En relación con la conservación de las áreas protegidas existen dos visiones encontradas. Una de ellas --originada en los círculos conservacionistas del Norte-- considera que las mismas deben ser mantenidas como escenarios naturales, sin gente. Para hacer esto posible, los pueblos indígenas y otros moradores locales son vistos como una amenaza a ser removida. Desde el punto de vista moderno, la naturaleza es considerada en su coevolución con las culturas humanas. Los pueblos de los bosques constituyen una parte esencial de esa relación y cumplen un papel crucial en la conservación de la biodiversidad de los bosques.
La India ha sido y todavía es un típico escenario de este conflicto. En los parques nacionales, santuarios y otros hábitats naturales de ese país son frecuentes los problemas entre funcionarios oficiales y ONGs ocupadas de la conservación de la flora y la fauna por un lado, y pueblos indígenas, comunidades locales y activistas sociales por otro. Si bien hubo una iniciativa desde la sociedad civil a fin de abordar este problema, procurando establecer puentes entre ambas visiones opuestas (ver Boletín 3 del WRM), los pueblos indígenas que históricamente han protegido los bosques siguen siendo víctimas de atropellos y violencia a manos de las autoridades nacionales.
Nuevamente se ha dado una situación de este tipo. Tras el brutal desalojo forzado de 51 familias llevado a cabo por personal del Departamento Forestal y la policía en la medianoche del 12 de junio del año pasado, el 23 de julio de 2000 un fuerte contingente del Departamento Forestal llegó a Kolengere, un poblado habitado por un grupo tribal en Nagarhole para desalojar por la fuerza a las 30 familias que allí residían, y llevarles a un nuevo sitio "de rehabilitación" situado en Veeranahosall, en los bordes del Parque Nacional, demoliendo sus viviendas. Los pobladores locales procuraron defenderse del ataque, pero fueron brutalmente reprimidos. Hombres y mujeres fueron golpeados por agentes armados. Algunas personas seriamente heridas fueron internadas en los hospitales de Gonikoppal y Kumara, en tanto otras debieron ser atendidas en el lugar. Algunos medios locales, instigados por el Departamento Forestal, divulgaron la noticia falsa de que los instigadores del incidente habían sido los pobladores locales, con el apoyo de las ONGs CORD, Kushalnagar y DEED, Hunsur.
El histórico conflicto entre el Departamento Forestal y las comunidades tradicionales del Parque se intensificó en los últimos años luego de que el Gobierno de Karnataka decidiera implementar en el área el controvertido proyecto de Eco-desarrollo promovido por el Banco Mundial. El plan oficial siguió adelante, incluso violando las directrices operacionales del propio Banco respecto de los pueblos indígenas y tribales, así como sus derechos constitucionales. Los pueblos indígenas afectados han venido sufriendo atropellos en el marco de este proyecto. El panel de inspección del Banco Muncial que visitó la zona del 1ro. al 3 de setiembre de 1998 justificó la oposición de los indígenas. Empero, el gobierno de Karnataka ha preferido cerrar los ojos a la realidad y sigue insistiendo en que no hay tal desalojo forzado, sino que en su accionar cuenta con el pleno consentimiento de las poblaciones implicadas.
En India por cierto que existen leyes para salvaguardar la vida de las minorías étnicas, pero las mismas son frecuentemente ignoradas o violadas por los mismos que las confeccionan. Además quienes verdaderamente son víctimas de la violencia oficial son acusados de causar disturbios. ONGs sociales y ambientales indias están reclamando que se realice una investigación de la represión recientemente desatada y que los culpables sean sometidos a juicio.
Artículo basado en información suministrada por: Tom Griffiths, 3/8/2000.