Miles de hectáreas de selva fueron arrasadas por las llamas en una serie de incendios forestales que se extendieron de forma incontrolada durante los meses de marzo y abril en la Reserva de la Biosfera Maya, al norte de Guatemala. Los fuegos alcanzaron el Parque Nacional Tikal, declarado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO, aunque pudieron ser controlados antes de afectar gravemente al área. Sin embargo, los parques nacionales Sierra del Lacandón y Laguna del Tigre fueron arrasados por las llamas, mientras que en la parte central de la reserva las llamas avanzaron sin control dentro de la selva virgen.
Como reacción a las declaraciones de prensa de las organizaciones ecologistas, funcionarios del gobierno de Guatemala confirmaron que muchos de los incendios fueron intencionados, aunque sin señalar a los responsables. Mientras tanto, la organización ecologista Trópico Verde aseguraba que había indicios de que los fuegos estaban provocados por fuertes intereses económicos. La devastación de los parques nacionales "abriría la posibilidad de la explotación maderera, minera y petrolera en esas áreas", asegura un informe realizado al respecto por la organización Trópico Verde. "La magnitud y el número de incendios rebasa nuestra capacidad para controlarlos", explicaba a mediados de abril a la prensa el director del programa del gobierno de Guatemala para la lucha contra los incendios forestales.
Trópico Verde, por su parte, denunció repetidamente ante la prensa la incompetencia de las autoridades. "No ha habido ningún programa de prevención y los responsables del Sistema Integrado de Prevención y Control de Incendios Forestales (SIPECIF) han despilfarrado el poco dinero que tenían a su disposición", concluyeron los ecologistas después de una reunión en el Congreso de la República de Guatemala realizado el pasado 12 de mayo.
El Gobierno de Guatemala ha recibido serios señalamientos por parte de las organizaciones ecologistas, quienes aseguran que los funcionarios actuaron tarde y de manera insuficiente. "El estado de ingobernabilidad que se ha permitido en los parques nacionales más afectados es el principal responsable de los incendios. Las instituciones han sido incapaces de frenar los grandes intereses que hay detrás de la destrucción de la Sierra del Lacandón y la Laguna del Tigre", concluye Trópico Verde en un informe presentado al Consejo Nacional de Áreas Protegidas a mediados de mayo. En abril, un oficial del Gobierno hacía una desesperada solicitud a través de la prensa, pidiendo "ayuda a todos los sectores de la sociedad [guatemalteca]". Sin embargo, los ambientalistas señalan que el Gobierno nunca entregó los fondos que estaban destinados a la prevención de incendios forestales desde enero. "El Ejército tiene helicópteros, pero no puede volar por falta de presupuesto para combustible", denunciaban ante la prensa a mediados del mes pasado. En una interpelación ante el Congreso de la República de Guatemala el pasado 12 de mayo, el director de la lucha contra incendios aseguraba que los fondos sí estaban disponibles pero les había faltado capacidad de ejecución. "Esto más bien parece una excusa para no afectar las posibilidades electorales del partido en el gobierno", declaró a los medios de prensa Carlos Albacete, portavoz de la organización ecologista Trópico Verde.
La situación estuvo sin control durante más de dos meses. En el Parque Nacional Tikal se lograron controlar varios focos al noroeste y sureste del área. Varios incendios rodearon el sitio arqueológico el Perú, donde en la actualidad está trabajando David Freidel, uno de los arqueólogos mas reconocidos a nivel internacional por sus estudios sobre esta cultura y sus numerosas publicaciones. El relicto de encinos (Quercus oleoides) que resguardaba el Parque Nacional Laguna del Tigre desapareció, pasto de las llamas. Este parque sufrió incendios generalizados en toda el área, mientras que la mitad sur y sureste del Parque Nacional Sierra del Lacandón fue afectado por incendios provocados de manera reiterada. En el momento de escribir el presente comunicado aún persisten algunos incendios activos, aunque los más importantes ya han sido controlados. La estadísticas oficiales contabilizan menos de 10.000 hectáreas de bosque quemadas. Sin embargo, los ecologistas denuncian que los fuegos han arrasado varios cientos de miles de hectáreas de áreas protegidas. "El Instituto Nacional de Bosques debe revisar su forma de medir las áreas incendiadas", concluyó un diputado del Congreso de Guatemala después de escuchar las estadísticas oficiales y contrastarlas con información independiente.
La Reserva de la Biosfera Maya está al norte de Guatemala, en la zona fronteriza con México y Belice. Es parte de la llamada Selva Maya, el área de bosque tropical más importante de México y Centroamérica. Con más de tres millones de hectáreas protegidas, es un bosque tropical relativamente seco que contiene numerosas especies endémicas (que sólo viven en el área), como el mono aullador (Alouatta pigra), un primate en peligro de extinción.
La desaparición de la Selva Maya supondría la extinción en la naturaleza de 11 especies de mamíferos, 20 de aves, 39 de reptiles y 11 de anfibios que son exclusivos de este bosque. La abundante nubosidad y la cercanía del inicio de las lluvias estacionales hacen prever que, una vez más, serán los fenómenos de la naturaleza quienes se alíen con la supervivencia de la selva tropical de Guatemala.
Por: Carlos Albacete, Trópico Verde, correo electrónico: mailto@tropicoverde.org