El Parque Nacional Komodo (PNK) fue establecido por el gobierno de Indonesia en 1980 para proteger el hábitat del excepcional lagarto gigante Varanus komodoensis, también llamado dragón de Komodo. En 1995, el gobierno central invitó a The Nature Conservancy (TNC), organización con sede en EE.UU., para realizar el manejo conjunto del parque.
TNC es uno de los terratenientes más grandes del mundo. A partir de las enormes donaciones que recibe del gobierno de los Estados Unidos (US$ 147 millones entre 1997 y 2001, y otros US$ 142 millones durante el año 2000), ha logrado comprar tierras y celebrar contratos de manejo de áreas protegidas.
De acuerdo con la actual línea comercial global en materia de conservación que siguen las ONGs transnacionales, la estrategia de TNC es generar más dinero en efectivo para la conservación a través del ecoturismo y la venta de servicios. Su propuesta es poner el manejo del Parque Nacional Komodo en manos de la compañía privada. Putri Naga Komodo (PNK), en la cual TNC posee el 60%, en tanto que el restante 40% está en manos de Jaythasha Putrindo, una compañía de turismo privada perteneciente al empresario hotelero Feisol Hashim (nacido en Malasia y pariente del primer ministro malayo Mahatir Muhammad).
La idea cuenta con el apoyo del Banco Mundial y de algunas de las comunidades que habitan en el parque. Pero otros pobladores y ONGs locales han planteado fuertes objeciones; afirman que ni ellos ni el gobierno local fueron consultados sobre el plan y que no tendrán participación en los beneficios.
La otra cara de esta estrategia es mantener el área libre de pobladores locales. Según TNC, la mayor amenaza inmediata para el parque proviene de los pescadores externos que usan prácticas de pesca destructivas. Por este motivo, ha ayudado a formar un equipo integrado por servicios de guardabosques, marina, policía y servicios pesqueros, que se encargan en forma conjunta del patrullaje de rutina.
Sin embargo, las raíces de la devastación se deben buscar en el marco de la introducción de la cría de camarón en las costas de manglares de Indonesia.
Las exportaciones de acuicultura de Indonesia fueron evaluadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en más de US$ 2.000 millones en el año 2000 –un ingreso muy importante para un país plagado de deudas. Pero no se calcularon los costos ambientales y sociales que deben pagar los pobladores locales. La comunidades costeras ya se ubican entre las más pobres de Indonesia y el Banco Asiático de Desarrollo reconoce que alrededor del 80% se encuentra bajo la línea de pobreza.
La costa de manglares que fuera talada para dar lugar a las granjas camaroneras ya no proporciona protección contra la abrasión costera, ni proporciona lugares de cría para las especies de peces costeros, ni madera, hojas medicinales y otros recursos utilizados por las comunidades locales. Las propias fincas de cría intensiva de camarón tampoco son sustentables: necesitan altos niveles de insumos químicos, sus desechos contaminan las aguas costeras locales y son responsables de la intrusión del agua salada del mar en los arrozales y otras tierras agrícolas.
Todos estos factores han distorsionado por completo la vida y las formas de sustento de las comunidades costeras, que por un lado son privadas de su forma de vida tradicional y por otro lado son culpadas por la destrucción.
El Parque Nacional Komodo ha registrado la muerte a tiros de dos pescadores a manos de la patrulla conjunta del PNK (que incluye personal de The Nature Conservancy, el Parque Nacional Komodo, el ejército y la policía) en los últimos dos años. En total, desde el establecimiento del PNK, han muerto 12 personas baleadas. Además de estos asesinatos han habido más casos de violencia; muchos pescadores afirman haber sido golpeados o torturados por la patrulla conjunta del PNK. Varios pescadores y sus familias fueron desalojados de las zona del PNK y no menos de 40 pescadores fueron torturados, arrestados y privados de sus derechos legales, siendo cada sospechoso sentenciado a una pena de prisión de entre uno y dos años por tribunales civiles.
La implementación del Programa de Áreas Marinas Protegidas ha tenido un impacto sustancial sobre el sustento de las comunidades pescadoras locales. Actualmente, aproximadamente 20.000 pobladores del PNK podrían perder la base de su sustento. The Nature Conservancy y las autoridades del PNK informan sistemáticamente al gobierno y a sus donantes internacionales que sus programas de desarrollo comunitario han tenido éxito. En realidad, la mayoría de estos programas ha fracasado.
De seguir adelante el actual plan de TNC de poner el manejo del Parque Nacional Komodo en manos de la compañía privada Putri Naga Komodo, se podría sentar un precedente preocupante: la privatización de parques nacionales tiene consecuencias graves para los pueblos indígenas cuyas tierras de propiedad tradicional se encuentran dentro de los límites de esos parques.
Artículo basado en información obtenida de: “The Hidden Problems in Komodo National Park”, de Indonesia Forum for Environment (WALHI), correo electrónico: walhi@walhi.org.id , SKEPHI, correo electrónico: skephi@cbn.net.id , NUANSA (Local Fishermen Association), The Komodo Watch; “Conservation is not for concession”, documento de posición para la COP7 del Convenio sobre Diversidad Biológica, febrero de 2004, por WALHI, Mining Advocacy Network (JATAM), correo electrónico: jatam@jatam.org , y Archipelago Indigenous People Alliance (AMAN), correo electrónico: rumahaman@cbn.net.id ; “Shrimp business destroys mangroves and livelihoods”, Down to Earth N° 58, agosto de 2003, http://dte.gn.apc.org/58mar.htm