los sumideros de carbono (plantaciones de árboles a gran escala), y los biocombustibles (plantaciones de palma aceitera, soja y maíz transgénicos, caña azucarera).
Cada una de esas “soluciones” implica una cantidad de graves impactos sociales y ambientales, que hemos detallado en numerosos artículos del boletín del WRM. Su valor real es nulo y solo sirven para dar la engañosa impresión de que todo puede ser resuelto sin tener que apelar a los cambios profundos que se requieren urgentemente. Entre otras cosas hacen posible:
- Que se continúe deforestando para que las grandes empresas (madereras, mineras, petroleras, hidroeléctricas, camaroneras) sigan haciendo sus ganancias, con la excusa de que hay áreas protegidas para mantener la biodiversidad, que las plantaciones alivian la presión sobre los bosques (y que están certificadas), que las hidroeléctricas no resultan en emisiones de efecto invernadero, etcétera.
- Que se continúen promoviendo los monocultivos (agrícolas y forestales) y su paquete acompañante de agrotóxicos y transgénicos para que las grandes empresas (semilleras, químicas, biotecnológicas, papeleras) sigan haciendo sus ganancias, con las falsas excusas de que pretenden paliar el hambre en el mundo, o sustituir petróleo por biocombustibles, o producir el papel que el mundo necesita.
- Que se continúe destruyendo el clima con la continua quema de combustibles fósiles y que no solo las empresas petroleras sigan haciendo sus ganancias, sino que puedan entrar al negocio otras grandes empresas (del negocio del aceite de palma, azucareras, biotecnológicas, etc.).
- Que se continúe destruyendo la base de sustentación de millones de campesinos e indígenas mediante la apropiación de tierras, aguas y bosques por parte de grandes empresas (del negocio del agua, biotecnológicas, farmacéuticas, papeleras, etc.).
Pese a su aparente fortaleza, ese mundo ha demostrado no ser ni social ni ambientalmente viable a largo plazo y ya está destruyendo los propios cimientos del mundo que todos habitamos: el clima, el agua, el suelo, el aire, la biodiversidad.
Frente a ello, el mensaje del foro es que “otro mundo es posible”. ¿Cuál mundo? Un mundo socialmente solidario y ambientalmente respetuoso. ¿Pero cómo será? No tenemos una respuesta, pero sí la convicción de que es posible. ¿Cómo se llega? Quizá las palabras del escritor Eduardo Galeano sirvan para hacernos pensar:
“La utopía está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se desplaza diez pasos más allá. Por mucho que camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar”.
En esa caminata, el Foro Social Mundial es apenas un alto en el camino, donde una enorme diversidad de caminantes se detiene para intercambiar ideas entre sí. Más allá entonces de lo que se haga en el Foro, o de lo que el Foro pueda hacer, lo que más importa es que los caminantes vayan encontrando los caminos para llegar a ese “otro mundo posible”.