Hacia el año 2002, los bosques del departamento de Olancho estaban siendo devastados por el accionar de empresas madereras. La destrucción del bosque servía para alimentar a numerosos aserraderos (legales y piratas), en algunos de los cuales estaban directamente involucrados algunos parlamentarios. Mientras los empresarios se enriquecían, los pobladores locales recibían los impactos de la explotación maderera, en particular la desaparición del agua resultante de la corta del bosque y sus funciones en la regulación del ciclo hidrológico.
Frente a tal situación, la población local se fue organizando y en el 2002 surge el Movimiento Ambientalista de Olancho, con el objetivo de asegurar la protección del bosque. A tales efectos, exigen del gobierno la regulación de la explotación maderera, que se apliquen métodos adecuados de manejo, que se realicen los controles necesarios sobre la corta y que se protejan las áreas protegidas. En algunas áreas de particular valor cultural y biológico exigen una veda de corta por 10 años.
Con el fin de lograr esos objetivos, los pobladores locales organizan una serie de acciones, que culminaron el 27 de junio en la llamada Marcha por la Vida. Esta marcha desde la capital provincial (Juticalpa) a la capital nacional (Tegucigalpa), implicó que durante 7 días miles de personas caminaron unos 200 kilómetros con el objetivo de presentar sus reclamos al presidente de la República. La misma fue apoyada por 27 organizaciones de estudiantes, trabajadores, campesinos, indígenas, activistas pro derechos humanos y las iglesias católica y evangélica.
Sin embargo, al llegar a la Casa Presidencial, la encontraron acordonada por decenas de policías antimotines armados con escudos metálicos, bastones de goma y cascos protectores y el presidente Ricardo Maduro se negó a recibirlos, pese a que lo aguardaron tres horas frente a su despacho.
Uno de los principales dirigentes del movimiento, el sacerdote José Andrés Tamayo, resumió la situación diciendo: "Durante siete días marchamos pacíficamente para exigir al gobierno que erradique la tala inmisericorde de los bosques de Honduras, y específicamente de Olancho... y Maduro no respondió a nuestros reclamos".
Frente a la falta de respuesta del gobierno, los pobladores locales se vieron obligados a tomar medidas, entre las que se contó el impedir el ingreso de los madereros a las áreas de bosques. En cuatro comunidades se logró de esta manera instrumentar una veda total a la corta de bosques.
La respuesta no se hizo esperar. Comenzaron las amenazas, los atentados y la elaboración de listas negras, así como los autoatentados contra instalaciones de las empresas madereras, llevados a cabo por personas contratadas por las propias empresas como parte de una estrategia para culpar al movimiento ambientalista de los mismos.
Se llega así al 17 de julio, cuando el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) emite un comunicado en el que denuncia que "el terrorismo en Olancho pone en riesgo la vida de los defensores del medio ambiente". El comunicado termina diciendo que "nadie quiere llorar la muerte de un mártir del bosque; lo que se quiere es defender la vida de todos, inclusive de aquellos que viven planificando y ejecutando la muerte cada día". Al día siguiente, Carlos Arturo Reyes, una de las personas mencionadas por COFADEH en la lista de los amenazados por los dueños de aserraderos es asesinado en su propia casa.
Olancho y sus bosques lloran ahora a un mártir que nunca quisieron tener. ¿Estará ahora el presidente Maduro dispuesto a escuchar a la población de Olancho? ¿O seguirá sordo a sus reclamos mientras la vida de los defensores del bosque sigue siendo segada por asesinos a sueldo de los intereses económicos? Nadie quiere más mártires; lo que se quiere es justicia y la protección del bosque. ¿Es tanto pedir?
Artículo elaborado en base a información obtenida de: entrevista a integrante del Movimiento Ambientalista de Olancho, La Esperanza, Honduras, 20/7/03. "Llegó a la capital 'marcha por la vida' que encabeza cura salvadoreño", Rebelión, 27/6/03 ( http://www.rebelion.org/ecologia/030627honduras.htm )
"Terrorismo en Olancho pone en riesgo la vida de defensores del Medio Ambiente", COFADEH, 17/7/03