El Acuerdo de Copenhague – alcanzado por un grupo de países durante la Cumbre de Copenhague sobre el Cambio Climático e impuesta al resto – fue definida por Praful Bidwai, del Transnational Institute, como “una parodia de lo que el mundo necesita para evitar el cambio climático”: el objetivo de que el aumento de la temperatura global sea de dos grados Celcius está 0,5 grados por encima del objetivo aceptado por la mayoría de los países de la ONU; los países pobres quedan básicamente librados a su suerte en términos de adaptación al cambio climático; y, finalmente, las violaciones del Acuerdo de Copenhague no tendrán consecuencias significativas.
El acuerdo también tiene un papel decisivo en la promoción del llamado “REDD plus”. El párrafo 6 dice: “Reconocemos el papel fundamental de la reducción de emisiones procedentes de la deforestación y la degradación forestal y la necesidad de aumentar la absorción de las emisiones de gases de efecto invernadero por los bosques, y estamos de acuerdo en la necesidad de ofrecer incentivos positivos a esas acciones a través del establecimiento inmediato de un mecanismo que incluya a REDD-plus, para permitir la movilización de recursos financieros desde los países desarrollados.”
Si bien “REDD plus” no quedó definido y la cuestión del tipo de protección forestal que será financiada y la forma en que se hará, serán temas a tratar en futuras negociaciones, lo esencial de REDD plus radica en hacer de los bosques un modo de ganar permisos de emisión; conlleva compensaciones de carbono, más negocios y la autorización de emitir en otros lugares.
Información provista por la organización india Campaign for Survival and Dignity (1) revela el papel clave que tuvo el gobierno de la India en la promoción de “REDD plus” a expensas de los habitantes del bosque: “De hecho el gobierno de la India fue uno de los pocos países que objetaron la inclusión en el texto de negociación de cualquier requisito vinculante que obligara a respetar los derechos de los pueblos. India también fue uno de los únicos países del mundo que presionó para incluir en el comercio de carbono las actividades de plantación (por eso se le llama “REDD plus”).”
Según esa organización, el gobierno indio quiere incluir en REDD plus los programas de reforestación y plantación para que puedan recibir dinero, y espera ganar “créditos de carbono” en función del carbono supuestamente almacenado en los bosques. Dicen que “ambos puntos son mencionados en el borrador del texto de negociación del 15 de diciembre. En el contexto indio, este modelo llevará a la apropiación de tierras y a conflictos, dado que:
- A pesar de la Ley de Derechos sobre los Bosques de 2006, los derechos jurídicos de los adivasis y los habitantes del bosque aún no se reconocen. Por ejemplo, el derecho a obtener productos menores del bosque, a acceder a las zonas de pastoreo, a los bosques comunitarios, etc., no se reconoce en casi en ningún lugar del país. Sin derechos comunitarios jurídicamente reconocidos sobre los bosques, será fácil para las empresas y los gobiernos apropiarse de los bosques y los recursos y venderlos a cambio de créditos REDD. El texto de negociaciones del 15 de diciembre solamente “exhorta” a los países a respetar los derechos en lugar de exigirles que lo hagan.
- No existe acuerdo acerca de un método adecuado para medir la absorción o el almacenaje de carbono en un bosque. Los bosques no consisten simplemente en árboles en pie; los árboles crecen, ocurren incendios y otros desastres, las personas y los animales consumen productos no leñosos del bosque, etc. Los bosques están en constante cambio. ¿Cómo se mide esto? El comercio de créditos de carbono forestal llevará por un lado a las empresas y al gobierno a aislar los bosques de todo uso por parte de la gente; por otro lado, generará cifras de almacenaje de carbono ficticias. Esto es exactamente lo que ya sucedió en proyectos silvícolas de Brasil y otros países. Pero lo más importante es que el comercio de carbono permite que los países industrializados no tengan que reducir sus propias emisiones. Así, el comercio del carbono almacenado en los bosques se volverá simplemente una gran estafa, perjudicando tanto al medio ambiente como a las personas.
- Si, como pide el gobierno, la reforestación se incluye en REDD, estos peligros aumentan. Los programas de reforestación a menudo se desarrollan en tierras cultivadas (incluyendo terrenos en barbecho), en los terrenos comunales de las aldeas, en las pasturas comunitarias, etc., que en realidad pertenecen a la población y son utilizados por ella. Tales programas ya están generando expulsiones y/o desplazamientos de personas en todo el país. A menudo también implican la destrucción de praderas y bosques abiertos naturales ricos en diversidad biológica; REDD fomentaría esto, ya que no distingue entre plantaciones y bosques. En octubre de 2008, la Comisión Permanente sobre Bosques y Medio Ambiente criticó duramente dichos programas, diciendo que “la reforestación… priva a los adivasis y a los habitantes del bosque de algunas o todas sus tierras y tiene un impacto negativo sobre sus medios de vida y sus necesidades básicas, sin haberlos informado, ni consultado, ni indemnizado.” Hasta hoy, sin embargo, ningún programa central de reforestación ha incluido siquiera una referencia a los derechos sobre los bosques, y menos aún cumplido con los requisitos legales.
- Mientras tanto, el gobierno continúa ejecutando tales programas a través del mecanismo administrativo del “Manejo Forestal Conjunto” – donde los guardias forestales controlan a los organismos “participativos”. Estos programas suelen causar divisiones y conflictos en la comunidad, al tiempo que ignoran los derechos jurídicos de la gente. La institucionalización de dichos programas a través de REDD provocará aun más conflictos y marginalización de los habitantes del bosque.
- Por último, un modelo de comercio de carbono en el que participen empresas privadas creará un enorme incentivo financiero para la adquisición masiva de bosques. Un estudio reciente mostró que las mayores empresas inversoras del mundo están siguiendo muy de cerca el proceso REDD. Con tales fondos, habrá una gran demanda por parte de empresas privadas que buscan acceder a las tierras boscosas públicas para establecer plantaciones y controlar los programas oficiales de protección forestal. Reliance, ITC y otras empresas reclaman desde hace años la posibilidad de acceder a los bosques ‘degradados’ para reforestar, y este mecanismo legitimaría su pedido. La falta de derechos jurídicos, combinada con tales presiones, hará muy probable la apropiación de tierras.”
Los mecanismos de comercialización REDD ven en el bosque la madera que podría comprarse y venderse por su contenido de carbono, negando su naturaleza viva, su condición de ecosistema habitado y utilizado por las personas y la fauna silvestre. La organización Campaign for Survival and Dignity teme que “si las conversaciones se limitan a decir que los árboles son lo que importa, ¿qué impedirá que las empresas destruyan los bosques naturales y las praderas para reemplazarlos por plantaciones comerciales (dañando así el medio ambiente y posiblemente liberando aun más carbono)?”.
La organización afirma que “si lo que se busca es proteger los bosques, el gobierno debería estar intentando fortalecer el manejo público de los mismos, en lugar de debilitarlo con la introducción de las empresas privadas y el comercio.”
(1) “REDDPLUS AT COPENHAGEN. Little Known Scheme Poses Major Dangers for Forests, Adivasis, Other Forest Dwellers”, Campaign for Survival and Dignity,http://www.forestrightsact.com/climate-change/item/download/34