El gobierno de Indonesia está preparando la sustitución de la Ley de Petróleo y Gas de 1960. El nuevo proyecto de ley ha generado una fuerte controversia entre el gobierno y el parlamento (Consejo Reperesentativo del Pueblo). El punto central en discordia es el futuro papel a cumplir por la empresa estatal PERTAMINA -que actualmente explota el 85% de las reservas petroleras del país y el 65% de sus reservas de gas- y su relación con los intereses económicos del Estado. Curiosamente el tema de los intereses de la población -tales como el impacto de la industria del petróleo y del gas sobre la vida de la gente y su ambiente- están ausentes de este debate a nivel oficial.
Teniendo en cuenta la larga historia de violación de los derechos humanos y destrucción ambiental asociada a la explotación petrolera y de gas -tanto por la empresa estatal como por las multinacionales petroleras- estas cuestiones deberían haber estado en el centro de la discusión. En cambio el gobierno ha elegido priorizar la apertura del país a más inversiones de las multinacionales. Las amenazas de esta tendencia son verdaderamente alarmantes, ya que peces gordos bien conocidos -como Mobil Oil, Shell, Caltex, Texaco, Unocal, Vico y Total- están esperando hacer buenos negocios en el país . . . a costa de las comunidades locales y su ambiente.
La performance de estas empresas en otros países productores de petróleo (ver artículo acerca de Total y Unocal en Birmania) o en la propia Indonesia, hacen prever un futuro sombrío para cuando el oligopolio de las corporaciones multinacionales domine el sector petrolero y del gas en Indonesia. Por ejemplo, Mobil Oil, el mayor productor de gas natural del país, ha estado vinculado a graves violaciones de los derechos humanos en la región de Aceh, al norte de Sumatra, devastada por la guerra. Campesinos de Tanjungsantan en la costa oriental de Kalimantán han estado luchando durante años contra la contaminación provocada por los desechos generados por la terminal petrolera de Unocal, que está destruyendo los arrozales, las granjas camaroneras, los manglares y los palmares de "nipah". A pesar de los reclamos de las comunidades locales, la empresa nunca se hizo responsable del daño causado. Situaciones semejantes se han dado y se dan respecto de otras empresas petroleras que operan en Kalimantán Oriental, tales como Vico (EE.UU.) y Total (Francia), las cuales han sido objeto de recientes protestas por parte de la población local.
Mientras que el gobierno de Indonesia lucha para que el parlamento le apruebe su nueva legislación, la población local de Tanjungsantan lucha por su existencia y medios de vida y ha presentado a Unocal una lista de reclamos como compensación de los daños infringidos. Si no se satisfacen estas demandas, dicen los campesinos, la compañía debería cesar sus operaciones e irse, luego de restaurar el ambiente a su condición original.
Artículo basado en información de: KEREBOK, Volume 1, Number 1, February 2000;
Down to Earth, Nº 45, May 2000; Boletín Resistencia (Oilwatch), Nº 4, junio 2000.